sábado, 16 de noviembre de 2024 11:00
En una reciente entrevista en «La Divina Noche de Dante», el programa de Dante Gebel en El Trece, Guillermo Francella compartió su visión sobre la polarización que atraviesa el mundo del espectáculo en Argentina y la presión constante de la imagen pública. El reconocido actor argentino, símbolo de varias generaciones y dueño de un estilo único en la comedia y el drama, no dudó en expresar su preocupación ante la «crispación» que, según él, domina el ambiente artístico actual, generando tensiones y limitando la libertad de expresión de los actores y figuras públicas.
Durante la charla, Francella evocó con nostalgia los primeros años de su carrera, cuando las diferencias ideológicas no interferían en las relaciones personales. «Yo era jovencito y al salir de estudiar teatro entraba a un restaurante, y ahí me sentaba a comer con gente de cualquier corriente ideológica y la vida seguía», comentó, recordando un tiempo en el que el diálogo fluía sin necesidad de medir cada palabra. Sin embargo, el actor siente que hoy esa apertura se ha perdido: “Cualquier frase parece incorrecta, y con el advenimiento de las redes, cualquiera te puede insultar y ser protagonista de manera inmediata”, lamentó.
Francella explicó que ha aprendido a ser “austero y silencioso” con sus opiniones para evitar malentendidos o conflictos. Tras haber estado en el ojo de la tormenta por declaraciones sobre el gobierno de Javier Milei, el actor enfatizó la necesidad de mantener la prudencia en las entrevistas. “Soy muy cuidadoso con lo que digo; no podés decir cualquier cosa. No puede ser que no puedas opinar o que no estés de acuerdo con algo y no lo puedas expresar. Lo único que puedo hacer es ser más austero y callado”, expresó con una mezcla de resignación y molestia.
Para el actor, la constante exposición mediática es otra de las caras de esta problemática. Francella explicó que “ser Francella” en el mundo público significa lidiar con la expectativa de estar siempre animado y con energía. “Hay una demanda externa constante. Siempre tenés que estar animado, enérgico, y a veces no te sentís así”, confesó. Contó que en ocasiones, su silencio o su falta de gestos efusivos son interpretados como mal humor o desdén, algo que siente como una carga injusta. “Me dicen que sea más simpático, y yo me pregunto, ‘¿qué dije? Si solo estoy en silencio’. No sé qué decir, me quedo mudo”, explicó, haciendo referencia a la presión que siente por parte del público, que parece esperar siempre una actitud afable de su parte.
En cuanto al contexto social y político que atraviesa el país, Francella evitó profundizar, pero dejó entrever su incomodidad con la realidad actual y la dificultad de mantener opiniones en público sin recibir críticas intensas. Esta precaución, reveló, le ha llevado a adoptar una postura mucho más reservada, algo que no hubiera imaginado en años anteriores. «Espero que esto pase», manifestó, añorando un futuro donde el debate y la diversidad de pensamiento puedan volver a ocupar un lugar de respeto y diálogo en la sociedad.