El último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) advirtió que el país atraviesa una tendencia ascendente de casos de sífilis que comenzó en 2011 y que se aceleró con fuerza a partir de 2015. En 2025, esa evolución se volvió todavía más evidente. Los casos aumentaron 20,5% respecto del mismo período del año anterior, alcanzando 36.702 diagnósticos en la población general.
El informe oficial describe un escenario que se viene profundizando. Entre 2015 y 2019, los casos notificados se triplicaron, marcando el inicio de una etapa en la que las infecciones de transmisión sexual, especialmente la sífilis, comenzaron a ganar terreno en todo el país.
El crecimiento no se distribuye de forma homogénea. Algunas provincias registraron saltos abruptos en sus tasas. Neuquén encabeza la lista con un incremento del 110%, seguida por Entre Ríos (72%) y Tierra del Fuego (57%).
En contraste, otras jurisdicciones mostraron descensos significativos: Formosa redujo sus tasas en un 42 %, San Luis en un 18 %, La Pampa en un 14 % y Santa Fe en un 2 %. Según detalla el documento, se trata en general de provincias con volúmenes absolutos de casos más bajos, por lo que las variaciones impactan de forma distinta en el análisis nacional.
Una enfermedad que impacta sobre todo a jóvenes
El grupo más afectado es claro: las personas entre 15 y 39 años concentran el 76 % de los casos del país. Dentro de ese universo, las tasas más altas se observan entre los 20 y 24 años y los 25 y 29 años, franjas etarias que mostraron los índices más elevados del período analizado. Les siguen quienes tienen entre 30 y 34 años, con una tasa de 146,7 por cada 100.000 habitantes. Incluso la adolescencia aparece comprometida: el grupo de 15 a 19 años presenta una tasa de 108,2 por cada 100.000 habitantes.
A partir de los 35 años, la curva empieza a descender y lo hace con más claridad entre las mujeres, según detalla el reporte.
La respuesta sanitaria
Frente a este escenario, la cartera sanitaria nacional sostiene un monitoreo continuo de las notificaciones tanto en población general como en embarazadas y expuestos perinatales. Este seguimiento permite detectar brotes, identificar poblaciones de riesgo y evaluar la capacidad de respuesta del sistema de salud.
El Ministerio también distribuye reactivos para pruebas rápidas y penicilina benzatínica a las provincias. La entrega se organiza bajo un esquema de abastecimiento continuo basado en consumos reales, demanda proyectada y prioridad para las jurisdicciones con mayor carga de enfermedad.
Las pruebas rápidas de sífilis, promovidas cada vez más en el primer nivel de atención, se consolidan como una herramienta clave que permiten obtener resultados en pocos minutos y facilitan decisiones inmediatas, lo que mejora la detección oportuna y reduce las barreras de acceso al diagnóstico.
