La escasez de dólares es un problema estructural en la economía argentina. El único modo sustentable de solucionarlo es promoviendo el desarrollo productivo del país, de tal modo que las divisas se generen a partir de un crecimiento de las exportaciones o la radicación de inversiones de largo plazo que, además, garanticen que los beneficios económicos queden en el país y no se remitan masivamente al exterior.
Otra alternativa para conseguir dólares es recurrir al endeudamiento permanente, que puede servir para mantener la ilusión de cierto equilibrio macroeconómico pero constituye un lastre en el mediano y largo plazo, como se puede constatar fácilmente en la historia nacional a partir de los ciclos de endeudamiento de la dictadura, el menemismo y el macrismo.
Esta experiencia se está reeditando en la actualidad. El modelo de Milei-Caputo se afirma, ante la caída de la inversión (extranjera pero también local) en el acceso a dólares prestados. El FMI y otras entidades financieras internacionales salvaron al gobierno de una segura devaluación forzada en abril al otorgarle créditos por alrededor de 20.000 millones de dólares. La asistencia financiera le dio un respiro al gobierno, pero la escasez de dólares se profundiza y las reservas solo se engrosan a partir de nuevo endeudamiento que hipoteca el futuro de varias generaciones. Los dólares se consiguen a partir del crédito o del arribo de dólares especulativos que al cabo de un tiempo se van.
Para favorecer la llegada de estos “dólares golondrinas” el Banco Central acaba de eliminar una medida que obligaba a los inversores extranjeros a permanecer un plazo mínimo de seis meses antes de retirar sus capitales, lo cual corrobora la fragilidad del programa económico, que necesita urgentemente de divisas aunque sean capitales que se integran temporariamente al sistema financiero local para retirarse el corto plazo, luego de la consabida bicicleta financiera.
Las objeciones al modelo no provienen solamente de los economistas heterodoxos, sino de analistas que también profesan la fe en el mercado como regulador de todas las variables de la economía. Carlos Melconian, que fue presidente del Banco Nación durante la presidencia de Mauricio Macri, trazó un diagnóstico sombrío respecto de la marcha de la economía argentina: “Hay falta de reservas, hay endeudamiento futuro y no se puede tapar eso. Y lo más preocupante es que los que están al mando lo llevan en la sangre. Son los mismos personajes. El endeudamiento les sale natural. Y eso, a la larga, es una droga que termina mal”.
Un problema adicional que tiene el gobierno es que las tasas de interés para el acceso al crédito privado son muy altas, y esto se debe al sobreendeudamiento que padece el gobierno y que se debe a la gestión de Luis Caputo cuando era ministro de Mauricio Macri. Sin desarrollo productivo no hay dólares genuinos. El endeudamiento permanente es un parche que no dura mucho y que compromete el futuro de la economía nacional por mucho tiempo.
Luis Caputo tiene problemas para acceder al crédito privado por el sobreendeudamiento que promovió cuando él mismo era ministro de Macri. Luis Caputo tiene problemas para acceder al crédito privado por el sobreendeudamiento que promovió cuando él mismo era ministro de Macri.