En los últimos meses, se ha observado un aumento de personas que venden productos en el centro de la ciudad, ya sea caminando por la calle o instalando puestos en lugares clave, siempre buscando no llamar la atención para evitar problemas. Lo cierto es que la necesidad de comercializar productos variados, como alimentos, medias, sábanas, juguetes, repasadores, herramientas o cremas, se hace evidente todos los días. Estas personas saben que no pueden vender en la peatonal Rivadavia, pero aún así sienten la necesidad de hacerlo, a pesar de los riesgos que conlleva.
Carlos, vendedor de medias y repasadores, contó que perdió su empleo hace tres años y necesita trabajar.
“Con la edad que tengo no me dan trabajo, este es mi trabajo, caminar y vender, tengo que llevar comida dignamente a mi casa. Compro en avenida Güemes o calle Tucumán y revendo lo que puedo, hoy medias, pero quizás mañana manteles”, relató a este medio.
Por su parte, otro vendedor, indicó que en avenida Güemes, pasando la comuna y alrededores no venden y para tener ganancias deben caminar la peatonal.
“Voy y vengo pero somos varios chicos que trabajamos, el tema es que no nos quiten nada porque la municipalidad sabe que necesitamos trabajar pero tenemos prohibido quedarnos en un punto, porque ya está la queja de los comerciantes, pero no esperamos que nos den plata, nosotros queremos trabajar pero libremente no nos dejan”, se quejó.
En la peatonal Rivadavia, no solo circulan vendedores ambulantes; también se han instalado puestos de churros, pan, café, verduras, juguetes, pantuflas y una amplia variedad de productos. Todo lo que pueda exhibirse en la vereda se ha convertido, hoy en día, en parte del paisaje cotidiano de la peatonal.
La plaza 25 de Mayo y alrededores es una clara muestra, ya no se espera al viernes para la feria, sino que todos los días hay puestos fijos, a lo que se suman artersanos y otros vendedores ocasionales como los jóvenes que llegan desde la provincia de Tucuman a vender fiambres o galletas.
En la avenida Güemes y en calles cercanas como Tucumán y Vicario, se ha notado un notable crecimiento de ferias y zonas de venta mayorista, un fenómeno poco común hasta hace poco en la provincia. Allí, al adquirir tres o más prendas, los precios disminuyen considerablemente, lo que impulsa a muchas personas a comprar para luego revender desde sus hogares, en cuotas o a través de redes sociales. Todo esto ocurre sin permisos, sin controles y sin un local establecido. En tiempos de crisis, parece que cualquier método es válido para generar ingresos a través de la venta informal.n