sábado, 20 diciembre, 2025
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Hay otras reformas laborales posibles: los cambios a favor de los trabajadores que discute y aprueba el mundo

En Argentina, el gobierno de Javier Milei planteó el debate alrededor de su reforma laboral como una discusión de sentido común, como una necesidad de modernización lógica e ineludible. Mientras existen ejemplos en el mundo de gobiernos liberales y conservadores que impulsaron o impulsan flexibilizaciones laborales y quitas de derechos, también hay otro tipo de reformas laborales: cambios que buscaron adaptarse a los nuevos tiempos de los mercados laborales garantizando derechos y beneficios a los trabajadores, como la reciente en México, o la reducción de la semana laboral, una medida repetida en Europa e incluso en países vecinos, como Chile.

Embed – REGRESIÓN LABORAL: 21 BILLONES DE RAZONES PARA VOTAR | Editorial de Ari Lijalad

Concretamente, las nuevas reformas que se aprobaron y se pusieron en práctica a partir de junio de este año incluyeron entre otras medidas el derecho a la desconexión, el aumento de días por duelo y por maternidad o paternidad, la incorporación de nuevos feriados, la obligación de la doble remuneración por las horas extras y los días no laborables y una reducción paulatina de la jornada laboral que llevará las 48 horas semanales actuales a 40 horas semanales en 2030, quitando dos horas semanales por año para que las empresas se vayan adecuando.

Viridiana Ríos, politóloga, analista y especialista en políticas públicas mexicana participó del debate público para defender la ley y destacó la importancia de que exista finalmente voluntad política para impulsarla. “En los últimos 14 años se han presentado 18 iniciativas para reducir la jornada laboral, todas sin éxito,” recordó la también columnista en medios como Televisa, El País, The New York Times y The Washington Post.

En su discurso, desmintió con números y estadísticas los “cuatro mitos contra la reforma”: que la reducción de la jornada laboral quebraría a las empresas, especialmente a las más chicas, que se afectaría la productividad y que el aumento salarial aumentaría la inflación. Mostró datos oficiales de que los empresarios se quedan con un promedio del 65% del valor agregado, lo que representa una de las proporciones más altas de tasa de ganancia del mundo.

Por otro lado también mostró evidencia internacional que demuestra que una baja en la jornada laboral no repercute directamente en una baja de productividad y que, por el contrario, hay ejemplos donde la productividad ha aumentado hasta un 40% en algunos países. Por último, detalló que la inflación no está impulsada principalmente por los costos laborales, sino por la alta rentabilidad de las empresas. Por lo tanto, una mejora en las condiciones laborales no debería trasladarse necesariamente a un aumento de precios. Sino no se podría explica que con 6 años continuados de aumentos salariales por encima de los dos dígitos, la inflación mexicana siga debajo del 5% anual, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Embed – La Octava on Instagram: «Viri Ríos exhibe mitos de las empresas y ‘cobardía’ de la clase política para no reducir la jornada laboral “En los últimos 14 años se han presentado 18 iniciativas para reducir la jornada laboral. Todas han fracasado, necesitamos más que promesas”: @viririosc. #jornadalaboral #yoporlas40horas #trabajadores #news #laoctava»

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¿México aplicó una reforma excepcional?

España, de la mano del gobierno socialista de Pedro Sánchez, fue otro de los países que habló de modernización cuando reformó la ley en 2022 y, al igual que México, también puso el acento principal en las negociaciones colectivas y en la regulación de la informalidad y los empleos temporales. Ambas reformas se basaron en las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2021 que hacían hincapié en los impactos que la pandemia había generado en los mercados laborales y convocaban a que los Estados miembros a elaborar políticas que protejan el empleo decente y eviten que la crisis profundice la precariedad.

Pese a los avances, las leyes sancionadas o modificadas en estos últimos años todavía se siguen debatiendo. Por ejemplo, el Ministerio de Trabajo y Economía Social del gobierno de Sánchez no se conformó con la reforma del 2022 y propuso nuevas modificaciones que se discuten actualmente en el Congreso español. Si se aprueban, los trabajadores tendrían: un nuevo aumento en el salario mínimo, nuevas obligaciones empresariales que contemplen el derecho a la desconexión digital, extensión de licencias y una nueva normativa que permita complementar jubilaciones con trabajo activo para construir una salida progresiva del mercado de trabajo. La reducción de la jornada a 37,5 horas por semana sin restricción salarial finalmente fue rechazada por la derecha.

El tiempo libre, la desconexión digital, la reglamentación de los nuevos trabajos organizados dependientes de las plataformas digitales son parte de los desafíos más grandes de las legislaciones actuales. En Australia no debatieron una reforma laboral, pero en febrero de 2024 aprobaron una reforma al Fair Work Act que incluye el “derecho a desconectar”. Los trabajadores pueden no responder comunicaciones laborales fuera de su jornada laboral sin repercusiones, salvo excepciones razonables.

Otro de los países que discutió este tema sin una reforma integral fue Singapur, un Estado que las derechas liberales suelen poner como ejemplo de modernización. En el país asiático reconocieron a los trabajadores de plataformas como Plataform Workers. Si bien no son empleados plenos, no son ni emprendedores, ni autónomos. Esa modalidad de contratación incluye aportes obligatorios a la seguridad social, cobertura por accidentes laborales, representación colectiva limitada y obligaciones de transparencia de las plataformas que les impida multar y sancionar a quienes rechacen pedidos después de muchas horas de trabajo.

Reducción de la jornada laboral: un debate global

Es imposible analizar la desconexión digital, el resguardo por el tiempo libre y el cuidado de la salud mental de los trabajadores si no se pone en discusión también la duración de las jornadas laborales. Como sucedió en México o España, aunque la reducción de las jornadas son parte de debates más amplios, se puede abordar sin diseñar reformas completas.

En América Latina, las jornadas extensas siguen siendo un común denominador de la región. Pero ya se empezó a cuestionar en algunos países. En Colombia y Chile, como en México, se avanzó en una reducción. En el primer caso, donde existía una semana laboral de 48 horas, el gobierno de Gustavo Petro aprobó en 2021 una modificación progresiva para llegar a 42 horas en 2026 -hoy ya está en 44 horas-, mientras que en Chile, el gobierno de Gabriel Boric aprobó una ley en 2023 que llevará las 45 horas semanales actuales a 40 horas en 2028.

Experimentos de este tipo también se vieron en países europeos como Islandia, Bélgica, Alemania o incluso Francia. Allí se demostró que reducir las horas de trabajo puede mejorar la salud mental, aumentar la motivación y mantener o incluso incrementar la productividad. Uno de los casos más emblemáticos que utiliza la OIT, por ejemplo, es Islandia. En 2014, el país nórdico ya registraba bajos y preocupantes niveles de productividad y para solucionarlo justamente propusieron testear esta medida de reducción de la jornada en el 1% de la población ocupada.

El acuerdo piloto fue entre la municipalidad Reikiavik (la capital del país insular) y una confederación sindical. El proyecto fue tan exitoso que rápidamente se expandió. Hubo un aumento en la eficiencia del uso del tiempo, se comprobó que se prestaba el mismo servicio en menos horas de trabajo, aumentó el bienestar de los trabajadores y se registró una conciliación de la vida laboral con la personal. Hoy, la jornada laboral varía según cada convenio colectivo, pero la mayoría está cerca de las 35 horas semanales.

En Alemania tampoco rige una ley laboral general. Ahí los acuerdos siguen dependiendo de los convenios sindicales lo que obliga a tener organizaciones sindicales fuertes. Sin necesidad de una ley integral, la mayoría de los convenios rondan entre las 28 horas y las 35 horas semanales. Bélgica, por su parte, ya tenía una jornada laboral de 38 horas y en 2023 le sumaron la posibilidad de que se cumplan en cuatro días laborales. Algo parecido hizo Japón: el Estado no obliga a reducir la semana, pero sí permite que se contemplen acuerdos de cuatro días laborales.

Incluso en Francia, donde este último año se avanzó con varias modificaciones regresivas para la masa laboral, no dudaron en mantener la jornada laboral en 35 horas que aprobó el gobierno socialista en el año 2000. En estos últimos años, en París y otras ciudades francesas hubo protestas y movilizaciones contra el aumento de la edad jubilatoria -pasó de 62 a 64 años-, las reformas en el sistema judicial laboral y el ajuste en los salarios. Sin embargo, incluso el gobierno de Emmanuel Macron que avanzó con estas políticas impopulares, aprobó también actualizaciones en las protecciones sociales de los nuevos puestos de trabajo y buscó equiparar la brecha salarial de género.

No hay fórmulas perfectas y, en la mayoría de los países, los cambios no son lineales ni inmediatos. Pero en un momento en que el Congreso argentino debate la regresiva reforma laboral del gobierno de Milei, las enseñanzas del mundo pueden servir para desafiar la letra del proyecto de ley y cambiar las premisas del debate laboral.

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