sábado, 11 enero, 2025
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Demonizar al garantismo es demonizar la Constitución

A veces es agotador para quienes estudiamos durante años las ciencias jurídicas penales; escuchar a gente que hable tan superficialmente de “jueces y juezas garantistas, “garantismo berreta” o “jueces y juezas zaffaronistas”. Ahora bien, una vez más: el garantismo es una teoría inspirada en el respeto de garantías constitucionales. Tan simple y sencillo como eso. Si alguien sostiene lo contrario, no solo que desconoce principios elementales del sistema penal, sino también y principalmente, del sistema constitucional o de garantías constitucionales.

Sin embargo, actualmente se afirma (sin fundamento alguno) que esta teoría (la garantista) es un invento para no castigar a quienes cometen delitos y que el ser un juez o jueza garantista es ser un juez o jueza permisivo o permisiva, benévolo o benévola o insensible al dolor de víctimas. En algunas ocasiones, un juez o jueza carente de sentido común.

A su vez, también se afirma (nuevamente sin fundamento alguno) que esta corriente perjudica a la justicia penal dándose por cierto que las futuras generaciones (de jueces y juezas) van a estar confundidas creyendo que quienes transgredan el código penal, siempre serán víctimas y no victimarios.

Aquí existe un grave error de análisis, simplemente porque transgredir la ley penal (para cualquier ser humano), siempre trae como consecuencia una sanción, en general, la prisión, que puede ser de más o menos tiempo dependiendo de la gravedad del delito que se cometa. Debiendo aclararse con gran énfasis que esa sanción es tiempo de encierro, no de vacaciones.

También es importante recordar que en la prisión existen vulneraciones a los derechos de las personas privadas de libertad (torturas, vejaciones y tratos crueles e inhumanos); pero de esas vulneraciones (cuando se conocen) nada se dice. Los que se alzan contra ese “garantismo berreta”, “jueces garantistas” o “jueces zaffaronistas” nada dicen de esas vulneraciones, las callan o miran para otro costado ¿ahí no existe la Constitución? La forma en que se castiga o recupera a las personas privadas de libertad ¿no importa?

El garantismo penal es un límite al exceso del Estado en su forma de castigar; simplemente para que esa sanción no se vuelva ilegítima o cruel, inhumana y degradante pero que nada tiene que ver con que se deje castigar o no se castigue a quien cometió un delito ya que ante ese delito (probado y juzgado) siempre corresponderá una sanción.

Es por ello que no se deben tergiversar teorías con terminología superficial proveniente de personas pertenecientes a sectores que nunca han estudiado ciencias jurídicas penales y, si las han estudiado, (por ser abogados o abogadas) evidentemente han leído ligeramente esas corrientes o repiten lo que escuchan sin valerse de conocimiento alguno. Eso es peligroso, demasiado peligroso para un Estado democrático de derecho y un sistema republicano de gobierno. Es peligroso para la paz social.

El “garantismo berreta” o el “zaffaronismo” no son teorías que adopten jueces o juezas penales; directamente no son teorías; muy por el contrario, la única teoría que se adopta es la del garantismo penal que es consecuencia de garantismo constitucional o en otras palabras de respeto por la constitución y no benevolencia con “delincuentes”.

Solía decir Michael Foucault que la sociedad es engañada cuando el castigo es pensado por aquellos que quieren una justicia tan escrupulosa como sea posible, como así también por aquellos que creen que los castigos, aunque sean poco examinados mejoraron la seguridad.

Ante ello, se preguntaba Foucault lo siguiente, a su vez, concluyendo de una manera maravillosa: ¿Dónde están los peligros? Los peligros están en la delincuencia. Los peligros están en los abusos del poder. Y están también en la espiral que los une y realimenta. Se debe atacar todo aquello que pueda reforzar la delincuencia. Se debe atacar también todo aquello, que por la manera de castigar, podría reforzarla.

En cuanto a usted, para quien un crimen de hoy justificaría un castigo mañana, usted no sabe razonar. Más aún, usted es peligroso para nosotros y para usted mismo, si por lo menos, como nosotros, usted no quisiera encontrarse un día bajo el peso de una justicia adormecida en sus arbitrariedades. Usted es también un peligro histórico (cfr. Michael Foucault: Usted es un peligroso).

Las garantías constitucionales son fundamentales; tan fundamentales como los jueces y juezas garantistas.

En definitiva, cuando alguien justifica su posición sin dar razones o fundamentos acudiendo a terminología tan carente de sentido como “garantismo berrreta”, “jueces o juezas zaffaronistas” o “jueces o juezas garantistas”; no solo confunde a la ciudadanía sino que peligrosamente está justificando y aceptando arbitrariedades contra la ciudadanía.

Recordemos que el uso autoritario de la fuerza proveniente del Estado (sistema penal) se agrava cuando se lo justifica sin límite alguno y ese poder puede tornarse salvaje sino encuentra límites en el garantismo penal y constitucional. Con ese pensamiento, el Estado de derecho se encuentra en peligro y depende de los jueces y juezas garantistas protegerlo porque para ello juraron la Constitución Nacional.

(*) Juez de Cámara de Responsabilidad Penal Juvenil de Catamarca. Profesor adjunto de Derecho Penal II de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Catamarca. Profesor de posgrado en derecho penal y penal juvenil. Miembro de la red de jueces de Unicef. Miembro de Ajunaf. Miembro de la Mesa Nacional de Asociación Pensamiento Penal. Miembro del Foro Penal Adolescente y Juvenil de la Junta Federal de Cortes (Jufejus). Miembro de la Asociación Argentina de jueces y juezas franciscanos. Autor y coautor de libros y artículos científicos en derecho penal. Especialista y Diplomado en diversas especialidades jurídicas

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