Mantener la casa limpia y ordenada puede volverse todo un desafío. Los días de diario intentamos que el espacio esté lo más recogido posible y llegado el fin de semana, nos pondremos más en serio con las tareas. Aun así, hay quehaceres que vamos procrastinando como, por ejemplo, limpiar las humedades de las paredes o quitar el moho de los azulejos. Este problema suele aparecer con más asiduidad de la que pensamos. Pero, antes de saber cómo acabar con él, es vital saber por qué aparece.
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El moho es un tipo de hongo que puede desarrollarse en interiores y exteriores cuando se dan las condiciones adecuadas, es decir, un ambiente oscuro, con temperaturas cálidas y alta humedad, tal y como se detalla en la web de Bauhaus. Bajo estas circunstancias, es común que aparezca en las paredes, adoptando distintas formas:
- Moho rosa: suele encontrarse en cocinas y baños, especialmente en inodoros, azulejos y sus juntas.
- Moho blanco: de difícil detección debido a su tonalidad clara, tiene una apariencia similar a una capa de algodón o terciopelo.
- Moho negro: prolifera en espacios con alta humedad, como garajes y sótanos, y es considerado el más tóxico.
Según se explica en el portal mencionado, el moho siempre aparece como consecuencia de la humedad y esta por la presencia de agua en la zona afectada. No obstante, existen diversas razones por las que estas manchas tan perjudiciales para la salud pueden formarse:
- Humedades por filtración: se producen cuando el agua penetra en la pared desde un punto contiguo, ya sea en el interior o el exterior. Esto puede deberse a la rotura de una tubería, una ventana mal sellada, grietas en la estructura o filtraciones desde el subsuelo, especialmente en viviendas construidas por debajo del nivel del terreno.
- Humedades por condensación: aparecen cuando la humedad ambiental se acumula y se condensa sobre superficies frías, como paredes o cristales. Suelen darse cuando la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es alta y el aislamiento no es adecuado. Son frecuentes en baños con poca ventilación y paredes mal selladas.
- Humedades por capilaridad: ocurren cuando el agua presente en el suelo asciende por los cimientos y los materiales de construcción a través de pequeños capilares. Esto provoca acumulación de humedad en la parte inferior de las paredes.
Una tasa elevada en los espacios interiores puede afectar a la salud de los ocupantes, ya que, las superficies húmedas favorecen la proliferación de microorganismos como ácaros y moho. Para personas sin afecciones respiratorias, se recomienda que la humedad no supere el 65%, como se especifica en el blog de Siberzone. En el caso de quienes padecen asma, alergias o reumatismo, este umbral debe mantenerse por debajo del 60%, ya que son más vulnerables a sus efectos. La falta de una ventilación adecuada, que permita la renovación del aire, puede agravar estos problemas de salud.
Eliminar las humedades de la pared puede convertirse en una tarea tediosa, pero la experta en limpieza @marigema, ha compartido un truco sencillo y eficaz para acabar con este problema. Lo único que hay que hacer es coger un difusor y llenarlo de agua con crema oxigenada y después mezclarlo con líquido de lavavajillas.
El proceso es sencillo: sólo hay que ir repartiendo la mezcla sobre la pared y frotar un poco para hacer desaparecer esas manchas tan desagradables. “No voy a tener que refregar”, asegura. Apunta que este mejunje sirve para “ropa, zapatos y manchas de sangre”. “Qué alegría”,