domingo, 20 abril, 2025
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Incentivos a la ludopatía

Al margen de las leoninas condiciones admitidas a favor del Instituto de Loterías y Casinos de Misiones y del permisionario, el contrato celebrado por CAPRESCA que habilita la instalación de por lo menos 400 máquinas de videolotería en Catamarca estimula la ludopatía en abierta contradicción con el discurso oficial que expresa aflicción por este flagelo.

Las explicaciones ensayadas por la presidenta del organismo, Daniela Díaz, se circunscribieron a lo económico sin abordar aspectos relacionados con los riesgos del juego compulsivo que el convenio implica.

Si la razonabilidad de resignar casi el 70% de las utilidades del juego en beneficio de una sociedad del Estado de otra provincia y del “permisionario” seleccionado por ésta, durante nada menos que diez años, es discutible, la omisión de cualquier análisis sobre el impacto de la novedosa timba en la adicción al juego resulta reprochable.

Mucho más si se tiene en cuenta que se trata de un problema tan evidente que ha inducido la articulación de políticas específicas para abordarlo, sobre todo por las facilidades para acceder al mundo de las apuestas que abren las plataformas online, a edades cada vez más tempranas.

Cunden las historias en todo el país de familias arruinadas por adolescentes capturados por el vicio.

“La Millonera” es una ruleta múltiple con tres diseños diferentes y se ha comenzado a instalar en las agencias de quiniela del interior, porque en Capital y Valle Viejo entraría en conflicto con el Casino, que tiene la exclusividad.

Como todas las “maquinitas”, no tiene pérdida para el concesionario porque está programada, no hay intervención del azar como podría ser en la ruleta tradicional o en la propia quiniela. Son aparatos diseñados para los jugadores pobres, de una penetración profundísima que fomenta la adicción. Que hayan proliferado no significa que sean saludables.

Es llamativo que Díaz no tenga calculadas las ganancias. Los dispositivos están específicamente pergeñados para entregar un porcentaje determinado de premios en lapsos bien establecidos de tiempo, es muy sencillo saber cuánto arrojarán de utilidades. O en otras palabras: en cuánto esquilmarán a los jugadores, más allá de los que tengan la suerte de meterse justo cuando al aparato le toca vomitar premios. Es la lógica de los tragamonedas.

Se sabe qué porcentaje de las utilidades irá al instituto del juego misionero, al “permisionario”, a CAPRESCA y a los agencieros. ¿Cuánto queda para el apostador? Sería interesante conocer el dato.

CAPRESCA le entregó al Instituto de Loterías y Casinos de Misiones y al afortunado permisionario un mercado muy vulnerable a la ludopatía por la depresión económica.

La promoción que una de las agencias hace por la web es más que ilustrativa del saqueo: ofrece jugar a La Millonera desde las 9 de la mañana “mañana, tarde y noche”. Irresistible para cualquier ludópata contumaz con alternativas menguadas para darse el gusto, ni que decir para adolescentes en busca de emociones fuertes. Para la quiniela y el resto del los juegos hay horario, para éste no. La foto que ilustra esta nota da la pauta: ya no es agencia, directamente es “Casino”.

El sigilo con que se manejó el contrato, aparte, indica que la componenda no es muy católica. Si tantos beneficios suponía, es raro que CAPRESCA se haya privado de promocionarla con las alharacas habituales.

Salvo que las autoridades del organismo no hayan querido exponerse a objeciones como las que las Pastorales Sociales de la Iglesia hicieron en reiteradas advertencias sobre el avance de la ludopatía entre niños y jóvenes.

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