El presidente de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, José Luis Espert, suspendió ayer a último momento la reunión en la que se intentaría sacar dictamen para el Presupuesto 2025 e informó que el Gobierno nacional no convocará a sesiones extraordinarias del Congreso hasta que no se logre consensuar un texto.
El bando libertario aprovecha una vez más la dispersión opositora y se afianza en la mecánica que le ha permitido hasta ahora sortear con éxito los obstáculos que se interpusieron en el Parlamento, a pesar de tener una representación hiperminoritaria. En el caso del Presupuesto, Javier se encamina a reconducir el vigente, que a su vez es el de 2023 reconducido.
Esto le dejaría un margen de discrecionalidad para la manipulación de recursos mucho mayor al habitual de la Casa Rosada. Por lo general, los gobiernos calculan los ingresos presupuestarios a la baja para distribuir el excedente según sus conveniencias políticas. Al rendimiento de esa maniobra habría que sumarle ahora la doble reconducción de un Presupuesto calculado en 2022.
Es posible que buscara llegar a esta situación: esa discrecionalidad será una herramienta de primer orden para la construcción de su estructura política en el año electoral.
Espert suspendió la reunión de ayer porque se barajaba la posibilidad de que la oposición no kirchnerista lograra el número para sacar despacho de mayoría propio, con vectores de administración que interesan a los gobernadores entre los que están la coparticipación del impuesto a los combustibles y las deudas nacionales por las cajas previsionales.
Sin distinción de banderías, los mandatarios ya habían establecido sus pretensiones en septiembre, con un documento que pergeñaron y firmaron todos en una reunión realizada en el Consejo Federal de Inversiones.
“De cara a la discusión del Presupuesto 2025, las provincias argentinas propugnan por una distribución más equitativa entre la Nación y las Provincias de los recursos coparticipables”, advirtieron pocos días antes de que Milei presentara personalmente el Presupuesto 2025-Déficit Cero.
Reprocharon además a la Casa Rosada el incumplimiento de “los compromisos respecto a la financiación y/o ejecución de la obra pública en los territorios provinciales, las transferencias corrientes y de las deudas correspondientes a los recursos de las Cajas no transferidas y la distribución del Fondo Compensador del Transporte que se financia en forma específica a través del Impuesto a los Combustibles y que, sin embargo, se ha interrumpido”.
Era una agenda de la que los fragmentados enclaves parlamentarios recién se acordaron con el vencimiento de las sesiones ordinarias encima, a la que fueron sumándose posibles puntos de negociación como el 1,9% de la masa coparticipable que financia a la AFIP.
Dictamen no hay, faltan diez días para que concluyan las sesiones ordinarias y la actividad legislativa quedará en suspenso hasta marzo, salvo que Milei convoque a extraordinarias. Son cuatro meses en los que podrá gobernar sin considerar a lo que fue el principal escollo a su voluntad: un tercio de año, de los que saldría sin lineamientos presupuestarios que lo limiten.
Mientras tanto, el Gobierno provincial envió anoche su proyecto de Presupuesto 2025, cuyos gastos superan los dos billones de pesos (2 millones de millones de pesos). Es más del doble que el del año pasado y se calculó en base a indicadores optimistas de la evolución de la economía mundial y nacional, para la que el proyecto de Presupuesto de Milei pronostica un crecimiento del 5%.
Servirá de orientación para las proyecciones locales, pero si el Congreso no lo trata, más que Presupuesto Déficit Cero será Presupuesto Manos Libres.