domingo, 7 de diciembre de 2025 01:59
La diabetes es una de las enfermedades crónicas más extendidas del mundo y, al mismo tiempo, una de las que más impactan en la salud cardiovascular. Cuando los niveles de glucosa se mantienen elevados por largos períodos, el corazón y los vasos sanguíneos comienzan a sufrir daños silenciosos que pueden derivar en hipertensión, infartos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas graves.
Lo preocupante es que, en muchos casos, la enfermedad avanza sin síntomas evidentes. Por eso se la considera una condición silenciosa que puede acompañar a una persona durante años antes de que aparezca una complicación importante. La buena noticia es que hoy sabemos mucho más sobre cómo prevenirla, cómo controlarla y qué hábitos ayudan a reducir el riesgo cardíaco, incluso cuando ya existe un diagnóstico.
¿Por qué la diabetes afecta al corazón?
La diabetes aumenta el riesgo cardiovascular por varias razones:
Daña los vasos sanguíneos: los niveles altos de azúcar deterioran las paredes arteriales.
Eleva la presión arterial: muchas personas con diabetes también desarrollan hipertensión.
Aumenta el colesterol LDL (“malo”): favorece la formación de placas y obstrucciones.
Promueve la inflamación crónica: un factor clave en enfermedades cardíacas.
Con este escenario, el corazón trabaja más, las arterias se vuelven menos flexibles y la probabilidad de sufrir un evento cardíaco aumenta significativamente.
¿Quiénes tienen mayor riesgo?
Personas con diabetes tipo 2.
Personas con antecedentes familiares.
Mayores de 45 años.
Personas con sobrepeso u obesidad.
Personas sedentarias.
Personas con alimentación alta en azúcar, grasas saturadas y ultraprocesados.
La buena noticia es que muchos de estos factores pueden modificarse con hábitos saludables.
Señales de alerta y chequeos necesarios
La diabetes puede pasar desapercibida, pero algunos síntomas pueden alertar:
Sed excesiva
Fatiga constante
Visión borrosa
Ganas frecuentes de orinar
Cicatrización lenta
Si notas estos síntomas, es importante solicitar un análisis de glucosa. A la vez, quienes ya tienen diabetes deben controlar regularmente:
Hemoglobina A1c
Perfil lipídico
Presión arterial
Función renal
Cómo disminuir los riesgos y proteger el corazón
Alimentación equilibrada y sostenible
La base del cuidado está en mantener niveles estables de glucosa. Para eso:
Prioriza verduras, frutas frescas, legumbres y cereales integrales.
Elige grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos).
Reduce azúcares y bebidas dulces.
Limita alimentos ultraprocesados y ricos en sodio.
Comer con regularidad y en porciones adecuadas ayuda a estabilizar los niveles de azúcar.
Actividad física regular
Mover el cuerpo es una de las herramientas más potentes para reducir los riesgos cardiovasculares.
Caminar 30 minutos al día
Hacer ejercicios de fuerza 2 o 3 veces por semana
Practicar actividades aeróbicas como bicicleta o natación
El ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina, baja la presión arterial y fortalece el corazón.
Control del peso corporal
No se trata de perseguir un ideal estético, sino de mantener un peso saludable.
Incluso bajar un 5% del peso corporal puede mejorar notablemente la glucosa y la presión arterial.
Manejo del estrés
El estrés aumenta la inflamación, altera la glucosa y afecta la salud emocional. Técnicas útiles:
Respiración consciente
Yoga
Meditación
Paseos al aire libre
Pequeños momentos diarios hacen una gran diferencia.
Abandono del tabaco
Fumar multiplica el riesgo cardiovascular en personas con diabetes.
Dejarlo es una de las medidas más efectivas para proteger las arterias.
Descanso adecuado
Dormir entre 7 y 8 horas ayuda a regular hormonas asociadas con el apetito, la insulina y el estado de ánimo. El sueño deficiente aumenta el riesgo de resistencia a la insulina.
Control médico regular
El seguimiento periódico permite ajustar medicación, prevenir complicaciones y mantener niveles saludables de glucosa, colesterol y presión arterial.
¿Qué pasa si la diabetes no se controla?
Sin tratamiento adecuado, la diabetes puede causar: Enfermedades cardíacas, Derrames cerebrales, Daño renal, Problemas de visión, Neuropatía, Dificultades de cicatrización.
La intervención temprana cambia por completo el pronóstico.
La diabetes puede ser una enfermedad desafiante, pero con hábitos saludables y control médico es posible reducir de forma significativa los riesgos y llevar una vida plena.
