El fenómeno de la baja pronunciada de la natalidad ha originado numerosas controversias respecto de sus causas. Algunos lo atribuyen a una libre decisión de las personas de no ser padres porque interfiere en sus proyectos de vida, otros a las dificultades para criarlo, o la implementación de determinadas políticas públicas virtuosas. Y no han faltado quienes, en la Argentina, vincularan la caída en la tasa de nacimientos a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, hipótesis esta última sin ningún tipo de asidero en la realidad.
Un reciente estudio publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, denominado “La verdadera crisis de fecundidad. Alcanzar la libertad reproductiva en un mundo de cambios”, indaga sobre esta problemática y llega a conclusiones que arrojan claridad sobre las motivaciones. En sus conclusiones sostiene que no es un rechazo explícito a la maternidad o la paternidad, sino la existencia de barreras económicas y sociales.
A diferencia de épocas anteriores, cada vez más traer un niño al mundo es fruto de la libertad reproductiva, es decir, de la reflexión y no de la imposición social A diferencia de épocas anteriores, cada vez más traer un niño al mundo es fruto de la libertad reproductiva, es decir, de la reflexión y no de la imposición social
Entre los factores mencionados por las personas consultadas en una encuesta realizada a escala global, se encuentran limitaciones económicas, inseguridad laboral, el costo de la vivienda, motivos de salud, inquietudes el estado del mundo y hasta la falta de una pareja adecuada. Por ejemplo, más del 50% de los encuestados mencionan los problemas económicos como escollos para tener hijos. Hay también una tendencia creciente entre los jóvenes a no tener hijos por otras razones, pero el estudio mencionado marca claramente cuál es la causa que más gravita.
En la Argentina la tasa de natalidad viene en descenso desde 2014, seis años antes de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Aquel año se registraron en el país 777 mil nacimientos. En 2023 bajaron a 460 mil. Lo que puede analizarse como un problema, en este caso puede verse como una situación positiva, porque lo que más bajaron fueron los embarazos adolescentes no deseados gracias a políticas públicas, tal el caso del Plan ENIA, que logró reducir la tasa de embarazos adolescentes en un 50%. En Catamarca hubo un descenso del 32,3% de lo que es la tasa de fecundidad específica para la población de adolescencia temprana, es decir, los menores de 15 años; y para la tasa específica de embarazo adolescente, la adolescencia tardía, que es de 15 a 19 años descendió un 53,5%.
En 2022 hubo un informe similar al de Naciones Unidas pero realizado en Argentina por Voices, WIN y UADE a partir de una encuesta a mujeres de 18 a 24 años. La mitad de las consultadas no considera maternar en el futuro y señala causas similares a las registradas en el estudio global.
Considerando que de a poco se va instalando el debate sobre la baja en la tasa de natalidad y sus consecuencias (positivas y negativas) en la sociedad, resulta clave entender claramente las motivaciones, sin prejuicios surgidos de esquemas mentales cerrados y condicionados por creencias no corroboradas en la realidad. Y es importante destacar, como dato virtuoso, que a diferencia de épocas anteriores, cada vez más traer un niño al mundo es fruto de la libertad reproductiva, es decir, de la reflexión y no de la imposición social o la falta de información o de métodos de prevención.n