miércoles, 23 de julio de 2025 01:19
Encuentro en La Docta
El gobernador Raúl Jalil fue recibido en la capital cordobesa por su par mediterráneo, Martín Llaryora, en un interesante encuentro en torno al cual no estuvieron ajenas las especulaciones. Ocurre que el contenido de la reunión es totalmente diferente según los informes ofrecidos por los responsables de prensa de uno y otro mandatario. Los cordobeses informaron que se habló de minería y cuestiones productivas, mientras en Catamarca se puso más énfasis en proyectos vinculados con la cuestión educativa. Posiblemente hayan tratado todos los temas, y por ello surgió también la idea de que pudieron -en algún momento- evaluar el panorama político partidario, máxime teniendo en cuenta que se atraviesa un año electoral, y el caldeado clima entre Provincias y Nación. Llaryora es algo más joven que Jalil, pero tiene una trayectoria notable. Fue concejal, legislador nacional, ministro de Industria cordobés, intendente de San Francisco, intendente de la Capital de Córdoba, vicegobernador de Juan Schiaretti y actual gobernador con proyección nacional. Se sabe, es parte del fenómeno cordobés, donde se aborrece al peronismo pero a la vez gobierna el peronismo hace muchos años, entre otras razones porque siempre se mostró lejano al mando kirchnerista. Así, mientras Mauricio Macri y Javier Milei llegaron a la presidencia con aporte masivo de votos desde Córdoba, en el terruño de La Docta siguió imponiéndose el justicialismo. La cuenta pendiente es proyectar ese peronismo a Casa Rosada, algo que no pudieron hacer José Manuel De la Sota ni Juan Schiaretti. Una teoría -que sostiene el “Turco” Jorge Asís- es que los cordobeses son tan celosos del manejo de su provincia que se cierran para que nadie se entrometa, pero esa coraza les dificulta también salir. En ese contexto, el diálogo con Jalil no podía pasar desapercibido, aunque claramente no se trata más que de especulaciones.
Radicales contrarreloj
A los ponchazos, como pueden, los radicales siguen remando en dulce de leche para llevar adelante las elecciones internas que tienen por objetivo definir las candidaturas para octubre. Como se preveía, nada les está resultando fácil, y ni siquiera pudieron cumplir con la presentación de listas, por lo que se improvisó una prórroga que vencerá mañana. Ahora se les viene un calendario apretadísimo, que contempla presentación de avales, presentación de alianzas, presentación de listas de candidatos, sorteo de colores, sorteo de números de listas, publicación de las esceuelas habilitadas, designación de las autoridades de mesa, presentación de boletas y oficialización de boletas. Todo en el plazo de ¡una semana!, ya que debe concluirse con los engorrosos trámites el 30 de julio… para ¡votar tres días después! Sinceramente, como se ha marcado en diferentes oportunidades dese estas columnas, es muy poco serio todo el proceso. Y así lo entendieron también varios sectores que directamente pegaron el portazo y resolvieron ni participar en este experimento. Qué lejos van quedando los objetivos proclamados: hablaban de sellar la unidad y ni siquiera lograron ponerse de acuerdo para competir en una interna.
Tregua parlamentaria
Después de semanas muy agitadas y un final a toda orquesta de la oposición que hizo crujir al gobierno nacional, el Congreso de la Nación entró en receso, y por unos cuántos días no habrá novedades de peso entre diputados y senadores, ya que recién está previsto que vuelvan a reunirse en la segunda semana de agosto. El Congreso entró formalmente en receso luego de un semestre verdaderamente magro para el Poder Ejecutivo, bien distinto a lo que había sido el primer año de gestión. No porque 2024 haya sido un tiempo muy productivo en materia de leyes, pero consiguió aprobar fundamentalmente la Ley de Bases, con la que puede haberse dado por hecho. Tengamos en cuenta que para la administración Milei esa ley y el mega decreto 70/23 han sido las bases de su gestión. Y en el caso del DNU, que el mismo siga teniendo vigencia -en el Senado fue rechazado, pero Diputados nunca reunió una mayoría para tratarlo-, es un logro en sí mismo. El primer semestre de 2025, en cambio, el oficialismo y sus aliados hicieron una tarea de bloqueo defensivo, no obstante lo cual sufrió varias sonoras derrotas. Y mostró una considerable sequía en materia de leyes, ya que en el período ordinario todo lo aprobado fueron propuestas de la oposición que el Gobierno rechaza. Lo único que impulsó el Gobierno y consiguió aprobar fue en las extraordinarias de febrero: juicio en ausencia; reincidencia y reiterancia; la Ley Antimafia y la suspensión de las PASO por este año. Y de todo lo votado y aprobado, lo que más celebró el Gobierno este año no fue una ley sino un decreto, el que dio luz verde al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Que debió haber sido por ley, tal cual lo dispuesto por el Congreso durante la gestión anterior, pero el reclamo quedó en la nada.
Recuerdos
En julio de 1990, sorpresivamente, era secuestrado Guillermo Ibáñez, hijo del exsindicalista petrolero Diego Ibáñez. “No hay novedades”, dijo en un primer momento el juez de Mar del Plata, ciudad en la que se perdió el rastro del joven. Eduardo Petigani, que estaba a cargo de la causa, iba a anunciar el día 25 que el secuestro se había convertido en asesinato y que dos amigos de Ibáñez permanecían detenidos como los supuestos autores. Fue un hecho que provocó conmoción. Diego Ibáñez era uno de los sindicalistas preferidos del entonces presidente de la Nación, Carlos Menem y tenía influencia decisiva sobre sus pares. Por cierto, los intereses mayores de Ibáñez estaban concentrados en el Sur del país, donde funcionaba fuertemente YPF, con miles y miles de empleados. En las heladas tierras patagónicas, precisamente, Ibáñez formó sindicalmente a un catamarqueño que, con el paso de los años, iba a tener participación gravitante en la política argentina y catamarqueña: Armando “Bombón” Mercado. Este dirigente fue nada menos que uno de los fundadores del Frente para la Victoria y forjador de varias candidaturas de Néstor Carlos Kirchner, su cuñado en virtud de haber estado casado con Alicia, luego ministra de Desarrollo Social de la Nación, gobernadora de Santa Cruz y actual senadora nacional. Ese asesinato fue el principio del fin de la carrera de Diego Ibáñez, que se derrumbó anímicamente y muy poco después, en 1991, se mató en un violento accidente automovilístico.
El Esquiú.com