jueves, 22 de mayo de 2025 19:47
Los recientes cambios en el Código Aeronáutico en Argentina han revitalizado el debate acerca de la viabilidad de Aerolíneas Argentinas y la posibilidad de una eventual privatización. En diálogo con un medio periodístico, el piloto y economista Luis Alberto Franco evaluó las reformas y su impacto en la estrategia futura de la empresa estatal, que sigue enfrentando serios desafíos económicos.
Franco subrayó que las modificaciones recientes profundizan el rumbo liberalizador iniciado con el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, que busca abrir el mercado aéreo a empresas extranjeras. “Es una apertura interesante que da más flexibilidad para que nuevas aerolíneas puedan operar en Argentina”, explicó.
Entre los cambios destacados, Franco mencionó que ya no será obligatorio matricular aeronaves en Argentina ni contar con tripulaciones locales, una norma que antes representaba una excepción. Además, las funciones en los aeropuertos pueden delegarse a funcionarios de concesionarias, similar a modelos en Brasil. Para él, estas reformas modernizan un marco legal “que hoy está anticuado ante la globalización”.
Franco fue contundente al referirse al estado financiero de Aerolíneas. Aseguró que la empresa “no produce ganancias reales” y que la aparente rentabilidad que mostró fue una distorsión causada por las diferencias cambiarias. “Compraba con dólar oficial y vendía en dólares MEP o blue, creando una caja ficticia,” advirtió. Con la eliminación del cepo y la unificación cambiaria, pronostica que la realidad financiera se reflejará con mayor crudeza, y la empresa podría registrar pérdidas de entre 200 y 300 millones de dólares.
Consultado sobre la posibilidad de privatizar la aerolínea, Franco fue directo: “Nadie la querría comprar en su situación actual”, por las altas ineficiencias y el exceso de personal en comparación con otras empresas similares, como Copa Airlines.
Reconoció que, por ahora, Aerolíneas cumple un rol clave en la conectividad interior, donde controla cerca del 65% del mercado, aunque este porcentaje va en descenso ante la creciente participación de competidores como JetSmart. Sin embargo, su postura final fue clara: “Si la compañía logra ser eficiente y competitiva, no hay razón por la que seguir siendo del Estado”. Advirtió también sobre los riesgos políticos, alertando que una gestión futura dispuesta a aceptar irregularidades volvería a cargar a los argentinos con los costos de una empresa ineficiente.
Para Franco, las reformas del último año obligan a replantear el rol y la sostenibilidad de Aerolíneas Argentinas, y adelantó que en 2026 será necesario demostrar una mayor eficiencia para justificar su continuidad.