«Saluden a los degenerados fiscales que se van. En octubre hay elecciones y a la sociedad ya no la engañan haciéndose los abanderados de las causas nobles». Habían pasado pocos minutos de la votación en Diputados a favor de una suba jubilatoria y el ministro de Economía, Luis Caputo, desparramaba su furia en las redes sociales.
Vienen siendo días tensos para «el mejor ministro de Economía de la historia» (Milei dixit). Es que el anuncio del Plan Colchón no viene dando los resultados esperados. La gente no movió un mísero dólar del «canuto», y los bancos patalearon por considerar que las normas conocidas hasta este miércoles no les cubrían las espaldas lo suficiente como para arriesgarse a recibir esa plata en negro.
Finalmente, este jueves la Unidad de Información Financiera (UIF) publicó las esperadas resoluciones en el Boletín Oficial, poniendo precisiones y oficializando, en parte, lo que el mercado financiero esperaba.
Los bancos aguardaban los cambios para sumarse y, por eso, si bien ARCA pidió que no solicitaran la declaración jurada de impuestos, las entidades mantenían los controles de lavado sin cambios. Y en algunos casos, en forma insólita, hasta los profundizaron.
La UIF flexibilizó las normas antilavado: sobre quiénes impacta la medida
Las modificaciones impactan sobre entidades financieras, escribanos y registros de la propiedad. El objetivo es impulsar el uso de divisas por fuera del sistema financiero formal. Y que los dólares del colchón se vuelquen al consumo, la inversión o la adquisición de inmuebles y autos.
Llegar a lo que finalmente se publicó en el Boletín Oficial demandó horas de debates entre el equipo económico y los abogados de la UIF. Caputo quería más flexibilidad. Paulo Starc, de la Unidad de Información Financiera y cercano al asesor estrella Santiago Caputo, trataba de que no se le escapara algún detalle que pudiese dejar a la Argentina en offside ante el Grupo de Acción Financiera Internacional, el temible GAFI.
A Caputo tampoco se le escapa que recibir una reprimenda del GAFI que ponga a la Argentina en la lista gris es sinónimo de perder las pocas chances que hasta ahora tuvo el país de recibir capitales del exterior, las cuales recién se empezaron a revertir con la reciente colocación del bono para inversores extranjeros (BONTE 2030).
Pero el ministro de Economía quería jugar a fondo con los límites, y tal vez le hubiese gustado que subieran un poco más. No pudo ser. En el mercado venían alertando que, más allá de que la ARCA flexibilizara los controles fiscales, la UIF aún podía actuar también con penas severas.
A partir de qué monto se pedirán datos a los bancos y por qué a Caputo le parece poco
En la normativa que se publica este jueves se indica que se pedirán datos a los bancos a partir de los 10.500 dólares, un nivel considerado bajo por técnicos de Economía. El propio Caputo había dicho que el piso serían 50 millones de pesos (alrededor de 50 mil dólares). Al equipo del jefe de la UIF le pareció mucho, y actuó en consecuencia. Parece que el GAFI vigila.
Así, las entidades deberán informar las operaciones en moneda local o extranjera que involucren entrega o recibo de dinero en efectivo por un valor igual o superior a los u$s 10.500 en efectivo. Incluso, el reporte deberá incluir la siguiente información: «Datos identificatorios de la persona que realizó la transacción (operador de los fondos); de la persona en nombre de la cual se realizó (titular de los fondos) y de las vinculadas al producto al cual o desde el cual se destinan los fondos; el tipo de transacción y/u operación de que se trata (depósitos o extracciones); la fecha, el monto de la operación o transacción en pesos o su equivalente y la moneda de origen». No es poca cosa.
Finalmente, la UIF ajustó los umbrales para reportes de operaciones sobre la base de la suba de precios. Pero dejó en claro que sigue atendiendo las recomendaciones del GAFI. Es decir, se debe seguir teniendo en cuenta el riesgo potencial de determinadas operaciones.
Por ejemplo, en el caso de los escribanos, la resolución le dio más fuerza al concepto de «Perfil del Cliente», que debe basarse en documentación vinculada con el origen de los fondos y las actividades desarrolladas. Un tema que también generará debate en los colegios de notarios.
Una carrera contra el tiempo
En este escenario, ya lo de Caputo parece una carrera contra el tiempo. Cerca del ministro de Economía admiten que les hubiese gustado lanzar el Plan Colchón antes, porque la expectativa era que de allí surgieran parte de los dólares para engordar un poco las reservas. En el marco del acuerdo de respaldo financiero, la Argentina le prometió al FMI juntar unos u$s 4.500 millones hasta este mes. Pero no sumó ni un dólar. Lo único que logró fue colocar un bono en pesos por u$s 1.000 millones, entre inversores internacionales que decidieron volver a «jugarse» por la Argentina a cambio de recibir una jugosa tasa del 29,5% anual.
El Fondo Monetario aceptó prorrogar un mes la visita de una misión técnica que deberá «contar» cuántos millones logró amasar el gobierno en este tiempo. Los números por ahora son decepcionantes. La razón es conocida: Javier Milei decidió, junto con Caputo, que no había que comprar divisas hasta que el precio del dólar cayera a los 1.000 pesos. Nunca ocurrió. La divisa cotiza un 20% por encima de ese nivel, y no da demasiados indicios de pretender bajar.
«A los ministros de Economía de la Argentina siempre les salieron caros los caprichos», le dijo a iProfesional un economista que se acercó el martes a los pasillos de la Rural, donde los constructores de CAMARCO destilaban bronca por el vacío que el Gobierno les volvió a hacer. Fue un encuentro cargado de propuestas de la Cámara de la Construcción, pero Milei solo dejó que asistiera el secretario de Obras Públicas, Luis Giovine, quien, así y todo, hizo un buen papel revelando números inéditos sobre el manejo que se está haciendo para tratar de avanzar con obras claves.
El economista se refería a lo que le ocurrió a Domingo Cavallo cuando no quiso devaluar a tiempo en los ’90, y a lo repetido por José Luis Machinea en el 2000, cuando cumpliendo un mandato de hierro de Fernando del Rúa también evitó tocar un «uno a uno» que estaba muerto desde hacía tiempo, pero que le había servido para ganarle a Eduardo Duhalde las presidenciales.
«En definitiva, todos los que priorizaron las elecciones por encima de las necesidades económicas, terminaron complicados», insistió este economista heterodoxo que ahora asesora a algunas compañías de primera línea del mundo de la construcción.
¿Será distinto esta vez?
¿Será distinto esta vez? En el Palacio de Hacienda no dudan: «Ahora tenemos un ministro de Economía totalmente respaldado por el poder político. El que gana las elecciones es Milei, y por primera vez hay un presidente convencido del equilibrio fiscal y de la necesidad de reducir el tamaño de un Estado que fue acumulando capaz geológicas de lo largo de 40 años», disparan.
Por eso confían en que, a partir de las disposiciones publicadas por la UIF, el colchón se empiece a despabilar, y los dólares a fluir. No piden mucho, apenas un movimiento que les permita mostrar logros ante el Fondo Monetario, como para demostrar que esta es otra Argentina, no la «incumplidora serial» que se viene repitiendo década tras década.
Ahora, el próximo paso es enviar las leyes al Congreso que le darían seguridad jurídica a estas medidas. El pronóstico es reservado.