domingo, 21 de diciembre de 2025 04:07
La tensión entre Luiz Inácio Lula da Silva y Javier Milei, la respuesta ante una posible intervención militar de Estados Unidos en Venezuela y la definición de una nueva estrategia tras el aplazamiento de la firma del acuerdo con la Unión Europea (UE) marcaron la agenda de la cumbre de presidentes de los países del Mercosur, en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú. Hasta allí llegaron el mandatario argentino junto con el presidente anfitrión, Lula da Silva, y sus pares regionales: Santiago Peña, de Paraguay, y Yamandú Orsi, de Uruguay. “Cuatro décadas después de la Guerra de las Malvinas, el continente vuelve a ser amenazado por la presencia militar de una potencia”, dijo el presidente de Brasil al referirse al despliegue militar que Estados Unidos está realizando en el Caribe frente a las costas de Venezuela. Remarcó además que una intervención como la que amenaza Donald Trump “sería una catástrofe humanitaria”. Fue durante el arranque de la cumbre de presidentes. Horas más tarde, cuando le llegó su turno, Javier Milei se apresuró a defender a los norteamericanos: “La Argentina saluda la presión de los Estados Unidos y Donald Trump para liberar al pueblo venezolano. El tiempo de tener un acercamiento tímido en esta materia se ha agotado. Instamos además a todos los demás integrantes del bloque a secundar esta posición y condenar tajantemente a este experimento autoritario”. Así, el presidente argentino reiteró su apoyo al gran despliegue naval realizado desde septiembre pasado por Estados Unidos en aguas del Caribe y al anuncio realizado por Washington de que bloqueará la exportación de petróleo venezolano. Pero Milei fue por más y, repitiendo lo que dice Trump, acusó a Maduro de “narcoterrista” y opinó que “este peligro y esta vergüenza no pueden seguir existiendo”.
A contramano
Las palabras de Milei van a contramano de lo que poco antes había dicho Lula Da Silva, quien antes de agradar a Estados Unidos defiende los intereses de Sudamérica y busca actuar como mediador entre Trump y el mandatario venezolano Nicolás Maduro: “Las verdaderas amenazas a nuestra soberanía son de otra naturaleza. Son las guerras, las fuerzas antidemocráticas y el crimen organizado”. Lula contó con el apoyo del uruguayo Orsi quien reclamó la “restauración del orden institucional y democrático en Venezuela”, pero alertó sobre la necesidad de resguardar “la integridad territorial de los Estados”. Las declaraciones de Lula llegaron precisamente luego de que Brasil se negara a aprobar una resolución ministerial, impulsada por Argentina y Paraguay, para condenar las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Lula, además, sumó otro punto de fricción con su par argentino. Adelantó que pedirá a Paraguay -que asumirá la presidencia pro tempore del Mercosur- que impulse la creación de un pacto contra el femicidio y la violencia de género, tras subrayar que América Latina es la región más letal del mundo para las mujeres. Citó datos de la Cepal, según los cuales en la región se registran once femicidios diarios. Milei y Lula se cruzaron durante la tradicional “foto de familia”, con las Cataratas del Iguazú como telón de fondo. El saludo entre ambos mandatarios fue frío, una situación que quedó reflejada en la transmisión oficial. Durante su participación en la reunión de presidentes, Milei, pidió también que el bloque regional disminuya el arancel exterior común, que sea “flexible” y permita negociaciones de sus miembros de forma individual. Es toda una rareza que Brasil y Argentina, dos países fundadores del Mercosur allá por 1991, y socios históricos, mantengan hoy posiciones tan diametralmente opuestas. Una situación que se observa desde que Milei decidió adherir con los ojos cerrados a todo aquello que dicte Trump, dejando en un segundo o tercer plano los intereses regionales.
Recuerdos
Hace una década, en el inicio de su segundo mandato, la Gobernadora Lucía Corpacci convocó a los 36 intendentes municipales en la residencia oficial de Villa Parque Chacabuco, sitio que hace unos años pasó a dominio municipal. Acompañada de quien era ministro de Gobierno y Justicia, Gustavo Saadi, y el subsecretario de Asuntos Municipales, Fidel Sáenz; la mandataria compartió un almuerzo con todos los jefes comunales, sin distinción de procedencia partidaria o signo político. Se trata de un hecho inusual, que no se volvió a repetir desde entonces. Estuvieron presentes Osvaldo Gómez (La Puerta), Marcelo Saavedra (Los Varela), Jorge Herrera (Las Juntas), Armando Seco (El Rodeo), Antonio Córdoba (Ancasti), Alejandro Páez (Andalgalá), Cristian Gutiérrez (Aconquija), Julio Taritolay (Antofagasta de la Sierra), Daniel Ríos (Belén), Gilberto Santillán (Londres), Marcelo Villagrán (Hualfín), Alberto Espinoso (Puerta de San José), Ramón Guzmán (Pozo de Piedra), Isidro Gómez (Corral Quemado), Enrique Aybar (Puerta de Corral Quemado), Ramón Villagra (Villa Vil), José Figueora (San Fernando), Alfredo Hoffman (Capayán), Omar Soria (Huillpima), Ariel Ojeda (El Alto), Jorge Coronel (Tapso), Guillermo Ferreyra (Fray Mamerto Esquiú), Pío Carletta (Icaño), Roberto Herrera (Recreo), Orlando Sabio (Paclín), Francisco Gordillo (Pomán), Ariel Luna (Mutquín), Lucas Carrazana (Saujil), Juan Pablo Sánchez (Santa María), Antonio Gómez (San José), Elpidio Guaraz (Santa Rosa), Rafael Olveira (Los Altos), Sebastián Nóblega (Tinogasta), Roxana Paulón (Fiambalá) y Gustavo Jalile (Valle Viejo). Si bien Raúl Jalil, actual gobernador y por entonces intendente capitalino se encontraba de viaje, envió en su lugar a su secretario de Gobierno Hernán Martel, hoy presidente de la Corte de Justicia. Uno a uno, los 36 asistentes hicieron uso de la palabra. En la mayoría de los casos, ofrecieron un panorama de la situación de sus municipios. Una vez que todos los intendentes hablaron, hizo uso de la palabra Lucía Corpacci y valoró la asistencia perfecta de los jefes de las comunas.
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