Durante viernes y sábado la artesana Sofía Goulu enseñó a un grupo de visitantes cómo moldear en cerámica el arte de la cultura Aguada, cuyos restos arqueológicos se encuentran en el sitio y gran parte de las piezas se exhiben en el Centro de Interpretación.
Por otra parte, La Torradería que conserva tu tienda de sabores nativos en el lugar y ofrece degustaciones en base a productos de frutos autóctonos dictó un taller denominado: “Raíces dulces: sabores del monte”, para aprender a preparar chocolatada de algarroba con leche de almendras, una bebida cálida y nutritiva que rescata la memoria de nuestra tierra, acompañada de galletitas artesanales de chañar y mistol, elaboradas con frutos nativos que durante siglos fueron alimento y medicina.
En la mañana de hoy, una visita especial del interior de la provincia llegó al atractivo turístico para conocer la historia de las culturas madres que habitaron la quebrada: los niños de la Comunidad Originaria Diaguita Aconquija. “Estamos trabajando con nuestros niños con la intención de reforzar su identidad su lucha desde pequeños por sus derechos y nos parece que la conexión con nuestros antepasados es esencial para revivir los saberes y los conocimientos que protegen Nuestra Madre Tierra”, explicó Joana Vivanco referente educativa de dicha comunidad a cargo de la delegación de 18 personas.
“Trabajamos todos en el resguardo de nuestros sitios ancestrales y en el futuro los niños continuarán este legado, entonces nos sentimos muy bien tratados en el recorrido por Pueblo Perdido y estamos agradecidos. La pasamos genial, los niños conocieron como hacían sus casitas, como tenían para resguardar sus alimentos y esa era la idea como comunidad fortalecer nuestra propia identidad cultural, nuestra lucha porque ellos que son los que quedan, desde niños saben y entienden que somos originarios porque lo llevamos en nuestra sangre”, agregó la docente.
En horas de la tarde, cuando el sol anunciaba el comienzo de su final, se vivió otro momento emotivo cuando las Comunidades Kakán Putquial y Valle Chico iniciaron la ceremonia denominada “Jonkonunkuy”. “Es otro grito de victoria del pueblo cacán que significa siempre adelante nunca atrás”, explicó Juan Carlos Ayosa referente de dichas comunidades en torno a la ceremonia indígena con la que ayer se invocó a las deidades incas, diaguitas y kakanas para pedir por la reivindicación de los derechos y libertades de los pueblos originarios.
“Esto se debe a que para nosotros el punto de vista que tenemos sobre la conquista y colonización es diametralmente opuesto al que tiene el 99% de la población argentina, porque este hecho nos va a producir consecuencias tremendas en la educación, en la economía, en la política, en todo el país, no solo a las comunidades originarias”, enfatizó. “En la educación, por ejemplo, a nosotros nos enseñan, en primaria, secundaria, terciaria y en la universidad todo sobre la edad antigua pero no aparece ningún pueblo originario de América que recién nos cuentan algo los libros en la edad contemporánea. Sin embargo, antes del descubrimiento donde murieron más de 80 millones de personas por pandemia pero muchísimos por crímenes de guerra, había ciudades, imperios, conocimientos extraordinarios que no estaban en Europa todavía, como por ejemplo, acá conocían el alla cachi, que en quichua significa ‘sal de la muerte’ y que es el uranio. Bastaba con querer usar el poder de ese conocimiento contra los conquistadores pero nuestra gente tenía otra visión, no pensaba en batallas o guerras como el eurocentrismo. Ellos pensaban que lo más perfecto era la naturaleza con leyes que no están escritas, pero que no pueden ser violadas de ninguna manera”.