martes, 15 julio, 2025
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La nueva jugada de Caputo para absorber pesos del mercado y quitarle presión al dólar

El Gobierno sorprendió esta semana con una licitación no programada de deuda en pesos, en un intento por absorber el exceso de liquidez generado tras el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefis), una herramienta que quedará sin vigencia en los próximos días. La sorpresiva medida anunciada por el equipo de Luis Caputo busca evitar que esos fondos disponibles presionen sobre el mercado cambiario.

Este lunes, la Secretaría de Finanzas lanzó un llamado a licitación extraordinario destinado a los bancos, con el objetivo de intercambiar las Lefis por otros instrumentos del Tesoro: Lecaps y Boncaps. Esta operación se da en un contexto de importantes vencimientos de deuda en moneda local que se concentrarán durante las próximas seis semanas.

La licitación sorpresa del Gobierno para absorber pesos del mercado

A través de la red social X, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, anunció que el Tesoro ofrecerá a las entidades financieras una serie de títulos «fuera de calendario», como parte del proceso de salida de las Lefis.

Entre las opciones disponibles, se destacan Lecaps con vencimientos el 31 de julio, 15 y 29 de agosto, 12 y 30 de septiembre, mientras que los Boncaps se licitarán con plazo hasta el 17 de octubre.

Según un informe de Aurum Valores, esta subasta fuera de cronograma tiene como objetivo moderar el excedente de liquidez bancaria que dejó el fin de las Lefis.

Ese exceso es significativo. La semana pasada, muchos bancos no lograron colocar todos sus pesos en la última licitación del Tesoro, lo que dejó en el sistema financiero alrededor de $5 billones sin destino inmediato.

A esto se suma que el Tesoro deberá afrontar vencimientos por casi $38 billones en los próximos 45 días. Aunque el monto puede parecer elevado, en el mercado confían en que Quirno podrá renovar esa deuda sin mayores dificultades.

De acuerdo con datos recopilados por el economista Federico García Martínez, basados en cifras del Ministerio de Economía, en lo que queda de julio vencen $10 billones, todos a tasa fija, y en agosto se suman otros $28 billones, también en su mayoría a tasa fija.

«Con este llamado van a salir a poner piso a la tasa», explicó García Martínez. Además, comentó que «al momento en que se conoció el llamado, la tasa de caución reaccionó de manera favorable».

En otras oportunidades con vencimientos similares, el Ejecutivo optó por ofrecer canjes al mercado. Sin embargo, esta vez se espera una fuerte demanda por parte de los bancos, interesados en colocar su liquidez en instrumentos del Tesoro.

Matías Waitzel, socio de AT Inversiones, sostuvo que «la licitación de esta semana responde a un objetivo más amplio y estratégico de absorber la liquidez excedente de pesos y reducir presiones sobre el tipo de cambio financiero».

El analista agregó: «Desde el punto de vista técnico, este tipo de licitaciones contribuye a dar señales de control sobre los agregados monetarios, algo que el mercado valora en un momento en que los dólares financieros comienzan a moverse tras semanas de calma relativa». También subrayó que estas medidas ayudan a mantener a raya la tasa de caución y evitan que la abundancia de pesos derive en movimientos bruscos en los mercados paralelos.

Finalmente, concluyó: «Así, más que una simple licitación, el Tesoro parece estar utilizando el menú de instrumentos como herramienta de política económica: aspirar pesos hoy para sostener la estabilidad cambiaria mañana«.

Subió el dólar oficial y el blue se disparó hasta los $1.340

En la primera rueda de la semana, el dólar minorista avanzó veinte pesos, en $1.295 en las pantallas del Banco Nación, con lo que marcó un nuevo máximo histórico. En el mercado informal, el dólar blue se negoció con un incremento de cuarenta pesos, a $1.340, y siguió siendo la variante más cara del mercado cambiario.

En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) ganó 1,6% y se ubicó en $1.296, mientras que el dólar MEP avanzó 2,1% hasta los $1.295. Por su parte, el tipo de cambio mayorista registró un repunte de $18,50 y se posicionó en $1.280.

En una semana marcada por la volatilidad cambiaria y nuevas tensiones macroeconómicas, los analistas coinciden en que el Gobierno ingresó en una nueva etapa de gestión. El deterioro de expectativas, sumado a un fuerte aumento en la demanda de dólares, llevó a las autoridades a permitir una suba del tipo de cambio, aunque sin un salto abrupto. La estrategia oficial de desinflación rápida, que hasta mayo había rendido frutos, comenzó a mostrar señales de fatiga a medida que la inflación volvió a moverse al alza y la cobertura cambiaria ganó protagonismo.

Los expertos señalaron que el reciente giro en la política cambiaria no fue producto de una decisión planificada, sino de una necesidad impuesta por el mercado. El tipo de cambio dejó de ser una ancla sólida, y las intervenciones del Banco Central perdieron efectividad. En este contexto, la inflación de julio se proyecta en torno al 2%, alejándose del umbral del 1% que se había consolidado en mayo.

A eso se suma un endurecimiento de tasas: varios instrumentos de corto plazo ya rinden por encima del 36% efectivo anual. Sin financiamiento externo a tasas razonables, el Tesoro y el BCRA optaron por permitir una mayor velocidad de deslizamiento del dólar, mientras la presión del sector privado, el pago de aguinaldos y el turismo exterior aceleraron la demanda de divisas. Para los especialistas, este nuevo equilibrio implica aceptar un dólar más alto, inflación más persistente, tasas firmes y una economía que empieza a mostrar señales de enfriamiento.

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