Aunque Ciudad de Gaza contaba con unos 600.000 habitantes antes de que comenzara la ofensiva israelí de octubre de 2023, los ataques en todos los puntos vitales de la Franja, la destrucción de poblaciones enteras y los asaltos continuados a los campos de refugiados desplazaron a casi medio millón de gazatíes más hacia esa urbe. Ahora, son obligados a dejar este emplazamiento y hacinarse en el sur, donde podrían quedar atrapados los poco más de dos millones de gazatíes.
Este es el acto final de la “guerra total” declarada por Netanyahu contra Hamás, después de que este grupo palestino atacara las fronteras de Israel y asesinara a 1.200 personas y tomara como rehenes a 250 el 7 de octubre de 2023.
El saldo de la ofensiva israelí por tierra y aire desatada por Netanyahu en venganza por la masacre cometida por Hamás es ya de más de 62.000 muertos palestinos, la inmensa mayoría niños, mujeres y ancianos. La utilización del hambre como arma de guerra, con el bloqueo israelí a la llegada de suministros a Gaza, ha hecho casi imposible la supervivencia de los gazatíes, atrapados entre la cerrilidad de los miembros de Hamás, empeñados en una resistencia suicida ante Israel, y los crímenes de guerra y el genocidio desatados por Netanyahu y sus pretorianos.
Una propuesta de tregua en el filo de la navaja
Este lunes, Hamás aceptó inesperadamente una propuesta de tregua para liberar a parte de la veintena de rehenes israelíes que siguen con vida en manos de esa milicia islámica y entregar los cuerpos de otros treinta cautivos. Este anuncio podría haber dado señales de esperanza en otros momentos, pero no en la situación actual, con los tanques israelíes encendiendo ya sus motores para arrasar Ciudad de Gaza.
La propuesta es prácticamente la misma que habría aceptado el Gobierno israelí recientemente con la mediación de Catar y Egipto. El plan contempla un cese de las hostilidades durante dos meses y la entrega a Israel de la mitad de los cautivos vivos y de los rehenes muertos. Hamás ha cedido en sus demandas sobre la parte de Gaza bajo control militar israelí. Tal exigencia, con la ofensiva emprendida ahora por el ejército de Israel, tiene poco sentido. En todo caso, Hamás da preferencia a la llegada de ayuda humanitaria e, ingenuamente, a la negociación de una tregua definitiva.
Sin embargo, como ya ocurrió con otras propuestas de tregua saboteadas directamente por Netanyahu, el nuevo plan está sobre el filo de una navaja. La puesta en marcha de la ofensiva contra Ciudad de Gaza, donde se concentran, según el ejército israelí, buena parte de los milicianos que quedan a Hamás, se vería alterada por ese pacto y no parece que el primer ministro israelí vaya a renunciar a su agenda.
Crecen las protestas contra Netanyahu
En todo caso, las renovadas protestas por todo Israel de centenares de miles de personas que reclamaban un acuerdo con Hamás para liberar a los rehenes y detener la guerra sí han puesto en esta ocasión a Netanyahu contra las cuerdas, mientras es presionado por los ultraderechistas y los extremistas para que acometa de una vez la ocupación total de Gaza.
Hay otra huelga general prevista para el próximo domingo, y la movilización crece ante la incertidumbre que rodea a los planes del jefe del ejecutivo. Pero también se escuchan, cada vez con más intensidad, las voces de los aliados radicales de Netanyahu en el Gobierno, muchos de los cuales reclaman el exterminio de todos los gazatíes, por las bombas o de inanición, y la anexión de Gaza al Gran Israel que ya algunos, como los ministros Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, consideran posible.
Los manifestantes insisten en que no permitirán que Netanyahu dinamite el enésimo proceso de negociación, pero el primer ministro ya está lanzado en una carrera sin frenos para garantizar su supervivencia política, librarse de los procesos judiciales que tiene en contra y pasar a la historia como el líder israelí que zanjó de una vez por todas el problema de los dos estados, el de Israel y el de Palestina, simplemente borrando del mapa a este último.
La baza estadounidense
Pero Netanyahu, como siempre, guarda un as en la manga. El apoyo que le depara el presidente estadounidense, Donald Trump, es una baza que nadie puede despreciar, ni siquiera sus más fieros contrincantes en la oposición israelí. Sin Estados Unidos, la suerte de Israel en Oriente Medio estaría echada y su repudio a nivel internacional sería imparable.
Los planes para tomar toda Gaza tienen el beneplácito de Trump, quien se ha brindado además para reconstruir la Franje como un resort turístico, extirpando la molestia palestina. Si la defensa de la causa de los palestinos se ha convertido en Estados Unidos en motivo de persecución, qué no hará Trump para ayudar a su amigo Netanyahu a cumplir todos sus objetivos.
Es el respaldo de Washington el que, además, da alas a los israelíes más radicales para trazar su hoja de ruta. Y este propósito final es decapitar el proyecto de un estado palestino. En Gaza están a punto de lograrlo y esta ofensiva en Ciudad de Gaza y algunas zonas del centro, como el campo de refugiados de Yabalia, donde se han dado también órdenes de evacuación masiva, puede ser el golpe de gracia.
Cisjordania, otro escenario de la infamia israelí
Pero al tiempo que se vive el drama de Gaza, en el otro enclave palestino, Cisjordania, el proceso para desmontarlo y ocuparlo finalmente por miríadas de colonos ilegales judíos avanza a pasos agigantados: este miércoles, el Gobierno israelí aprobó un plan de construcción destinado a dividir la Cisjordania ya horadada por los cientos de asentamientos judíos ilegales.
El plan “urbanístico” permitirá expandir los asentamientos junto a Jerusalén Este (palestino, pero ocupado por Israel), en la región llamada “E1″, lo que hará imposible el acceso a la ciudad desde la Cisjordania ocupada. Tal medida dará un salto de gigante para “distorsionar” las fronteras de un posible estado palestino, como publicó el prestigioso diario israelí Haaretz este miércoles.
Si un año atrás, la sociedad internacional, especialmente la europea, permanecía callada ante los pasos de Netanyahu y sus compinches para destruir Palestina y controlar su territorio, ahora las cosas han cambiado un tanto. Todavía nadie se plantea la ruptura de relaciones diplomáticas o económicas con Israel, pero las críticas y condenas al rumbo devastador que ha tomado el primer ministro israelí se suceden y cada día que pasa se escuchan más alto.
Protestas internacionales
Así, el presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió de que la nueva ofensiva israelí en Gaza supondrá un “completo desastre para ambos pueblos”, el judío y el palestino, y arrastrará a Oriente Medio a una “guerra permanente”.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán apuntó que Berlín «rechaza con determinación” el proyecto de expandir los asentamientos, que implica la separación “de facto” de las partes norte y sur de Cisjordania. Sobre la ofensiva contra Ciudad de Gaza, otro portavoz germano advirtió del riesgo que tal paso supone para la suerte de los rehenes en manos de Hamás y para alcanzar un alto el fuego definitivo.
El Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió por su parte que el desplazamiento de palestinos al sur de Gaza puede “empeorar una situación ya catastrófica” en la Franja. “Con más del 80% de Gaza ya afectada por órdenes de evacuación, es inimaginable que los civiles se vean obligados a trasladarse a una zona aún más pequeña”, indicó el organismo.
Sin embargo, tal es la intención de Netanyahu, quien recientemente anunció la creación de una “ciudad humanitaria” destinada a albergar en el sur a todos los gazatíes, a modo de un gigantesco campo de concentración, mientras se decidía su ulterior suerte, posiblemente fuera de Gaza.
Coordinación con EEUU para expulsar a los palestinos
Este destino figura ya en los planes de Netanyahu. Hace una semana, el primer ministro israelí afirmó en una entrevista con el medio israelí i24News que había conversaciones con gobiernos extranjeros para sacar a los gazatíes de su tierra. «Estamos hablando con varios países. No puedo dar detalles aquí», dijo Netanyahu. Añadió que se trataría de una «migración voluntaria» y que había ya «diálogo» con «más de un país».
El pasado sábado, el ministro de Finanzas israelí, el colono y ultraderechista Bezalel Smotrich, afirmó en una entrevista que los preparativos junto a EEUU para expulsar de forma masiva a los palestinos de Gaza ya habían comenzado.
Ese sería uno de los puntos de cooperación sobre la crisis de Gaza entre Israel y EEUU. Según medios estadounidenses como la CNN o la agencia de noticias AP, uno de esos lugares podría ser Sudán del Sur, un país azotado por la guerra civil y las hambrunas intermitentes, y con una caótica situación política que lo convierte prácticamente en un estado fallido.