Después de un cierre caótico de la lista de candidatos en la provincia de Buenos Aires, donde se manifestaron descarnadamente las diferencias internas entre la Cámpora y el sector que encabeza el gobernador Axel Kicillof, el sello político surgido de esa instancia, Fuerza Patria, será extrapolado a la mayoría de las jurisdicciones provinciales. Ese será el nombre que utilizará el Partido Justicialista en casi todos los distritos al momento de inscribir la alianza –el plazo se vence el próximo jueves- que integrará pensando en los comicios legislativos de este año.
El kirchnerismo logra, de ese modo, imponer además de una marca, su lógica política sobre el resto del peronismo de las provincias y sus aliados, pese a las evidentes diferencias de criterios de construcción política y de alianzas que se presentan en cada distrito.
En rigor, lo que ocurrirá en las elecciones nacionales de octubre es lo que viene sucediendo en instancias anteriores: en 2019 y 2021 el sello fue el Frente de Todos, en 2023 Unión por la Patria. En todos los casos el kirchnerismo, que mantiene su anclaje territorial en la provincia de Buenos Aires, procura impulsar su ascendencia política al interior, en distritos donde conserva adhesiones pero en los que también se advierten tensiones contra estos intentos hegemónicos y visiones más amplias, pluralistas y democráticas de la política nacional.
El peronismo de Catamarca también competirá con la marca Fuerza Patria. El perfil más dialoguista de algunos gobernadores, como Raúl Jalil, el tucumano Osvaldo Jaldo o el pampeano Sergio Ziliotto, respecto de la postura más intransigente del kirchnerismo con el gobierno nacional, no afectará el uso del sello mencionado que, como se dijo, con la excepción del siempre autónomo Partido Justicialista cordobés, será generalizado en el peronismo de todas las jurisdicciones.
La colonización de los peronismos provinciales es una tendencia que va a contramano de los esfuerzos por insertar en la agenda política nacional una impronta federal. La colonización de los peronismos provinciales es una tendencia que va a contramano de los esfuerzos por insertar en la agenda política nacional una impronta federal.
La colonización de los peronismos provinciales por parte del bonaerense es una tendencia que va a contramano de los esfuerzos de algunos gobernadores por insertar en la agenda política nacional una impronta federal, de autonomía de las fuerzas políticas provinciales tanto de las imposiciones del gobierno nacional como las de los partidos políticos conducidos desde el Área Metropolitana de Buenos Aires, tales los casos del Partido Justicialista, el radicalismo y el Pro.
El kirchnerismo, debilitado en su gravitación política nacional, conserva sin embargo desde la conducción del Partido Justicialista nacional su incidencia en las estrategias políticas electorales. La unidad prendida con alfileres que logró en la provincia de Buenos Aires para los comicios del 7 de septiembre, más por el temor que una derrota histórica con La Libertad Avanza que por convicciones políticas, fue factor clave para mantener aquella ascendencia sobre las jurisdicciones provinciales. Sin embargo, la relación entre Cristina Fernández de Kirchner con el gobernador de la provincia más poblada del país, Axel Kicillof, está deteriorada desde lo político y desde lo personal también.
En los comicios provinciales realizados hasta el momento, la estrategia electoral diseñada desde el AMBA para el peronismo ha sido un fiasco. La potencia electoral del PJ en cada jurisdicción provincial es mucho menor cuando la estrategia se diseña desde la capital del país que cuando intervienen de lleno los gobernadores de ese signo político.
Los resultados de octubre determinarán, en todo caso, si la tendencia colonizadora de los peronismos provinciales se mantiene o se consolidan procesos políticos contrahegemónicos y de mayor autonomía.