Desde el año pasado una guerra fría atraviesa las áreas que comandan el portavoz Manuel Adorni, la Secretaría de Comunicación y Medios,y Eduardo Serenellini, la Secretaría de Prensa. Si bien sobre este último desde algunos despachos oficiales se descargan críticas e insistentes versiones sobre una inminente eyección del Ejecutivo, sigue en su puesto aunque en 2025 su oficina no tendrá presupuesto propio y será solventada por la Secretaría General a través de un programa específico.
Serenellini se mantiene en el Gobierno por su vínculo con Milei pero en lo que va de mandato se lo ha raleado de distintas competencias. Incluso desde algunas oficinas de Casa Rosada habrían conspirado en su contra para que cancelara a último momento un evento programado para el 12 de diciembre en el ex CCK, denominado «Comunicación directa de la gestión del gobierno nacional», en el que anticipaba la presencia del propio Presidente y por el que llegó a cursar decenas de invitaciones. Tampoco fue invitado a la cena de Fin de Año en la Residencia de Olivos, la misma que fue retratada por una selfie del propio Adorni que lo mostraba junto al Presidente y al resto del gabinete.
«Está vaciada esa secretaría», tiran desde el campamento de Adorni al hacer referencia a los recortes que sufrió la Secretaría de Prensa de Presidencia, que en verdad, depende de la estructura que comanda Karina Milei. El año pasado manejó unos $4.871 millones, por la extensión del presupuesto 2023, pero se especula que este año tendrá un importante recorte por la limitación de los viajes al interior, entre otras cuestiones, que afectarían al funcionario.
Es que Serenellini se presenta como el embajador de Milei ante el «círculo rojo» y solía visitar agrupaciones empresarias o jefes políticos distritales aunque su labor no contemplaba acciones de prensa. Es por eso que en varios despachos de Casa Rosada se le cuestionaba que hacía reuniones para un supuesto lucimiento personal.
En su entorno se defienden y aseguran que el funcionario cumple con lo demandado por el jefe de Estado. Lo cierto es que reapareció el miércoles visitando al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, y el jueves recibió en su despacho a la cúpula de La Rural, siempre acompañando sus actividades con fotografías de ocasión. Hoy revisten en su área unos 100 empleados.
Por su parte, al portavoz presidencial en un sector del oficialismo le cuestionan que no da conferencias de prensa desde el 26 de diciembre para cuidar su «imagen» pensando en una eventual candidatura en las próximas elecciones legislativas.
El último jueves se publicó en el Boletín Oficial la Decisión Administrativa N° 3/2025 por la cual Jefatura de Gabinete adecúa este año el Presupuesto 2023. Según un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), la Secretaría de Adorni podrá gastar este año $25.413 millones sin otorgar un centavo en pauta publicitaria.
Pese a la tensión hay algo que aúna a ambos funcionarios: son secretarios de Estado con rango de ministro y ganarían unos $3 millones al mes. Adorni había sido ascendido el 19 de septiembre cuando pasó de subsecretario de Vocería a secretario de Comunicación y Medios de la Presidencia de la Nación.
Según el último informe del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ante el Senado, la secretaría a cargo del vocero presidencial tiene una dotación de personal de 208 agentes, si se toman en cuenta los puestos jerárquicos y los empleados. De acuerdo a la decisión administrativa 3/2025, el organismo cuenta con «85 cargos».
La remozada estructura de Adorni incorporó en septiembre pasado como asesora a Belén Stettler, quien fuera la primera y fugaz Secretaria de Comunicación de la administración libertaria. Es la delegada de Santiago Caputo en área. El asesor todoterreno domina la Dirección de Comunicación Digital, que tiene su sede en el inexpugnable Salón de los Próceres (ex Salón de las Mujeres) y tiene a su cargo las cuentas de Oficina del Presidente.
Justamente Adorni ha recibido críticas por utilizar sus redes sociales para comunicar información de último momento del Ejecutivo, como el temario de las sesiones extraordinarias, en lugar de hacerlo por la cuenta oficial del Presidente. Al portavoz también se le factura que, pese a tener a la TV Pública bajo su mando, no avanzó en el proceso de saneamiento de la institución. Curiosamente el año pasado recaló en el canal ubicado en Figueroa y Tagle un amigo suyo, el periodista Marcelo Grandío, que en octubre le realizó una entrevista íntima en su programa ‘Giros, en línea recta’.