El ministro de Economía, Luis Caputo, arrancó el Día del Trabajador temprano, y lo hizo para salir a aclarar sus razones para postergar los aumentos de luz y gas que estaban previstos para mayo.
El funcionario respondió a un tuit de la periodista Sofía Diamante, del diario La Nación, que el martes había escrito que al retrasar los incrementos anunciados «la obsesión del Gobierno por reducir la inflación comienza a colisionar con la base del programa económico: eliminar el déficit de las cuentas del Estado».
El ministro aseguró que la justificación de las demoras en los aumentos «es exactamente al revés»: «Porque estamos cómodos en lo fiscal, priorizamos bajar la inflación y no cargar más con gastos de momento a la clase media».
Así, Caputo minimizó el impacto que tendrá en el objetivo de bajar los subsidios (para mejorar las cuentas públicas) la demora en la actualización de los costos de los servicios públicos.
Lo hizo justo cuando el Gobierno está negociando el pago con bonos de parte de la deuda que Cammesa tiene con las generadoras eléctricas y gasíferas. En el primer trimestre, el Estado dejó de pagar US$ 2.200 millones a eléctricas y productoras de gas. Esta deuda fue uno de los pilares del superávit fiscal del primer trimestre, que el Javier Milei anunció con bombos y platillos.
El Gobierno decidió postergar los aumentos de tarifas y dividir en tramos la actualización del impuesto a los combustibles para minimizar la suba de nafta y gasoil con el fin de consolidar la baja de la inflación, que en abril habría vuelto a un dígito mensual y se acercaría al 8% o 9%.
Es exactament al revés de lo que concluís. Porque estamos cómodos en lo fiscal, priorizamos bajar la inflación y no cargar más con gastos de momento a la clase media. https://t.co/dmac396Oqd
— totocaputo (@LuisCaputoAR) May 1, 2024
Desde este 1 de mayo estaban programados varios incrementos. Tanto en luz como en gas, las empresas que prestan los servicios públicos regulados de transporte y distribución empezaban a tener una indexación mensual de sus tarifas, sobre la base de la evolución previa de los salarios, la inflación y hasta el costo de la construcción.
Los aumentos que arrojaban esas fórmulas iban entre el 10% y el 12,5% en los márgenes de esas compañías -Transener, Transba, Edenor, Edesur, TGN, TGS, Metrogas, Naturgy y Camuzzi, entre otras-, lo cual tendría una incidencia cercana al 5% en las facturas finales de los usuarios.
NE