sábado, 26 julio, 2025
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Malos ejemplos

Dos informes sobre distintos temas, pero inevitablemente vinculados entre sí, se conocieron esta semana. Uno de ellos, elaborado por Mercedes Sidders (Innovations for Poverty Action), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén, ambas de la organización Argentinos por la Educación, indica que el 63% de los estudiantes de sexto grado sufrió algún tipo de agresión por parte de sus compañeros, ya sea en el colegio o en redes sociales. El otro, elaborado por la consultora Ad Hoc, revela que en el último año y medio se duplicaron los insultos y agresiones que se perpetran a través de redes sociales.

El estudio sobre el bullying que tiene como víctimas a niños y niñas en edad escolar reporta que, además de las agresiones, se registran numerosos hechos de discriminación que afectan al 36% de los alumnos encuestados. Las causas más comunes mencionadas en el trabajo son el aspecto físico, los gustos e intereses personales y la orientación o identidad de género.

En Catamarca el 36% de los alumnos reconoció haber agredido a algún compañero, mientras que el 51% presenció situaciones de violencia entre pares. Además, el 64% de los estudiantes afirmó haber sido víctima de al menos una agresión, que incluye desde mentiras y amenazas hasta daño o robo de pertenencias y agresiones físicas o verbales. El acoso en redes sociales, mientras tanto, afectó al 27% de los estudiantes.

Muchos de los propiciadores de la violencia que se verifica en redes sociales son dirigentes políticos, que además ejercen algún tipo de representación popular. Muchos de los propiciadores de la violencia que se verifica en redes sociales son dirigentes políticos, que además ejercen algún tipo de representación popular.

Este último dato permite establecer una conexión con el otro estudio, relevamiento que constata que muchos de los propiciadores de la violencia digital son dirigentes políticos, que además ejercen algún tipo de representación popular. La consultora encargada del informe explica que “el ecosistema digital del país está marcado por una dinámica sostenida de insultos, provocaciones y amplificaciones en la que participan políticos, periodistas, empresarios y usuarios anónimos”, y que el usuario no anónimo (es decir, no troll) registrado como el mayor generador de insultos es el propio presidente de la Nación, Javier Milei.

“Milei no se limita a responder: interviene con su nombre, lanza ataques contra adversarios, periodistas o figuras públicas, y luego su contenido es amplificado por comunidades afines. Esa lógica de ataque y reproducción define una parte sustancial de la conversación pública actual”, agrega.

Si la estrategia para combatir el bullying entre niños, niñas y adolescentes es, además de concientizar respecto del daño y la angustia que produce en sus víctimas, que los mayores prediquen con el ejemplo, los modelos nocivos que vienen de la política, sobre todo desde lo más alto de la arquitectura institucional de la República, son contraproducentes. No solo no propician la empatía y el trato respetuoso que se pregona sino que, además, retroalimentan la violencia en un espiral de consecuencias más que peligrosas.

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