domingo, 19 enero, 2025
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Donald Trump a la Casa Blanca: economía, política y desafíos globales para la Argentina de Javier Milei

Donald Trump asumirá este lunes por segunda vez la presidencia de Estados Unidos, en un contexto económico que combina oportunidades y riesgos, tanto a nivel global como también para la Argentina. Su retorno al poder refiere a un cambio de administración, si, pero también da entrada a un giro en las políticas económicas que marcaron su primer mandato.

La pregunta que ocupa la agenda global -y de la que nos hacemos eco obligado- es cómo manejará el presidente electo la compleja combinación de crecimiento económico, inflación y deuda que enfrenta la mayor economía del mundo.

Huelga decir que, durante su primer mandato, Trump se distinguió por sus políticas fiscales expansivas: recortes impositivos, desregulación y un enfoque agresivo en el comercio internacional. A pesar de la controversia, del análisis se desprende que sus políticas impulsaron el crecimiento económico, redujeron el desempleo y aumentaron las inversiones en ciertos sectores. Pero el “paga dios” de ese crecimiento la dejó la deuda, que se disparó por encima del 100% del PBI, y la creciente desigualdad social, factores que marcarán el escenario de su regreso.

Las diferencias con 2017 y el problema de la inflación

Un punto relevante que debe mencionarse es que, a diferencia de 2017, cuando la inflación estaba controlada, Trump llega al poder en un entorno de precios al alza. La inflación, que alcanzó picos históricos en la post-pandemia, es uno de los principales dolores de cabeza para la administración saliente de Biden que si bien atenuó los niveles previos, le costó la elección. Los últimos reportes muestran que la inflación parece haberse moderado, pero que sigue siendo elevada en comparación con los estándares históricos. El desafío que tendrá Trump será encontrar el equilibrio entre mantener su promesa de recortes fiscales y controlar el desajuste inflacionario sin ahogar el crecimiento.

Allí entra en juego una de sus principales promesas: el presidente electo ha augurado un regreso a las políticas fiscales de «América Primero», con énfasis en nuevos recortes impositivos para empresas y sectores productivos. Por otro lado, si bien la reducción de impuestos fue uno de sus sellos distintivos en su primer mandato, la necesidad de financiar el déficit fiscal – que se encuentra en niveles récord – podría obligarlo a revisar sus planes. De hecho, la cuestión de la deuda será un tema central: ¿logrará Trump implementar nuevas rebajas impositivas sin desencadenar un colapso fiscal? El mercado estará observando de cerca la capacidad del nuevo presidente para generar crecimiento sin sacrificar estabilidad.

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Las incógnitas que se abren con el regreso de Donald Trump al poder

Socios comerciales y guerra arancelaria con China

Otra promesa de campaña de Trump ha sido que llevará la balanza comercial a su favor. Los aranceles impuestos a China (que podrían profundizarse), la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el acercamiento con otros bloques regionales fueron claves durante su gestión anterior. Si bien algunos sectores productivos lo respaldan por sus políticas proteccionistas, las tensiones que generaron con socios comerciales y el impacto sobre los precios internos se mantendrán en el horizonte. A esto se suma, como se dijo, la posibilidad de nuevas confrontaciones con China, lo que podría agravar las incertidumbres en los mercados globales.

Por otro lado, deberá enfrentar un mercado laboral que sigue luchando con las secuelas de la pandemia. Numerosos reportes dan cuenta que si bien el empleo ha repuntado en muchos sectores, el país todavía sufre una escasez de mano de obra calificada y una crisis en la formación de trabajadores. La solución podría pasar por un impulso a la automatización, como lo sugirió durante su primera gestión, pero este camino también conlleva riesgos.

Energía y deuda, las otras preguntas

El sector energético será otro punto clave en la agenda económica de Trump. Durante su mandato anterior, impulsó la producción de combustibles fósiles y favoreció la desregulación en áreas como la extracción de gas y petróleo. Sin embargo, la creciente presión global para frenar el cambio climático pondrá a su administración frente a un dilema: seguir apostando por los combustibles tradicionales o invertir en energías renovables. Los mercados ya han comenzado a evaluar las señales de su postura, y las políticas de Trump podrían tener un impacto importante sobre los precios de los energéticos en el corto y largo plazo.

Con todo, la deuda pública de EEUU ha crecido a niveles alarmantes, lo que coloca a Trump ante una situación delicada. A pesar de sus promesas de austeridad fiscal, la administración anterior aumentó significativamente el gasto público. Si Trump opta por recortes adicionales de impuestos o incrementos en el gasto militar – como ha sido su costumbre – el déficit podría continuar expandiéndose. La pregunta es si su equipo económico logrará implementar una reforma estructural que permita reducir el peso de la deuda sin frenar el crecimiento.

Allí entra en juego el magnate Elon Musk, quien ha tomado un rol protagónico y podría jugar un papel crucial en la administración. Musk, conocido por su enfoque pragmático y su obsesión con optimizar costos, fue convocado para liderar iniciativas de eficiencia gubernamental, dedicado exclusivamente a identificar y ejecutar recortes de gastos, mejorar la productividad y eliminar el derroche. La idea sería aplicar principios “empresarios” en la Casa Blanca, con el objetivo de reducir la burocracia y hacer más eficiente el gasto público. Además, Musk, con su influencia en la tecnología y las criptomonedas, podría también contribuir a modernizar los sistemas financieros y fiscales del país, utilizando plataformas más ágiles y descentralizadas, como la misma Dogecoin.

Para los mercados, el retorno de Trump genera una expectativa clara entre los inversores: más volatilidad, pero también oportunidades. Durante su primer mandato, el mercado de valores alcanzó máximos históricos, impulsado por las promesas de recorte impositivo y desregulación. Sin embargo, los mercados también temen que sus políticas agresivas en comercio y deuda puedan generar turbulencias. La reacción de Wall Street será determinante: si Trump logra transmitir confianza, es posible que la bolsa recupere terreno rápidamente. Pero si los temores de inestabilidad económica o política se intensifican, las caídas podrían ser profundas.

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Para los mercados, el retorno de Trump genera una expectativa clara entre los inversores: más volatilidad, pero también oportunidades.

La relación con Javier Milei y la negociación del FMI

En esta línea, la relación entre Donald Trump y Javier Milei toma una relevancia aún mayor. Con un vínculo que se afianza, Milei se encuentra en Washington para asistir a la asunción de Trump y también para asegurar un acuerdo clave con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría incluir un desembolso de fondos frescos cercanos a los u$s11.000 millones. Según señalan en el Gobierno, este dinero es «crucial» para la Argentina, no solo para aliviar el cepo cambiario (aumentar reservas en el BCRA), sino también para financiar las reformas económicas que Milei prometió.

La reunión con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, será fundamental para sellar el acuerdo, mientras Milei también ha sido agasajado en varias galas, como la Gala Inaugural Hispánica, donde recibió el premio «Titán de la Reforma Económica» y participó de eventos de alto perfil con figuras cercanas a Trump, como el senador Marco Rubio.

Señalan en el Gobierno que este acercamiento político y económico entre los dos líderes no solo resalta las «afinidades ideológicas», sino que también podría traducirse en un mayor apoyo de EEUU para la gestión de Milei, tanto en términos de financiamiento como de respaldo político. Sin embargo, este vínculo también plantea interrogantes sobre cómo las políticas de Trump afectarán la estabilidad de la economía argentina, especialmente si el entorno global se torna más volátil debido a sus decisiones económicas internas y externas. Así, la relación con Trump y la posibilidad de un acuerdo con el FMI serán factores decisivos, señalan, para el futuro económico de la Argentina en los próximos años.

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