La Escuela Hogar, que brinda residencia y educación a unos 200 estudiantes, atraviesa una situación crítica tras la rotura de su caldera, el equipo que permite calefaccionar, higienizar y mantener en condiciones básicas el edificio. Según informó el director, el sistema dejó de funcionar por un problema eléctrico y su reparación depende de una empresa especializada que todavía no llegó a la provincia. En pleno invierno, el impacto sobre la vida cotidiana de los alumnos es profundo.
El equipo afectado no solo calefacciona, sino que también permite secar ropa, facilitar la higiene diaria y garantizar la limpieza general del establecimiento. “Nos permite funcionar”, resumió el directivo, quien además explicó que están usando termotanques eléctricos como solución provisoria y secando la ropa al sol, en patios escolares. “No tenemos partidas suficientes de ropa como para esperar. Es una situación límite”, afirmó.
A esta urgencia técnica se suma un problema económico: las partidas del Programa de Inclusión y Oportunidades (PIO), que deberían cubrir gastos básicos del comedor escolar, no alcanzan. “Se reciben, pero están desactualizadas. Venimos con los mismos montos desde junio del año pasado. Con la inflación actual, ya no cubren lo mínimo”, advirtió. El retraso en los envíos y la falta de actualización complica aún más el panorama diario.
A pesar de todo, desde la escuela garantizan la continuidad de clases y el cuidado de los estudiantes. “No podemos cerrar. Acá están seguros, cuidados y contenidos. Vamos a seguir hasta el viernes esperando que la empresa llegue y se solucione la falla. Pero necesitamos ayuda”, expresó el director. La institución enfrenta el invierno con esfuerzo y compromiso, pero también con un llamado urgente a las autoridades.