jueves, 7 de noviembre de 2024 11:10
Taire tenía 18 años cuando fue baleado por negarse a retractarse de dichos periodísticos contra la vicedirectora de la Escuela Normal de Maestras, Julia Gómez. Era 1920 y estaban en medio de una huelga estudiantil.
Al respecto, la diputada Díaz agradeció el acompañamiento de sus pares legisladores y explicó: “Procuré distinguir a un joven catamarqueño poco reconocido, cuya muerte significó el fin de una etapa de sed revolucionaria de los jóvenes de nuestra provincia en 1920, que buscaban aplicar los postulados de la Reforma del ’18 gestada en la Universidad Nacional de Córdoba”.
“Quiero destacar y agradecer que la información para este proyecto fue analizada y consensuada con el escritor y periodista catamarqueño, Carlos Gallo, quien escribió un libro sobre Antonio Taire, el mártir”, agregó Díaz.
“El asesinato de Taire dejó sin dudas luchas inconclusas, ya que el movimiento estudiantil y el grupo de jóvenes que lo encabezaron terminó por desintegrarse. Considero necesario por todo lo expuesto, que sea reconocido como portador de la bandera de los derechos de las y los estudiantes de nuestra provincia y la libertad de prensa”, concluyó.
En su articulado, el proyecto establece la promoción en los establecimientos educativos de gestión pública y privada, de actividades de reflexión sobre la historia de Taire, y de información y concientización de los derechos estudiantiles.
Historia
Según consta en el libro “Antonio Taire, el mártir”, del periodista e investigador catamarqueño Carlos Gallo, Taire nació en 1901, en la villa de El Portezuelo. Sus padres fallecieron cuando él era solo un niño y se traslada a la Capital catamarqueña quedando junto con sus hermanos bajo el amparo de su abuela.
Ya en la Capital ingresa en la Escuela Belgrano y a sus 15 años cumple el sueño de ser alumno de la Escuela Normal Regional, que actualmente tiene el nombre de Escuela Preuniversitaria Fray Mamerto Esquiú, destacándose no solo como buen estudiante sino también por su sensibilidad hacia los más desprotegidos. Es así como crea la Escuela para Canillitas, con la intención de enseñar a leer y escribir a sus compañeros, y a niños y niñas que no recibían educación escolar. Además, realizaba visitas a personas privadas de su libertad, con la intención de acercar consejos y brindar acompañamiento.
Para ese entonces ya comenzaba a incursionar en el periodismo lanzando la revista “Argentinidad”, que luego se convirtió en el boletín “La voz del Estudiante”, y que se imprimía en los talleres de la misma escuela como un hermano menor de «El Maestro”, un quincenario que se ocupaba de temas de interés para la clase docente, órgano de difusión de la Unión del Magisterio de Catamarca a cargo de José Electo Brizuela, vicedirector de la Regional.
En realidad, Brizuela fue clave para la propagación del movimiento estudiantil de ese entonces. Para el año 1918, aunque principalmente con fines sociales, Catamarca ya contaba con los primeros Centros de Estudiantes de las escuelas Normal de Maestras, la Regional y el Colegio Nacional que tenía como presidente de su centro al alumno Estanislao Maldones.
En 1920 un hecho singular se produjo en la Escuela Normal de Maestras. Las alumnas del 2º Año tuvieron un conflicto en la institución. El incidente fue resuelto por la vicedirectora, la señorita Julia Gómez, quien era partidaria de métodos disciplinarios rígidos. A fines de julio, las mismas alumnas evitan el dictado de las últimas horas de clases, y entran en huelga disgustando a las autoridades. Hubo muestras de apoyo a las compañeras normalistas y la huelga que impulsaban, es así que en “La Voz del Estudiante” se publica el artículo “Nuestras compañeras” en su defensa.
El artículo contenía calificativos peyorativos sobre la vicedirectora Julia Gómez. Además el Colegio Nacional, la Normal de San Isidro y la de Artes y Oficios adhirieron a la huelga de tres días en consonancia. El conflicto se agravaba, y el martes 3 de agosto de 1920 la Federación de Estudiantes decide levantar la huelga en todos los establecimientos educativos a excepción de la Normal de Maestras, foco del conflicto.
Después de haberse reunido en la Regional, Antonio Taire y su amigo Luis Gallo, regresaban a sus hogares. Fue justo en calle Tucumán entre Mate de Luna y Zurita, donde fueron abordados por un carruaje encapotado de donde descendió un hombre que reconociéndose como Dalindo Mercau Orozco, novio de la vicedirectora Gómez, pidió a Taire que se retracte de sus escritos acerca de la vicedirectora. Ante la negativa de Taire que manifestó no ser el autor, y no querer delatar al causante de ese polémico escrito, Orozco reacciona violentamente y decide disparar a Taire. Herido, fue llevado al hospital donde fue operado en el intento de salvar su vida.
Al día siguiente en la Plaza de la Estación circulaban boletines del Colegio Nacional y de la Escuela Normal Regional, condenando el atentado e invitando al pueblo a adherirse a la protesta. La Federación Estudiantil recibió telegramas de la Universidad de La Plata y de la Universidad de Tucumán condenando el brutal atentado contra Taire, su miembro más destacado. En 1920 Antonio Taire cursaba su 4º Año en la Escuela Regional de Maestros, tenía solo 18 años y a consecuencia del lamentable hecho falleció a la 1 de la madrugada del 6 de agosto.