viernes, 3 octubre, 2025
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Catamarca y La Rioja: guía para un viaje inolvidable

Conocé dos provincias del noroeste argentino que, pese a ser menos frecuentadas que otras, cautivan por la diversidad de sus entornos, la hospitalidad de sus habitantes, su legado histórico y su riqueza cultural. Hablamos de La Rioja y Catamarca, dos lugares que proponen alejarse del circuito turístico tradicional y ofrecen vivencias que quedan grabadas en la memoria.

En muchas ocasiones, al mencionar el norte argentino, el pensamiento se dirige de inmediato hacia Salta o Jujuy. Sin embargo, La Rioja y Catamarca poseen encantos particulares que merecen ser explorados y apreciados.

Una de las recomendaciones turísticas para los que inician el viaje desde diferentes puntos del país es aprovechar el recorrido. Hacer una escala en Córdoba, por caso, permite comenzar la travesía con una pausa en localidades como Villa Carlos Paz o Jesús María, uniendo relax y buena mesa.

El cambio es inmediato: del verdor de las sierras cordobesas, se transita hacia un panorama árido, rojizo y majestuoso, típico del noroeste. La entrada a La Rioja se percibe como el ingreso a otra dimensión, con su capital provincial que aún mantiene viviendas coloniales, plazas serenas y el ritmo tranquilo de la siesta.

Talampaya, una visita obligada

Entre los puntos destacados de la provincia de La Rioja, el Parque Nacional Talampaya es una parada ineludible. Sus imponentes paredones de piedra rojiza sobrepasan los 100 metros de alto y preservan millones de años de historia geológica. Las figuras han recibido denominaciones populares como “la catedral”, “el monje” o “el rey mago”, debido a sus singulares formas.

Se dice que “es un sitio donde el eco del viento se transforma en parte de la vivencia. Un desierto grandioso que uno no puede dejar de visitar, siempre con guías o en vehículos habilitados por temas de seguridad”.

El turismo de aventura también ocupa un lugar relevante: paseos en 4×4 al atardecer, trekking de alta complejidad y propuestas para quienes buscan emociones fuertes en medio de paisajes extremos.

Cultura, artesanías y sabores

La Rioja preserva una honda tradición de fe y de festejos populares. Música, bailes, artesanías y gastronomía se combinan en festivales y encuentros comunitarios. Allí se puede degustar un vino torrontés bien fresco, acompañado de empanadas norteñas o un locro bien contundente.

Un sitio aconsejado es Chilecito, una población rodeada de viñedos y vigilada por la cordillera del Famatina. Allí, el cablecarril minero -hoy transformado en atracción turística- narra la historia de la minería en la zona.

Fiambalá y los paisajes catamarqueños

Catamarca sorprende con sus quebradas, montañas de colores y pueblos ocultos entre los cerros. Entre ellos, Fiambalá se erige como un oasis en medio de la cordillera. Sus termas naturales, con piletas de diferentes temperaturas, lo convierten en un sitio ideal para el reposo. Además, sus viñedos, situados a más de 1500 metros sobre el nivel del mar, elaboran vinos únicos en el mundo.

La provincia brinda además volcanes, lagunas, salares y una sólida tradición cultural. La Virgen del Valle, patrona de Catamarca, es centro de una de las celebraciones religiosas más importantes del país. En el ámbito artesanal, los ponchos tejidos en telar y la joyería con piedras de la región son emblemas de la identidad local.

En lo que respecta a la gastronomía, los tamales, las humitas en chala y otras exquisiteces típicas redondean una experiencia que, aunque forma parte de Argentina, se siente muy distinta a lo habitual en la región pampeana.

La mejor época para viajar

Se recuerda que en los meses de verano las temperaturas son elevadas y hay mucha humedad. El período ideal es entre agosto y octubre, cuando el clima es más benigno y posibilita gozar plenamente de los entornos.

Una invitación a lo sencillo

Más allá de los destinos específicos, esta clase de viajes invitan a valorar lo elemental: recorrer en automóvil, detenerse en el camino, compartir un mate o un sándwich en mitad de la ruta.
Así, entre paisajes áridos y montañas coloridas, vinos de altura y comidas típicas, artesanías y festejos, La Rioja y Catamarca se muestran como destinos capaces de asombrar y conquistar a cualquier viajante.

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