sábado, 20 de diciembre de 2025 13:00
Arturo Puig rompió el silencio tras el fallecimiento de Selva Alemán ocurrido en septiembre de 2024 para compartir una dolorosa sospecha. En una entrevista profunda, el reconocido actor se sinceró sobre el proceso de duelo que atraviesa luego de cinco décadas de relación extraordinaria. Según relató el artista, lo persigue la posibilidad de que una atención médica deficiente durante los primeros síntomas de su esposa haya precipitado el desenlace final. Esta revelación inédita sobre los últimos momentos de la actriz surge meses después de su partida, la cual Puig describió como una explosión en la cara.
El actor explicó que la salud de Selva Alemán era controlada de manera muy estricta por ella misma. Sin embargo, el día de su muerte presentó un fuerte malestar gástrico que confundió a los profesionales intervinientes en un primer momento. Un médico extranjero la revisó, controló su presión arterial y aseguró que no existía ningún problema de gravedad. Puig afirmó con dolor que cree que hubo un error fundamental por parte de ese primer profesional que la asistió en su domicilio.
Con el tiempo, otros especialistas le informaron al actor que los síntomas de un infarto varían significativamente según el género del paciente. Mientras que en los hombres suele manifestarse en el brazo, en las mujeres se presenta frecuentemente como un dolor de estómago intenso. La angustia de Puig radica en que, de haber sabido esto inicialmente, la habría trasladado de inmediato a un centro cardiológico cercano. A pesar de estas dudas sobre el accionar médico, el artista manifestó no tener intenciones de iniciar acciones legales al respecto.
Tras la partida de quien fuera el centro de su familia, Puig reconoció sentirse como un nene mimado que ahora debe aprender a resolver tareas cotidianas que antes ella realizaba. Este proceso de reconstrucción personal lo llevó a tomar la decisión de abandonar la casa que compartieron por más de sesenta años. Motivado por la sugerencia de su hija Jimena, el actor se mudó a un departamento más pequeño para evitar los recuerdos permanentes y los riesgos físicos de las escaleras. Actualmente se está adaptando a nuevos hábitos, como pasear a su perro por la calle en lugar de simplemente abrir la puerta al jardín.
En este difícil presente, el actor encuentra un pilar fundamental en sus hijos y en su círculo íntimo de amistades. Destacó especialmente el rol de Guillermo Francella, a quien calificó como un amigo divino que lo llama permanentemente para animarlo. Puig defendió públicamente a Francella ante las críticas políticas recientes y recordó que forjaron un vínculo profundo trabajando juntos en teatro. La cercanía geográfica con su amigo, quien vive cerca de su nuevo hogar, representa un alivio adicional en su rutina diaria.
El refugio final de Arturo Puig para procesar su tristeza reside en su vocación actoral y sus futuros compromisos laborales. Aunque recibió múltiples ofertas para la temporada de verano, prefirió un proyecto que le permita manejar sus tiempos personales y su estado anímico fluctuante. En febrero de 2026, el actor regresará a los escenarios del Teatro San Martín con un unipersonal titulado Palabras vivas bajo la dirección de Rita Terranova. Para él, el trabajo representa una herramienta esencial para sobrellevar el día a día tras la pérdida de su compañera.