Neuquén es, cada vez más, una provincia de contrastes. En Vaca Muerta se profundiza el saqueo. Las petroleras vienen incrementando su producción gracias a obras realizadas en los últimos años para ampliar la capacidad de transporte de gas y petróleo (financiadas en buena medida por el estado). En septiembre de 2024, la producción de petróleo rompió un nuevo récord y se ubicó en los 446 mil barriles diarios, mientras que la de gas alcanzó los 104 millones de metros cúbicos al día (un 33% y 7% más que en el mismo mes del año anterior). Sólo de enero a septiembre las operadoras facturaron $9,2 billones.
Las exportaciones crecen: se espera que el 45% del petróleo extraído de Neuquén durante 2024 se exporte. Las empresas del sector son grandes beneficiarias de la política económica de Milei. Bajo el gobierno “libertario”, el Estado intervino, muy presente, para garantizar sus ganancias. La devaluación, la liberación de precios y los tarifazos en los servicios públicos y las naftas, que tanto daño hicieron a los bolsillos del pueblo trabajador, engordaron los de las energéticas.
Con este escenario favorable, a la espera de nuevos saltos en la capacidad de transporte y beneficios inéditos que prevé el RIGI (fundamentalmente para el gas), las empresas se preparan para profundizar el saqueo. El presupuesto 2025 de Rolando Figueroa, que prevé un ahorro billonario, no ahorra elogios a la política de entrega y ajuste del gobierno nacional.
La fiesta de las petroleras contrasta con la situación crítica que atraviesa el pueblo trabajador. Neuquén no es una isla. En la provincia de Vaca Muerta, según el INDEC, la pobreza pasó de afectar a un 30,8% de la población en el segundo semestre de 2023, al 40,4% en la primera mitad de 2024. La indigencia trepó del 7,6% al 11,6%. Se trata de cifras entre las más altas de las últimas décadas. Ni siquiera la desocupación se redujo con el boom de Vaca Muerta: del 3,6% de fines de 2023, pasó a un 6,3% en el segundo trimestre de 2024.
Aún cuando los datos son alarmantes, no alcanzan a reflejar la magnitud de la crisis. Por un lado, porque los precios en Neuquén son mucho más altos que los que utiliza el INDEC para medir el Índice de Precios al Consumidor (IPC), con el que se calcula la canasta alimentaria (indigencia) y la total (pobreza). Por otra parte, la canasta básica no considera en forma realista uno de los principales gastos para gran parte de la población: el alquiler. En la provincia, los alquileres son de los más caros del país, y se mueven al ritmo de la actividad petrolera. Tampoco considera el aumento real de las tarifas, que se incrementaron muy por encima de la inflación durante el 2024.
¿Cómo puede ser que mientras las petroleras tengan récord de producción cada vez más pibas y pibes no tengan qué comer? Se llama saqueo.
En ese contexto, el proyecto de presupuesto confirma el alineamiento de Figueroa con el presidente Javier Milei. En lo que va de su mandato, Figueroa ajustó los salarios estatales y jubilaciones (casi un 25% en enero); recortó las partidas para comedores y merenderos y judicializó a sus referentes; apoyó la Ley Bases y el RIGI para profundizar el saqueo; en julio firmó el “Pacto de Mayo”; y pocos días atrás recibió a la ministra de seguridad, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, para militarizar Vaca Muerta. Ahora, en vez de destinar el presupuesto necesario para resolver las necesidades del pueblo trabajador, prevé un superávit corriente de $1,4 billones.
Ese nivel de superávit, significa que el dinero no se destinará a resolver la falta de viviendas, de escuelas, de hospitales e insumos. Continúa la descentralización, tercerización y promoción de la educación y la salud privadas, en detrimento de la escuela y el hospital público.
Se trata de problemas estructurales que se multiplican, en la medida en que el crecimiento demográfico alentado por Vaca Muerta, no se ve acompañado por las inversiones en obras y el personal necesario. Dentro de las obras, lo que sí se prioriza es la infraestructura de transporte que necesitan las petroleras, que a su vez son las principales responsables del deterioro de las rutas.
Para completar el cuadro de saqueo, en el presupuesto 2025 vuelve a crecer, por encima de la inflación prevista, lo destinado al pago de intereses de deuda, que también crece como proporción del presupuesto total. Se trata de una deuda en dólares multiplicada durante los años 2016 – 2017, cuando el actual gobernador era vice de Omar Gutiérrez, y juntos se alinearon con la política de endeudamiento de Macri. Se trató claramente de un negocio especulativo para el capital financiero. Nunca supimos a dónde fueron a parar esos dólares. Nunca se investigó esa deuda, y sin embargo hoy se las cargan en la cuenta a todo el pueblo de Neuquén.
El gobierno de Figueroa aspira a lograr la “paz social” para garantizar el saqueo. En ese sentido hay que leer los acuerdos con las conducciones de los sindicatos estatales, y con la conducción de alguna organización social. Si con eso no basta, ahí estarán los policías mejor pagos, mejor armados y con la asistencia de la Gendarmería de Bullrich. Se preparan tanto para disciplinar a la población en los barrios populares, como para reprimir la protesta social.
Es necesario enfrentar esta política con la unidad de los trabajadores y trabajadoras de todos los sectores, con el movimiento estudiantil, las comunidades del pueblo mapuche y todas y todos los que salgan a luchar.
Para terminar con el saqueo, hay que estatizar toda la industria energética bajo control de sus trabajadores y trabajadoras, las comunidades afectadas, profesionales y organizaciones ambientales. Así se podría iniciar una transición energética desde abajo, que priorice el acceso a la energía de toda la población, y termine con la matriz extractivista que expande la dependencia de los combustibles fósiles y destruye el ambiente.