Un informe recientemente presentado expone un dato verdaderamente alarmante: solo uno de cada diez jóvenes de entre 18 y 30 años tiene un comportamiento libre de riesgo de adicciones. Es decir que la inmensa mayoría de los jóvenes padece algún tipo de adicción, que incluye el consumo de alcohol, de drogas (legales e ilegales), el juego o el consumo de “pantallas”, esto es, el consumo problemático de teléfonos celulares y dispositivos electrónicos
El trabajo fue elaborado por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) y se denomina Encuesta de Prácticas de Riesgo Adictivo.
El estudio se desarrolló en la ciudad capital de la Argentina, pero, aunque haya algunas variaciones en los resultados, sus conclusiones serían aplicables a los jóvenes que viven en centros urbanos de cualquier parte del país.
La dependencia digital es el consumo problemático que más ha crecido en los últimos años: seis de cada diez personas de entre 18 y 30 años utilizan el celular por más de cinco horas al día.
Otro comportamiento nocivo que cada día tiene mayor gravitación es el que se relaciona con las apuestas en línea. El porcentaje de jóvenes que alguna vez apostaron por internet ya alcanza el 16%.
Los consumos “clásicos”, que pueden derivar en consumos problemáticos o adicciones, son los que todavía tienen mayor incidencia. El 70% del rango etario mencionado admitió, por ejemplo, haber consumido alcohol en el último mes. También es importante el consumo de tabaco y de drogas, ilegales o no.
El uso desmedido de alcohol y drogas no solamente tiene implicancias perniciosas para el joven en la etapa de la vida en que tiene esos consumos problemáticos o adicciones, sino que también tiene efectos de mediano y largo plazo en la salud física y mental, incluyendo, además de adicciones difíciles de superar, trastornos mentales, enfermedades físicas y hasta problemas de desarrollo cerebral. Además, según coinciden todos los especialistas en este tipo de problemáticas, el consumo temprano de sustancias se asocia con un mayor riesgo de problemas de sustancias en toda la vida adulta.
Diversas investigaciones han detectado entre los padres o adultos responsables de adolescentes mayor tolerancia al uso de algunas sustancias en dosis que consideran aceptables, por ejemplo alcohol o cannabis. Esta naturalización es en ocasiones peligrosas porque minimizan el daño que ocasionan en los consumidores adolescentes, que no suelen tener conciencia adecuada de las dosis y de cuándo, una vez superados ciertos límites, la adicción empieza a hacer mella en la salud física y mental, además de causar perjuicios en la vida social, estudiantil y eventualmente laboral.
De modo que lo correcto es, para padre y adultos responsables, no subestimar estas consecuencias y hacer un abordaje maduro del problema, lo que exige mucho diálogo, controles y, si hiciese falta, la consulta a especialistas.