sábado, 21 de junio de 2025 00:56
Considerado una gloria del fútbol de Catamarca y de Defensores del Norte, nació en el departamento Santa María de nuestra provincia, en marzo de 1939. Sus padres fueron Luis Quevedo y Blanca Cruz de Quevedo, sus hermanos Mirtha, Nilda, Norma, Mónica, Pedro y Hugo (4 mujeres y tres varones). Los tres varones fueron notables jugadores de Defensores del Norte, sus amigos, del barrio El Mástil (donde residían desde niños), lo apodaban “El Negro”, mientras que la afición futbolística lo llamaba “El Tucumano”.
Desde muy joven deslumbraba a propios y extraños en los potreros, especialmente en los abandonados pabellones de la Escuela Normal (hoy UNCA), donde se daban cita los mejores exponentes del sector, a los inicios de 1950. Debutó en Primera División de Defensores del Norte, a los 15 años (año 1955), teniendo como compañeros a Carlos López, “Moto” Ávalos, “Turi” Velazco, “Chito” Espilocín, “Diablo” Egea, los hermanos Bracamonte, “Citria” López, “Poroto” Cuello, “Corzuela” Ávalos y “Rolo” Acevedo, entre otros, realizando importantes campañas. En 1959 formó una gran delantera con “Cecilio” Bazán, Carlos Argerich, Emilio Delgado, Mauricio Cancino, cumpliendo destacadas actuaciones y campañas.
En los años 1964 y 1965, jugó en uno de los considerados grandes del interior, como lo fue y lo es San Martín de San Juan, cumpliendo gran labor en los torneos nacionales. Fue un enrolado en integrar los seleccionados de la Liga, que participaba en los torneos “Becar Varela” de la AFA, donde tenía como compañeros a “Lucho” Tolosa, “Loco” Espeche, “Palangana” Oliva, “Nano” Rizo, Mauricio Cancino, “Coyoyo” Vega, etc. En el final de su trayectoria reforzó a Policial (1967), en el primer Regional donde se pierde por la moneda y tenía como compañeros a “Mortadela” Burgos, José Rivero, Carlos Zamora, Leopoldo Ponce, “Macetudo” Sigampa, “Zuri” Gutiérrez entre otros. Convirtió en la Liga Catamarqueña 68 goles, en sus casi catorce años de trayectoria, siendo las temporadas 1960 y 1961 sus mejores performances.
Fue un brillante protagonista del fútbol local en las décadas 1950 y 1960, sus características de juego fueron las de ser un número 10, elegante, habilidoso, exquisito, con una picardía sin igual, que sorprendía al público con “caños y sombreritos” llevando a los norteños a aplaudir y a rabiar. Se desempeñó laboralmente en la Policía de la Provincia y conformó su familia integrada por su señora esposa (fallecida) y tres hijas mujeres.
Falleció el 11 de marzo de 1995 a los 56 años, dejando un gran recuerdo entre los futboleros de Catamarca, especialmente por haber sido un mago del fútbol.
Por “Tato” Zurita