martes, 15 abril, 2025
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Todos somos Vicentin (menos los que pagamos la cuenta)

Hay palabras que duelen ms por lo que ocultan que por lo que dicen. «Soberana«, «patria«, «trabajo argentino«. Frases pintadas en silobolsas, en camionetas 4×4 y en carteles que flameaban en las rutas durante 2020, cuando el gobierno de Alberto Fernndez intent –tmidamente– intervenir la empresa Vicentin. Gritaban: «Todos somos Vicentin«.

Lo que no saban -o no queran saber– es que esa empresa ya no era de nadie… salvo de los bancos que intentaron salvarla, y de sus directivos que la vaciaron.

El espejismo de la patria cerealera

Vicentin S.A.I.C., fundada en 1929 en Avellaneda, Santa Fe, era hasta hace poco una de las principales agroexportadoras del pas. En 2019, en plena transicin entre gobiernos, entr en cesacin de pagos. El agujero era monumental: 1.500 millones de dlares en deuda, de los cuales casi 800 millones fueron otorgados por el Banco Nacin durante el ltimo ao del gobierno de Mauricio Macri.

Un crdito detrs de otro, incluso durante fines de semana, violando todas las normativas bancarias. El entonces presidente del Banco Nacin, Javier Gonzlez Fraga, lo permiti. Ese mismo funcionario que, sin sonrojarse, afirmaba:

Le hicieron creer a un empleado medio que poda comprarse celulares, plasmas, autos, motos y viajar al exterior.

Una frase que resume el desprecio por las aspiraciones del pueblo… pero no por las de los empresarios amigos.

La sospecha se volvi certeza: se trat de una estafa coordinada desde el Estado para beneficiar a Vicentin. El dinero no se invirti: se fug. Aos despus, sus directivos aparecieron con yates de lujo, cuentas offshore y propiedades en parasos fiscales. Mientras tanto, miles de productores y cooperativas quedaron colgados, esperando cobrar lo que ya saban perdido.

Nadie les grit «todos somos productores».

Alberto Fernndez: la tibieza que cost caro

En 2020, con el escndalo instalado, el gobierno nacional anunci la intervencin de Vicentin y una eventual expropiacin. Pero la resistencia no tard en llegar: empresarios, medios de comunicacin, jueces, ruralistas y hasta sectores de la oposicin salieron en bloque a defender lo indefendible.

El gobierno, lejos de sostener su decisin, recul. Fernndez cancel la intervencin y dej caer la posibilidad de recuperar el control de la empresa. Hoy, Vicentin sigue en concurso preventivo. El Estado jams recuper lo prestado. Una oportunidad histrica perdida para demostrar que la justicia econmica tambin puede ser popular.

Cargill y las cuatro grandes: los verdaderos dueos del agro

Mientras Vicentin ocupaba los titulares, los verdaderos titiriteros del agro argentino seguan operando en silencio.

Cargill, gigante fundado en 1865 en Iowa, EE.UU., es uno de los cuatro colosos globales del agronegocio, junto a:

  1. ADM (Archer Daniels Midland).
  2. Bunge Limited.
  3. Louis Dreyfus Company (nica no estadounidense, con sede en Pases Bajos)

Estas cuatro conforman el conocido «ABCD del agro«. Juntas, controlan ms del 75% del comercio mundial de granos.

En Argentina, Cargill opera como una potencia independiente: maneja acopios, exportaciones, puertos, precios y regulaciones. Su influencia poltica es profunda, con llegada directa a funcionarios, asesores y medios. Su sede en Rosario funciona como un verdadero Estado paralelo, donde no se debate, se impone.

Y la carne? El otro lado del agronegocio

El discurso criollo exalta la ganadera como smbolo nacional. Pero detrs del asado hay algo ms que tradicin.

Segn la FAO, la produccin ganadera es responsable del 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, en especial por el metano que emiten los rumiantes. Argentina, gran exportador mundial, tiene una huella de carbono altsima, que rara vez se contabiliza en los balances.

Cada kilo de carne implica:

  • Deforestacin para pasturas,
  • Uso masivo de agua,
  • Antibiticos en cadena,
  • y emisiones que calientan el planeta.

Pero la pica del gaucho tapa la realidad: el agronegocio envenena, concentra y excluye. Y todo eso lo hace en nombre de la patria.

Quin pone el precio del pan?

Hoy el productor familiar casi no existe. El pen rural est tercerizado, precarizado o reemplazado por maquinaria. Y el consumidor paga precios en dlares, por productos sembrados en pesos y con subsidios estatales.

En el medio, los mismos nombres de siempre:

  • Cargill,
  • Bunge,
  • ADM,
  • Dreyfus,
  • COFCO (China),
  • y los frigorficos Swift-Minerva, ArreBeef, Marfrig.

Y, como un espectro que an ronda los pasillos del poder, Vicentin.

El negocio es global. La estafa, tambin

Mientras nos distraen con banderas, marchas y discursos sobre «el campo que alimenta al mundo«, el negocio agroindustrial ya no nos pertenece.

Lo manejan multinacionales, fondos buitre y bancos extranjeros. Son ellos quienes deciden cunto trigo exportar, cunta carne enviar a China, y cunto dejarle al pueblo argentino.

Se sientan en Bruselas, Ginebra o Shanghi, y desde ah dictan el men de los argentinos.

Y mientras tanto, el Estado mira, regula poco y cobra menos.

Todos somos Vicentin?

«Todos somos Vicentin«, decan.

Pero nadie fue el jubilado que perdi su cobertura.

Nadie fue el productor al que dejaron con cheques sin fondo.

Nadie fue el pibe que dej la escuela rural porque su familia se fundi.

Lo nico que fue cierto… es que todos pagamos la cuenta de Vicentin.

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