La agenda, tanto política como económica, del Gobierno se encuentra enfocada en el reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el costo político de lo ocurrido en Bahía Blanca con el violento temporal que dejó a la ciudad completamente inundada. En relación a este tema, este medio se puso en contacto con el analista político, Eduardo Reina.
«El Gobierno está jugado al DNU y está presionando fuerte para conseguir respaldo«, explicó Eduardo Reina, quien señaló que Luis Caputo está negociando con gobernadores y dirigentes clave para garantizar apoyo. Sin embargo, advirtió que, «más de uno en el Congreso ve esto como una solución parcial» y que la falta de fondos para obra pública genera resistencia en las provincias.
Con las transferencias discrecionales interrumpidas, algunos gobernadores buscan alivio financiero a través del pago de deudas provinciales. «No hay plata para obra pública, pero algunas deudas provinciales empezarán a saldarse para destrabar apoyos«, señaló Reina.
Cristina Kirchner, Axel Kicillof y la interna opositora
En el plano político, la ex presidente Cristina Kirchner reapareció con duras críticas al Gobierno por su gestión de la crisis en Bahía Blanca. «Cristina necesita subirse al ring nuevamente, porque Milei la ha desplazado como principal figura opositora«, explicó el entrevistado.
Asimismo, Reina destacó la tensión interna dentro del peronismo: «Axel Kicillof no tiene el liderazgo suficiente para disputarle el protagonismo a Cristina. Ella, con poco, hace mucho». En este sentido, la estrategia de Cristina Kirchner parece apuntar a mantener su centralidad en el debate público.
El costo político de la tragedia en Bahía Blanca
La reciente catástrofe en Bahía Blanca desató una ola de críticas hacia el Gobierno, especialmente por la ausencia de Milei en la zona. «La gente quiere ver a los políticos embarrarse, no posar para la foto con mapas o recorrer en helicóptero», afirmó el analista político.
El malestar social se refleja en episodios como la visita de Patricia Bullrich a la ciudad, donde recibió insultos. «El público ya no tolera las puestas en escena tradicionales. La política necesita una nueva forma de conectarse con la gente«, concluyó.