A una semana de las bonaerenses, las elecciones correntinas de este domingo arrojarán los primeros indicios sobre la penetración en el electorado del escándalo de las coimas en la compra de medicamentos que compromete a la “hermanísima” Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem.
El jueves, jornada del cierre de campaña, el gobernador Gustavo Valdez se reunió con el ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro, articuladores del frente “Provincias Unidas”. El mismo día, a pocos kilómetros, Karina y Martín Menem tuvieron que interrumpir una caminata proselitista en medio de incidentes y una protesta por los recortes practicados en el área de discapacidad, epicentro coyuntural de sobornos con ramificaciones imprevisibles.
La escena litoraleña condensa varios ingredientes de la torpeza política libertaria. Sin posibilidades de reelección, el radical Valdez juega la continuidad de su proyecto con su hermano Juan Pablo como candidato a la Gobernación. El rival mejor posicionado es el justicialista Martín “Tincho” Ascúa. Lisandro Almirón, el crédito seleccionado por La Libertad Avanza, no consiguió hacer pie, aunque podría subir el precio en caso de un balotaje. Los Milei tenían dos alternativas prometedoras para fichar.
Karina Milei y Martín Menem tuvieron que escapar como Espert en moto de un acto proselitista en Corrientes. Karina Milei y Martín Menem tuvieron que escapar como Espert en moto de un acto proselitista en Corrientes.
La conducta proclive a colaborar con la Casa Rosada de Valdez abría espacio para un acuerdo electoral como los cerrados con los gobernadores de Mendoza, Alfredo Cornejo, y Entre Ríos, Rogelio Frigerio, que también quedaron sueltos por la desaparición de Juntos por el Cambio como referencia nacional. Los libertarios, que carecen de gobernadores, no pudieron resistir la tentación de ganar su primera provincia y clausuraron esa vía.
Les quedaba el senador nacional Carlos “Camau” Espínola, funcional a la estrategia libertaria en el Congreso desde la sanción de la Ley Bases, cuando se escindió del bloque peronista junto a Edgardo Kueider, hoy preso en Paraguay. Tampoco esta posibilidad cuajó. El “karimenemismo” apostó a una oferta propia con Almirón, que nunca alcanzó a generar la expectativa suficiente para entrar al balotaje. Ahora, escorado por el golpe de las coimas, podría perder gravitación también para la eventual segunda vuelta.
El jueves, en la Casa de Gobierno de Corrientes, se montó una escena deliciosa. Valdez recibió a Schiaretti y Pullaro, portadores del respaldo de “Provincias Unidas”, acompañado por “Camau” Espínola. Los dos correntinos descartados por los armadores electorales de La Libertad Avanza, antagonistas entre ellos, reunidos bajo el paraguas de la coalición de centro que promueven los gobernadores de Córdoba, Santa Fe, Chubut, Jujuy y Santa Cruz.
Todos “casta”, por supuesto, pero departieron muy amablemente mientras a los adalides de la “anticasta” los repudiaban con tanta intensidad que se vieron obligados a escapar como rata por tirante… o Espert en moto.
Un pronóstico sobre el destino de “Provincias Unidas” a largo plazo sería muy aventurado. Sin embargo, el flamante esquema se prepara para un “sapukay” el domingo: la soberbia “karimenemista” les ofrece la oportunidad de capitalizar la retención del Gobierno de Corrientes como triunfo propia. Si Juan Pablo Valdez gana, obviamente, no conviene contar cabritos antes de la parición.
De cualquier modo, la coincidencia circunstancial de los expulsados por Milei exhibe las deficiencias del diseño de construcción mesiánico. Una semana antes de la foto correntina, mientras el escándalo de las coimas comenzaba a escalar, la vicepresidenta Victoria Villarruel viajó a Chubut y fue recibida con todos los honores y amabilidades por el gobernador Ignacio Torres, socio fundador de “Provincias Unidas”. “Son momentos complejos”, respondió cuando le preguntaron por las infidencias de Diego Spagnuolo. Qué harpía.