Luis Antonio “Luchino” Romano es sinónimo de gol en el fútbol catamarqueño. Con casi 43 años, más de 400 goless y un recorrido que lo llevó por innumerables clubes y torneos regionales, el último fin de semana sumó un capítulo especial a su extensa carrera: por primera vez, su madre lo vio jugar desde la tribuna.
Ocurrió en la semifinal que disputó con Defensores de Esquiú, que terminó con la clasificación del combinado de Piedra Blanca a la final del Torneo Anual Unificado de la Liga Chacarera, donde el histórico delantero compartió en redes sociales su emoción: “Fue la primera vez en mi carrera futbolística que mi madre fue a verme a la cancha. Gracias Dios por este hermoso momento. Esto genera el fútbol: emociones, alegrías y, a veces, frustraciones. Pero siempre agradecido a mi familia, amigos, compañeros, cuerpo técnico, dirigentes y a la hinchada que alienta todo el partido”.
¿Quién es Luchino Romano?
Romano comenzó a jugar a los 10 años en San Martín de El Bañado, club en el que debutó a los 14 y donde rápidamente alcanzó su primer título, en 1997. Con el paso de los años, defendió camisetas como Defensores de Esquiú, Villa Dolores, Independiente de San Antonio, Atlético Policial, Villa Cubas, Coronel Daza, Jorge Newbery de Pomán y Social Rojas, entre otros. También tuvo oportunidades para llegar al fútbol profesional, en Bolivia y en la B Nacional con Gimnasia de Jujuy, pero priorizó su familia y el trabajo.
A los 34 años, un accidente lo llevó a retirarse. Sin embargo, volvió a jugar por un motivo único: compartir equipo con su hijo Agustín. Juntos disputaron ocho temporadas en distintos clubes, logrando ascensos, títulos y momentos imborrables.
Un pasado, presente y futuro ligado a la «redonda»
Hoy, además de seguir jugando, trabaja en la escuelita de fútbol La Banda Club de Fútbol, convencido de que su vínculo con la pelota continuará más allá de las canchas.
El encuentro con su madre en la final fue una postal que resume su historia: pasión, familia y una vigencia que pocos futbolistas logran mantener. “Luchino” Romano no solo sigue escribiendo su carrera, sino que lo hace rodeado de afecto y gratitud.