Hoy, 7 de agosto, la fe popular argentina se viste de fiesta para celebrar a uno de sus santos más queridos y convocantes: San Cayetano, el patrono del pan y el trabajo. En esta jornada, miles de peregrinos en todo el país, especialmente en el santuario de Liniers, se acercan para pedir y agradecer por el don del sustento diario. La Iglesia también recuerda hoy al Papa San Sixto II y sus compañeros, mártires del siglo III.
De la Nobleza a la Confianza en la Providencia
Cayetano de Thiene nació en Vicenza, Italia, en 1480, en una familia noble. Con una inteligencia brillante, se doctoró en derecho y trabajó en la corte del Papa Julio II. Sin embargo, sentía que su vida estaba llamada a algo más grande que los honores del mundo. Renunció a sus riquezas, se ordenó sacerdote y se dedicó por completo a los más pobres y enfermos.
Su obra cumbre fue la fundación de la Orden de los Clérigos Regulares Teatinos. Su regla era revolucionaria: vivir de la caridad, pero sin pedir limosna, confiando ciegamente en que la Divina Providencia les proveería todo lo necesario. Esta confianza radical en Dios es el origen de su patronazgo sobre el pan y el trabajo.
Un Santo en el Corazón de Argentina
La devoción a San Cayetano llegó a nuestro país con los inmigrantes italianos y se arraigó de una manera extraordinaria. Se convirtió en el santo del pueblo, el intercesor cercano en momentos de necesidad económica. Aunque en Catamarca no haya un gran santuario dedicado a él, su estampita se encuentra en incontables hogares y billeteras, como un recordatorio de fe y esperanza. La costumbre de llevarse espigas bendecidas cada 7 de agosto es un gesto que une a los fieles de todo el país en una misma petición: que nunca falte el pan en la mesa de los argentinos, fruto de un trabajo digno.
Oración a San Cayetano por el Pan y el Trabajo
¡Oh glorioso San Cayetano, Padre de la Providencia, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal y humano!
¡Oh glorioso San Cayetano!, Providencia, Providencia, Providencia.
(Aquí se pide la gracia que se desea conseguir)
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Glorioso San Cayetano, intercede por nosotros ante la Divina Providencia. Amén.
«Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubrí la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.»
Y vos, ¿qué le pedís hoy a San Cayetano? ¿Tenés alguna historia o promesa con el santo del trabajo? ¡Te leemos en los comentarios!