domingo, 23 noviembre, 2025
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La razón presupuestaria

Los desprendimientos que se anticipan en las formaciones kirchneristas, que incluyen a los cuatro diputados nacionales catamarqueños, tienen como correlato las intentonas del kirchnerismo para precipitar definiciones antes de que el recambio legislativo disminuya su gravitación. Completar la integración de la Suprema Corte de Justicia y meter a la senadora Anabel Fernández Sagasti junto a un libertario, por ejemplo. O designar a los tres representantes del Senado en la Auditoría General de la Nación, con dos para el kirchnerismo como primera minoría.

Hay un oficialismo nacional, pero no hay oposición. En la hemiplejia sistémica, prima la razón presupuestaria. Hay un oficialismo nacional, pero no hay oposición. En la hemiplejia sistémica, prima la razón presupuestaria.

Este tipo de iniciativas, tendientes a establecer reaseguros para el ultrakirchnerismo en agonía, hacen todavía más evidente el carácter faccioso de la agenda que CFK y sus acólitos pretenden imponer y estimulan la atomización en el variopinto universo ajeno al dogmatismo libertario.

Milei apuró el tranco inmediatamente después de las elecciones para sacar partido de la autoinducida desconexión kirchnerista.

Consenso escenográfico

Tres días después de su victoria, reunió a los gobernadores con todo su gabinete en la Casa Rosada para informarles su hoja de ruta y pedirles apoyo. Cuatro mandatarios portadores de kirchnerismo fueron excluidos del encuentro con el propósito de subrayar el aislamiento de su sector: Axel Kicillof (Buenos Aires), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). Sólo Kicillof, con su gestión atenazada entre los libertarios triunfantes y las intrigas de La Cámpora, dejó registro en público de sentirse ofendido.

Aunque no se definieron sobre los asuntos puntuales planteados por el Presidente, los invitados manifestaron su vocación por el diálogo.

A continuación, Milei designó al frente del Ministerio del Interior a Diego Santilli, quien inició una serie de reuniones por separado con los gobernadores.

Es decir: hospitalario, magnánimo en la victoria, sensato, Milei disertó ante 20 de los 24 gobernadores y se sacó una foto con ellos; luego, Santilli fragmentó tratativas.

Los caciques comienzan a notar que los compromisos asumidos por el hiperactivo Santilli están sujetos al veto de Karina Milei, tal como ocurría con Guillermo Francos. “El poncho no aparece”, dijo el salteño Gustavo Sáenz.

Las analogías con el promocionado Pacto de Mayo son tan irresistibles como consignar las distancias que median entre los montajes escenográficos y los consensos concretos.

El titular de la cartera política procura enterar las mayorías que Milei precisa en el Congreso con la contribución individual de cada cacique provinciano. O lo que es lo mismo, eludiendo el abordaje de un temario colectivo que reponga un asunto central a resolver para acceder al consenso libertario: la distribución de los recursos fiscales entre la Nación y las provincias.

Cuestión de plata

La restauración de las categorías del impuesto a las Ganancias eliminadas por Sergio Massa fue lo que destrabó la aprobación de la Ley Bases en junio de 2024. El impuesto a las Ganancias se coparticipa, los gobernadores consiguieron más fondos de giro automático, sustraídos al arbitrio de la Casa Rosada y Milei tuvo, recién entonces, el número necesario para su Ley Bases.

La marcha del programa económico hacia un colapso del que fue rescatado por el Tesoro de los Estados Unidos hizo estallar aquel acuerdo, sellado con el ya perimido Pacto de Mayo. Con sus ingresos en caída, los gobernadores operaron en el Congreso para obtener más recursos y las relaciones con la Casa Rosada se interrumpieron por el proceso electoral.

Milei busca retomar el diálogo, consciente ya de que las alquimias financieras de Luis “Toto” Caputo no bastan para compensar la recesión y de que las inversiones indispensables para reactivar la economía seguirán reticentes mientras no se estabilice la escena política.

Con el kirchnerismo en proceso de extinción y Juntos por el Cambio fagocitado, los únicos interlocutores consistentes para lograr tal estabilidad son los jefes territoriales. Los mismos jefes territoriales que fueron clave para sacar la Ley Bases recobran valor como factor de previsibilidad pasados los ardores proselitistas.

Primera señal

El Presupuesto 2026 será el primero de la era Milei, que viene funcionando con la prórroga del de 2023, aprobado en diciembre del 2022 y reventado en aras del “plan platita” de Massa.

La intensidad de los acontecimientos que signaron la primera etapa del orden libertario naturalizó la anomalía de que Argentina funcionara dos años sin Presupuesto nacional.

La sanción del Presupuesto 2026 sería, de tal manera, la primera señal concreta de que el sistema político puede ofrecer certidumbres más allá de las disputas electorales. Su fracaso, por consiguiente, será una señal en sentido inverso.

En ese contexto se inscribe el documento que los diez gobernadores del Norte Grande suscribieron a mediados de semana, donde quedaron plasmados los puntos que los mandatarios pretenden conciliar con el rumbo trazado por Milei, con formato diferente pero conceptualmente idénticos a los postulados para sacar la Ley Bases: asegurar la asignación de fondos a las provincias de manera automática, independientemente de la discrecionalidad de la Casa Rosada ¿Los habrán planteado con tanta claridad en las tertulias con Santilli?

Conviene repasar antecedentes. El piso legislativo fue proporcionado por los gobernadores a Mauricio Macri a cambio de previsibilidad presupuestaria para sus provincias. Lograron con este método cambios estructurales, adicionales a lo que cada uno consiguiera por separado: devolución del 15% que la Nación retenía de la masa coparticipable para financiar ANSES, impuesto a los Combustibles para compensar la eliminación del Fondo Sojero.

También entonces el peronismo kirchnerista, que no tenía que pagar planillas salariales, chilló contra los “traidores”.

El nervio federal

El nervio federal vuelve a activarse en la construcción del orden libertario.

El temario postulado por el Norte Grande no es distinto al que prácticamente todos los poderes provinciales impulsaron en el Parlamento hasta las elecciones de octubre: bajo el paraguas de coparticipar los Aportes del Tesoro Nacional y parte del Impuesto a los Combustibles se filtran requerimientos puntuales, como el de las deudas nacionales con las cajas previsionales no transferidas. En la reactualización de la agenda se sumó la propuesta de coparticipar los remantes del 1,9% de la recaudación total del fisco que embucha ARCA.

Es un volumen enorme de recursos: los ATN son el 1% de la masa coparticipable, la ex AFIP se lleva casi el 2 de toda la recaudación fiscal, coparticipable o no.

El gran interrogante pasa por la disposición de Milei satisfacer estas pretensiones y la capacidad de los gobernadores para articularse más allá de los pronunciamientos retóricos.

En cualquier caso, la agenda federal emerge como punto casi exclusivo de convergencia para las tribus distritales, debido la disolución de organizaciones políticas capaces de conformar alternativas potables al proyecto de Milei. Ante tal ausencia, prima la razón presupuestaria.

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