domingo, 21 diciembre, 2025
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Adiós a la euforia

Es posible que el Gobierno intentara abolir en el Presupuesto la emergencia en Discapacidad y el Financiamiento Educativo movido por el rencor y la ansiedad de revancha. Vetadas por Milei y revalidadas por el Congreso, ambas leyes son tanto una acabada representación de los límites que restringen el arbitrio presidencial como testimonio del poder parlamentario.

El rechazo de su derogación en la Cámara de Diputados removió esos cilicios el viernes a la madrugada, unas horas después de que Milei se regodeara en su victoria electoral y desenfrenara agresiones reprimidas contra sus enemigos clásicos durante una entrevista con el “Gordo Dan” Parissini en el programa “La Misa”, del streaming “Carajo”. Como cuando rechazaron los vetos, los integrantes del “nido de ratas” derrotaron a las tropas libertarias y expusieron el carácter provisorio que todo tiene en la política.

La pretensión del Gobierno carecía de sentido de las proporciones.

Exigía la humillación pública del arco opositor que apenas tres meses antes había ratificado con cifras contundentes dos leyes cuya derogación se había introducido intempestivamente. ¿Cómo iban a justificar tamaño cambio de posición en temas tan sensibles para la opinión pública?

El método era, además, discutible desde el punto de vista jurídico.

La derrota

Los inconvenientes que enfrentaría la arremetida comenzaron a insinuarse temprano. El quórum para sesionar se obtuvo gracias a la asistencia del bloque de Provincias Unidas. Luego los libertarios consiguieron imponer que el tratamiento en particular se hiciera por títulos y no por artículos, como es habitual en los Presupuestos.

Toda la jornada estuvo tramada desde entonces por las tratativas para acceder a la aprobación del Capítulo XI, que contenía las dos derogaciones. Para asegurar el respaldo del PRO, se incluyeron en él, forzando toda lógica, aportes automáticos del Tesoro nacional a CABA por el porcentaje de la coparticipación que le mocharon en tiempos de Alberto Fernández. El capítulo contemplaba también beneficios para liberar de las deudas con CAMMESA a la distribuidora energética de José Luis Manzano y Daniel Vila. De paso, derogaba también los subsidios al gas en las zonas frías y la actualización automática de las asignaciones familiares.

Las operaciones fracasaron y el Presupuesto obtuvo media sanción sin el Título XI.

El plenario terminó con la designación de los tres representantes de la Cámara baja en la Auditoría General de la Nación, pirateada adicional, en este caso exitosa: uno para el kirchnerismo, otro para el gobernador de Salta Gustavo Sáenz y el tercero para La Libertad Avanza.

Excluido, el presidente del bloque del PRO, Cristian Ritondo, clamó por la traición y amenazó con una ruptura definitiva en la que a esta altura nadie cree. Libertarios y macristas sostienen una relación tóxica. No importa cuán ofensivas sean las conductas libertarias, los macristas siempre vuelven para tratar de salvar la pareja.

La dinámica, de todas formas, no pasa desapercibida para el resto, que toma prudente nota. Si así tratan los libertarios a los aliados incondicionales, mejor seguir como aliados condicionales de acuerdo a como venga la mano. Con esta gente, más reditúa ser amante que esposo.

Los límites de octubre

Los sectores libertarios más razonables parecen haber dimensionado el calibre del despropósito. Tras diseminar versiones de que Milei estaba dispuesto a vetar el Presupuesto si no incluía el meneado Título XI y sobreactuar aflicciones sobre el sacralizado equilibrio fiscal, el oficialismo obtuvo en el Senado dictamen favorable para sacar la ley sin modificaciones, tal como salió de Diputados.

No insistir con la derogación de Discapacidad y Financiamiento Educativo es no exponerse a nuevas derrotas. Parece que al final no son tan determinantes para la salud de las finanzas. En cualquier caso, no serían tan perjudiciales como continuar ofreciendo elementos para aglutinarse a la fragmentada oposición, dinamitar acuerdos o reiterar el tortuoso y desgastante trámite político que tuvo la Ley Bases en los primeros seis meses de la gestión.

La sesión del Presupuesto mostró el exacto alcance de los resultados de octubre. La Libertad Avanza ganó, pero el triunfo no le alcanzó para revertir su fragilidad institucional de origen. Continúa y continuará necesitando de la anuencia de otras fuerzas políticas para desarrollar su programa, lo cual implica, como en cualquier negociación, incorporar las demandas e intereses de sus interlocutores en la agenda.

Entre los desvaríos de la sesión del Presupuesto, en la que también se le dio media sanción a la “Inocencia Fiscal” para tratar de sacar dólares de los colchones, no llegó a cuajar la intentona de tratar una ley para penalizar con prisión a funcionarios que incurrieran en disposiciones deficitarias, sueño expresado en más de una oportunidad por Milei. Alguien advirtió a los libertarios más fanáticos sobre lo, más que absurdo, ridículo de tan impracticable propuesta.

Falta para la parición

Lo ocurrido en Diputados diluyó la euforia de octubre al exponer la complejidad de la escena política argentina. El apoyo de Donald Trump fue determinante para conjurar el colapso del programa económico libertario y, por lo tanto, para la victoria de Milei. La oposición podrá estar tribalizada, pero mantiene poder de fuego y el oficialismo no puede darse el lujo de ignorarla impunemente.

El intento de contrabandear las derogaciones y los ardides reglamentarios exhibieron la tentación de suplir las deficiencias políticas con trampas.

Es un precedente malo en cualquier sentido para las reformas que el Gobierno aspira sacar, entre ellas la laboral y la tributaria: desnuda debilidades, verifica impericias, devalúa interlocutores, sube los precios y estimula el siempre voluble e inestable amor mercenario.

Nunca es sensato contar los cabritos antes de la parición.

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