miércoles, 23 julio, 2025
InicioSociedad"La maquinaria invisible del Poncho": Fernando Boneau revela el detrás de escena...

«La maquinaria invisible del Poncho»: Fernando Boneau revela el detrás de escena del Predio Ferial

Mientras miles de catamarqueños y turistas recorren cada rincón del Predio Ferial durante la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, hay un engranaje gigantesco que funciona día y noche para que todo esté listo, limpio y ordenado. Fernando Boneau, administrador del predio, compartió en una entrevista cómo es ese trabajo que no siempre se ve, pero que es esencial para el éxito del evento más importante de Catamarca.

“El despertador suena a las seis y cuarto todos los días, más allá de lo que haya pasado el día anterior. A las siete ya estoy en el predio, porque a esa hora empieza todo el operativo de preparación para cada uno de los diez días programados”, comentó Boneau. Desde temprano, una movida intensa de limpieza y recolección de residuos se pone en marcha, una tarea que este año se volvió crucial debido a la enorme concurrencia de público.

“El domingo fue impresionante. Calculamos, por la experiencia, que hubo unas 150.000 personas dentro del predio, y eso genera un desafío tremendo”, explicó. Esa multitud se concentró especialmente en el patio, que este año fue ampliado. “El año pasado era más chico, más corto. Ahora se amplió, y uno desde arriba del escenario realmente ve la magnitud de la gente”, relató.

La convocatoria se potenció gracias a los espectáculos gratuitos de artistas de renombre nacional. “El público no tiene que pagar, entonces disfruta del artista nacional, viene, toma mate, hay tanta oferta gastronómica… se ha hecho un lugar muy lindo para disfrutar”, destacó Boneau. La diversidad musical también jugó su papel: “Ayer con Los Cafres, hoy Lázaro. Todo el catamarqueño que a veces no puede pagar una entrada, acá lo tiene gratis”.

Una de las mayores fortalezas de este Poncho ha sido el despliegue en limpieza, aunque Boneau admitió que la colaboración del público es clave. “No podemos hablar de limpieza total porque a veces la gente no tiene la conducta de conservar ni colaborar. Pero hay muchísima gente trabajando”, señaló. La limpieza está a cargo de la cooperativa San Agustín, que trabaja desde hace cuatro años con 140 personas distribuidas en tres turnos para cubrir las 24 horas.

“Empezamos a las 7 de la mañana, luego una rotación a las 3 de la tarde y otra que termina a las 7 del día siguiente. Mantenemos permanentemente los baños, hacemos limpieza previa y después el mantenimiento durante el día”, explicó. A pesar de contar con más de 150 basureros, muchas veces “la gente no los encuentra o no tiene la intención de usarlos”, lamentó Boneau. Sin embargo, valoró el trabajo incansable del equipo: “Los chicos levantan con la bolsa en mano, pero el domingo fue muy difícil por la cantidad de gente”.

Desde temprano, el predio cobra vida. “Es toda una vida distinta la que se despierta a esa hora. Desde las 7 hasta las 9:30 hacemos la limpieza exterior. A las 9:30 abrimos los pabellones y entra la gente de artesanías, turismo”, detalló el administrador. Todo se hace con máxima seguridad: “Los pabellones están fajados y los artesanos ingresan con personal de seguridad. Queremos que se sientan tranquilos y seguros”.

La apertura al público de la feria es a partir de las 14 hasta las 23. “Es una feria extensa, de todo el día. Hay una rotación continua: algunos vienen a las 14, otros a las 17, otros directamente a los espectáculos de la noche”, explicó Boneau. Dentro del predio, se destacan el mercado artesanal y el patio de food trucks, ambos espacios rediseñados para mejorar la experiencia.

Sobre el armado de los stands, Boneau fue claro: “Yo les digo a las empresas que tenemos que pensar que estamos en la Rural de Buenos Aires. No más de poner tres autos y tres banderitas. Esto es una feria que tiene que estar a la altura de cualquier otra del país”.

En cuanto a la estructura comercial y gastronómica, el predio cuenta con 94 stands de comida (food trucks), además de los cinco ranchos tradicionales, cuatro bares externos y diez bares internos. Todos trabajan con contrato y ocupan una parte significativa del espacio disponible. “Y afuera también está todo el otro mundo, lo que digo ‘del alambrado para afuera’, que también vende y genera movimiento”, agregó.

Boneau también se refirió a la expansión de los espacios para emprendedores y artesanos, en una feria que hoy suma más de 2.000 puestos de este tipo. “Tenemos 1.553 artesanos manejados por el ministerio, más los que están en las dos carpas Achalay, Acción Social de la Provincia y la Municipalidad”, precisó. Estas carpas reúnen unos 600 puestos adicionales. “Estamos en unos 2.000 o 2.100 artesanos. Es una oferta tremenda para quien nos visita”, afirmó.

Aclaró además que, aunque hay una carpa que realiza reventa, “es histórica y pertenece a Meca, que son mujeres emprendedoras catamarqueñas que han logrado un posicionamiento social”.

Para Boneau, el espíritu de la feria es también sostener lo tradicional. “Los cinco ranchos siguen teniendo esa parte gastronómica típica: los tamales, el asado, el choripán. Se le ha dado una impronta distinta, pero sigue siendo nuestro”, subrayó.

Finalmente, valoró el éxito de las ventas y la masividad del evento: “Gracias a Dios, tanto el turista como el catamarqueño están vendiendo. Y tienen que vender, porque eso también es parte de esta gran fiesta popular que es el Poncho”.

Más Noticias