El proyecto vino del radicalismo y lo tomó el Gobierno para tratarlo en comisión este jueves. Hay objeciones de los sindicatos y de parte de la oposición dialoguista.
El Gobierno de Javier Milei tiene por delante un mes que será clave para su gestión. El 25 de mayo está convocada la firma del Pacto de Mayo, que busca ser fundacional para la administración de La Libertad Avanza. Pero antes de esa fecha, el Ejecutivo necesita dar un paso previo: la aprobación de la renovada y discutida Ley Ómnibus.
En su primer intento, la también llamada Ley Bases naufragó en la Cámara de Diputados. Ahora, el Gobierno abrió el diálogo con la oposición y busca llegar al recinto con mayor consenso. Y en ese ambicioso proyecto se encuentra un capítulo clave, que encuentra fuerte rechazo gremial y de parte de la oposición dialoguista: la reforma laboral.
Este capítulo originalmente estaba dentro del mega DNU de Milei pero se trabó en la Justicia. Por eso, el Gobierno le pidió a la UCR que arme un proyecto que luego se sumó a la Ley Bases. Ahora esto complica la negociación, que comenzará formalmente este jueves en comisión. Si bien el Gobierno podría quitar este capítulo, el radicalismo insiste con que esté o no aprobará la iniciativa.
Leé también: Se postergó el tratamiento en comisión de la Ley Bases y el oficialismo sumó reuniones con dialoguistas
En la vereda de enfrente se para el bloque Hacemos Coalición Federal, que conduce Miguel Ángel Pichetto: incluir la reforma laboral es un debate que demandará más tiempo. “Esto obliga a que en el marco de la discusión en términos de sacar dictamen lo revisemos. Si vienen con una ley nueva, integral, hay que tratarla por separado. Citar a los gremios y a los empresarios. Hay que discutir en la comisión de Trabajo con más detenimiento”, expuso Pichetto.
Los detalles de la reforma laboral
Entre los argumentos de la Casa Rosada para impulsar esta reforma están los cambios en la legislación laboral que, aseguran, agilizarán el mercado de trabajo. Para ello, proponen modificaciones importantes: reglamentación del derecho de huelga en actividades consideradas servicios esenciales y la penalización de las asambleas de trabajadores.
Además, considera como “injuria laboral grave la participación en bloqueos o tomas de establecimiento”. También reduce de 8 a 6 meses el período de prueba de los trabajadores. Este último ítem fue tomado de la propuesta radical
Leé también: Diputados: por falta de quorum, se cayó la sesión para debatir el presupuesto universitario
El proyecto que le acercó la UCR al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, incluye otras medidas como la reducción de la carga fiscal sobre el empleo. Se propone allí la actualización de la deducción aplicable a la base imponible de las contribuciones patronales, vinculándola al Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), y hasta 5 empleados.
En la misma línea, se busca reducir la litigiosidad laboral. Por eso se propone, entre otras medidas, la eliminación de las multas. Al mismo tiempo establece mecanismos sustitutivos a la indemnización, como un fondo de cese laboral, a cargo del empleador. Y declarar a la educación como servicio esencial, para limitar al mínimo las medidas de fuerza.
La postura del Gobierno es intentar consensuar -dentro de lo posible- con todos los sectores. Por eso, aseguran, tomaron conceptos no solo de la iniciativa de la UCR, sino también del PRO y hasta incluso tuvieron en cuenta planteos de la CGT.
Otra de las modificaciones que pueden ser decisivas (y que responde directamente a un pedido de la CGT) tiene que ver con las tan mentadas cuotas solidarias. El DNU les ponía límites al exigir que pueden descontarse del sueldo “solo si existe un consentimiento explícito del empleado autorizando el mismo”, mientras que ahora se aclara que “solo se podrá descontar a los trabajadores no afiliados si hay consentimiento explícito de ellos”.
La intención del Gobierno es obtener dictamen este jueves. Por el momento, hay reuniones para destrabar el destino de la reforma laboral.