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Dos mujeres denuncian gravísimos abusos sexuales intrafamiliares y exigen Justicia

jueves, 10 de julio de 2025 13:40

En una desgarradora entrevista con El Esquiú Play, dos mujeres del departamento Valle Viejo han expuesto públicamente una serie de graves abusos sexuales intrafamiliares, exigiendo justicia y una pronta acción judicial. Las denuncias, presentadas hace más de cuatro años, involucran a familiares directos de las víctimas y resaltan un «aparente estado de mucha vulnerabilidad» en el seno familiar.

Una de las víctimas, presente junto a su madre y su actual pareja, Néstor –quien también es acompañante terapéutico–, relató el calvario. Su madre, visiblemente afectada, denunció que los presuntos autores, quienes «siguen sueltos» y «cerca de mi domicilio», son: Miguel Ángel Ledesma (padre de su hija), Juan Ledesma (primo de su hija), Julio Ledesma (tío) y Gilberto Arévalo. «Me cuesta, me cuesta mucho, pero bueno, lo único que quiero es justicia. Justicia, apoyo, porque estos tipos siguen sueltos», expresó la madre con voz quebrada. «Hace casi cuatro años que hicimos la denuncia, nos tienen con que tenga paciencia, y ya llegó al límite».

La hija, de 27 años, habría comenzado a ser abusada a los cinco, un hecho que la «marcó para siempre». La madre clamó: «Quiero justicia porque le jodieron la vida a mi hija. No solo a mi hija, a mi familia. Porque yo tengo cinco hijos, y a mis cinco hijos los dejaron muertos en vida, tanto a mí como a mamá. Porque de mí también él abusó». Relató el trauma continuo: «Mi hija ya tiene problemas de cadera, fue operada. Él estuvo conmigo cuando a ella la operaron. No sé por qué le pasó eso en la cabeza de hacerle lo que le hizo a mi hija. Hasta los 15 años. Hasta abusó de ella cuando estaba embarazada de mi primer nieto».

La segunda víctima, quien también se animó a hablar frente a cámara, corroboró el patrón de abusos y amplió la lista de presuntos involucrados: Miguel Ángel Ledesma, Juan Ledesma, Fabián Reynaga, Ricardo Varela y Miguel Alejandro Ledesma (su padre y abuelo). «Pido justicia por el daño que le hicieron a mi hija cuando mi nena tenía los dos años, que es su propia hija, y mi hija cuando tenía los ocho, que no es su hija», manifestó. Además, reveló haber sido víctima de abusos «por parte de mis hermanos, Juan Ledesma, y también lo he sufrido por mi propio padre, Miguel Ángel Ledesma». La situación se agrava al señalar a su madre, Gladys Beatriz Ledesma, como una persona «horrible, que prácticamente ella nos prostituía a nosotros. Nos entregaba a mis propios tíos y hermanos». La víctima alertó sobre la continuidad de los abusos: «Desde que yo fui chica, tuve los seis años, y hasta el día de hoy sé que está pasando».

Una de las preocupaciones más apremiantes es la presencia de menores de edad aún en ese «contexto» familiar, incluyendo a sus sobrinos.

Néstor, pareja de una de las víctimas, quien la conoció desde los 13 años, describió un escenario de manipulación y vulnerabilidad. Recordó haberla encontrado «con pinchazos en la piel» y «dopada», siendo «alejado» de ella por el entorno familiar. Tras 20 años, la volvió a encontrar y ella le «pidió ayuda y explicó la situación». Al reingresar al círculo familiar, Néstor «empecé a notar muchísimas cosas diferentes» y vio «toda la violación en la que estaban viviendo». Insistió en que «su propia madre viene a ser su propia hermana, como lo especificó ella, en la cual permite todas estas cosas, digamos, expone y vende a sus propias hijas».

La falta de acompañamiento judicial es una constante. «Ellas se encuentran prácticamente abandonadas», afirmó Néstor, señalando que «no tienen la situación económica necesaria como para solventar los gastos de un abogado». Exigen que se les «acompañe por profesionales y por a los que les corresponde». Además, Néstor mencionó «muchas irregularidades, incluso desde sus actas de nacimiento» y la falta de escolaridad, evidenciando una vida «de ermitaño» donde la madre «le maneja todo, le maneja la asignación, le maneja la documentación».

La segunda víctima también relató un historial de violencia por parte de su expareja y padre de sus hijos, incluyendo golpes, abusos durante el embarazo, y hechos repugnantes como obligar a sus hijos a «comer pan con semen». Además, este hombre «le enseñaba a mis hijos lo que son las drogas, las plantas de marihuana, y los quería hacer fumar. Varias veces también hizo que tomen bebidas alcohólicas». En un escalofriante relato, la víctima contó que su hija mayor, de apenas ocho años, defendió a su hermana de dos años de un intento de abuso del padre: «La valentía de ella lo primero fue agarrar un cuchillo para poder defender a su hermana, que no le hagan nada, y le dijo que si le hacía algo, ella lo iba a matar».

A pesar del horror vivido, las víctimas y Néstor han encontrado contención mutua y están decididas a que se haga justicia. 

Néstor, por su parte, expresó su esperanza de que la justicia «mande a hacer un socio ambiental, que pueda llevar a estas personas realmente a la justicia y las ponga en su lugar como corresponde, porque no podemos dejar que siga pasando con una nueva generación como la que es ahora que están estos menores ahí, muy expuestos».

Las denunciantes y su acompañante esperan que este mensaje llegue a las autoridades y se apliquen los protocolos necesarios para que «la justicia realmente dé respuesta, porque ha quedado aquí más que claro que realmente la necesitan».

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