Los bares secretos se convirtieron en una opción ideal para quienes buscan cortar con la rutina durante el fin de semana. También conocidos como speakeasy, surgieron en Estados Unidos durante la década de 1920, en plena Ley Seca.
Estos espacios se caracterizan por sus puertas ocultas o ubicaciones discretas, y muchas veces requieren un código o conocimiento especial para ingresar. Algunos están escondidos detrás de fachadas como tiendas, garajes o trastiendas.
Su carta suele incluir cócteles clásicos y bebidas premium, elaboradas con ingredientes que remiten a otra época. Buenos Aires es una de las ciudades que mejor adoptó este estilo, ofreciendo experiencias únicas para disfrutar especialmente en invierno.
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1. El Purgatorio
Ubicado en pleno Palermo Soho, El Purgatorio propone una experiencia inmersiva con una estética gótica ideal para las noches frías. La iluminación tenue, los candelabros, las paredes oscuras y la barra retroiluminada en rojo crean una atmósfera misteriosa y atrapante, perfecta para ir en pareja o con amigos.
Para ingresar, hay que atravesar una puerta disimulada como una heladera. Una vez dentro, el ambiente remite a una sociedad secreta, con túnicas, tarotistas, cenas temáticas y una escenografía cuidada hasta el último detalle.
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2. Uptown BA
Inspirado en el subte de Nueva York, este bar también se encuentra en el barrio de Palermo. Al llegar, los visitantes se encontrarán con un pasillo ambientado como una estación neoyorquina, con azulejos, grafitis y carteles publicitarios que recrean la gran ciudad.
La carta de tragos se organiza según las líneas del metro, y cada cóctel mantiene una calidad destacable. Uptown combina lo mejor de una fiesta relajada con un espacio de estilo más íntimo. Además, la música típica de la ciudad que nunca duerme aporta el broche de oro a una noche diferente.
3. The Hole
Con una ambientación basada en la prisión de Alcatraz, The Hole sorprende desde la entrada: un oficial penitenciario recibe a los visitantes en “la cárcel más segura del mundo”. Los mozos visten uniformes de guardias y los bartenders llevan los característicos overoles naranjas de los reclusos estadounidenses.
Las celdas, las rejas y la iluminación tenue completan la propuesta. Es un lugar ideal para celebrar cumpleaños, reuniones o simplemente disfrutar de una salida distinta, especialmente en las noches de invierno.
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Cada uno de estos bares ofrece no solo buenos tragos, sino también una experiencia que despierta los sentidos y transforma una noche común en una aventura inolvidable.
MC/EM