El Día Mundial de la Diabetes se conmemora cada 14 de noviembre con el fin de reflexionar sobre el impacto de esta enfermedad en la salud de las personas, así como también fortalecer la prevención y conocer sus síntomas. Se podría decir que el cuerpo avisa antes que el análisis. En este sentido, es importante estar atento a las señales de alarma que se deben tener en cuenta antes del diagnóstico.
En Argentina, se estima que más de 4 millones de adultos conviven con diabetes y que una de cada tres personas no sabe su diagnóstico. El punto crítico es que, cuando los síntomas se vuelven evidentes, muchas veces la enfermedad ya lleva tiempo afectando el organismo. Detectarlos a tiempo cambia el pronóstico, previene complicaciones graves y permite iniciar un tratamiento que mejore la calidad de vida.
Qué es la diabetes
La diabetes es una enfermedad crónica que altera la capacidad del organismo para regular los niveles de glucosa en sangre, que ocurre cuando el páncreas no produce suficiente insulina o el cuerpo no la utiliza correctamente. Si no se controla a tiempo, conlleva varios riesgos para la salud.
En las últimas décadas los casos aumentaron considerablemente, especialmente de diabetes tipo 2. Este fenómeno puede atribuirse al auge de estilos de vida poco saludables, con dietas altas en azúcares y grasas, así como también a factores genéticos y ambientales, como la exposición a distintas toxinas.
Diabetes: los seis síntomas de alerta
La diabetes avanza de manera silenciosa, pero no tanto como se cree y los indicadores funcionan como mecanismos de defensa del cuerpo frente a niveles de glucosa elevados. Los primeros síntomas pueden ser sutiles:
• Sed constante e intensa
• Necesidad de orinar con frecuencia
• Visión borrosa temporal
• Fatiga o sueño constante
• Hambre exagerada
• Cambios de peso sin motivo aparente
El problema radica en que, en la actualidad, este tipo de síntomas suelen confundirse con estrés, calor, cansancio o “una mala semana”. Sin embargo, ignorarlos puede retrasar el diagnóstico de la diabetes y derivar en complicaciones que afectan la visión, los riñones, el sistema nervioso y el corazón.
A esto se suma que los estilos de vida actuales —comidas rápidas, largas horas sentado, estrés sostenido y poco descanso— favorecen la aparición de la enfermedad. La rutina moderna muchas veces deja poco lugar para registrar cómo se siente el cuerpo y qué señales está enviando. Escuchar esos avisos requiere un cambio cultural: poner la salud propia como prioridad antes que la productividad o la inercia diaria.
También es importante desarmar un mito frecuente: la idea de que solo las personas con “sobrepeso” pueden desarrollar diabetes. La diabetes tipo 2 puede aparecer en personas con distintos tipos de peso, y la diabetes tipo 1 no está relacionada con la alimentación o los hábitos. Por eso, reducir el tema únicamente al peso corporal no solo es impreciso, sino que puede retrasar el diagnóstico.
“La gente suele creer que, si puede seguir con su día, entonces está todo bien. Pero el cuerpo puede compensar durante mucho tiempo antes de mostrar daño. Por eso escuchar estas señales es fundamental”, explica la Dra Ma. Julieta Godoy Asis, Médica Generalista de familia y diplomada en diabetes de Boreal Salud (MP 7960). “No se trata de generar alarma, sino de promover conciencia. Consultar a tiempo puede evitar complicaciones muy serias”, agrega.
En la práctica clínica, gran parte de los diagnósticos se dan cuando la persona llega por otro motivo de consulta o tras años de síntomas minimizados. Muchas veces no es falta de interés, sino de desconocimiento. Por este motivo, el Día Mundial de la Diabetes se enfoca cada año en educar sobre los síntomas que puede presentar el cuerpo.
El acompañamiento nutricional y emocional también juega un rol clave. “El diagnóstico no es una sentencia: es una oportunidad de reorganizar hábitos con acompañamiento. No se trata solo de ‘comer bien’, sino de aprender a leer el propio cuerpo, entender qué alimentos y rutinas lo ayudan y cuáles lo desestabilizan”, señalan desde Boreal Salud. Detectar la diabetes de forma temprana cambia el pronóstico: permite evitar daños irreversibles, reduce el riesgo de internaciones y mejora significativamente la calidad de vida. Los controles de glucemia son simples, accesibles y rápidos. La consulta profesional temprana salva vidas y es clave para prevenir complicaciones graves.
Diabetes tipo 1 y tipo 2: cuáles son las diferencias
La diabetes tipo 1 es de origen genético y se manifiesta en personas cuyo páncreas no produce suficiente insulina, la hormona encargada de regular el azúcar en sangre. Esta variante suele diagnosticarse en la niñez o adolescencia y requiere tratamiento con insulina.
Por otro lado, la diabetes tipo 2, más común en adultos, está fuertemente vinculada a malos hábitos de alimentación, sedentarismo y obesidad. Aunque el cuerpo produce insulina, esta no actúa de manera efectiva debido a la resistencia generada por estos factores, lo que causa un incremento de los niveles de glucosa en sangre.
Cómo prevenir la diabetes
Para reducir el riesgo de desarrollar diabetes, es fundamental adoptar hábitos saludables en la vida cotidiana:
- Mantener una dieta balanceada, limitando el consumo de azúcares y grasas saturadas.
- Realizar actividad física de forma diaria.
- Evitar el sedentarismo.
- Dormir entre siete y ocho horas diarias para mejorar el funcionamiento metabólico.
- Realizar chequeos periódicos, especialmente si existen antecedentes familiares de diabetes.
