domingo, 5 enero, 2025
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Se abrió la Puerta Santa del Jubileo 2025 en el Santuario de la Gruta de la Virgen del Valle

La Eucaristía continuó como de costumbre siendo presidida por Mons. Luis Urban y concelebrada por el padre Santiago Granillo, rector del Santuario de la Gruta, y el padre Francisco Urban, sacerdote de la Arquidiócesis de Tucumán.

En su homilía, el Obispo dijo que cumplió con la ceremonia de “abrir esta tercera Puerta en la jurisdicción de nuestra diócesis, para que a lo largo de todo este 2025 podamos tener nuestras peregrinaciones penitenciales, para poder purificar el corazón de toda mancha de pecado y de todas las secuelas del pecado, y así vivir una profunda comunión con Dios”.

“Acá, seguramente, tendrán la dicha de hacerlo muchos que vienen a visitar a la Virgen de otros lugares, de otras provincias, quienes podrán recibir la gracia de la indulgencia plenaria”, agregó.

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Después comentó que el 29 y el 30 de diciembre abrió la Puerta Santa en la Catedral Basílica y Santuario mariano y en la capilla San Maximiliano Kolbe del Servicio Penitenciario Provincial, respectivamente; restando “el día 4 de enero en Belén, para el Decanato Oeste, y el 10 sendas aperturas, una en El Suncho, para el Decanato Este, y la otra en Piedra Blanca, departamento Fray Mamerto Esquiú, para el Decanato Centro. Así tendremos distintos puntos a donde peregrinar”, detalló.

Continuando con su predicación, resaltó que “hoy la Iglesia celebra la Solemnidad de María Santísima como Madre de Dios, una verdad proclamada como dogma en el año 431 durante Concilio Ecuménico de Éfeso” y “nosotros hoy, inicio del año civil, proclamamos abiertamente al mundo que reconocemos que María Santísima es Madre de Dios”.

“En el marco de esta gran Solemnidad -continuó- he abierto aquí esta Puerta Santa, para que todos aquellos que vienen a venerar a la Santísima Virgen María, de la mano de Ella se encuentren con Jesús, que es fuente inagotable de la misericordia”.

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Jornada Mundial de la Paz

En otro tramo señaló que “hoy también la Iglesia en el mundo entero, desde hace 58 años por decisión de San Pablo VI, celebra la Jornada Mundial de Oración por la Paz”, por ello “en esta Misa pediremos por la paz”.

Al reflexionar sobre el lema propuesto por el Papa Francisco para este año, afirmó que el Santo Padre “quiso que pusiésemos la atención en una frase del Padrenuestro, empezando así el lema: ‘Perdona nuestras ofensas’, porque somos nosotros quienes ofendiendo a Dios y al prójimo traemos la guerra, la discordia, el enfrentamiento, la división”. Por eso “Jesús enseñó que algo fundamental en nuestra vida es pedir humildemente perdón; solamente cuando uno con humildad pide perdón se le abre la puerta de la misericordia”, enfatizó.

“Y el lema continúa: ‘Perdona nuestras ofendas. Concédenos tu paz’, y la paz que Dios concede al mundo es Jesucristo, quien es presentado como el Príncipe de la Paz, el que trae la paz; Él ha reconciliado a la humanidad con Dios en su muerte redentora”, de allí que “la cruz tiene que ser para nosotros la llave de la salvación, por eso, si miramos ahí a Cristo, reconocemos que Él es el que reconcilia, con esa muerte, a la humanidad con Dios, el Justo subió al patíbulo de la cruz, para morir por los pecadores, que somos nosotros”, afirmó.

Asimismo, aseveró que “la paz es don de Dios, pero tarea nuestra. Es Dios quien me da ese don en el corazón, fruto de la humildad con la que me arrepiento, pero después tengo que trabajar para que esa paz llegue a todos. Tenemos que trabajar por la paz en nuestro hogar, en el barrio, en el trabajo, en la escuela, en el lugar donde estemos”.

Destacó que “el Papa nos pide que tengamos corazones verdaderamente arrepentidos, y utiliza un concepto propio de la guerra para decirnos que tenemos que desarmar el corazón, porque nuestros corazones están llenos de armas, un arma se llama odio, otra venganza, otra envidia, otra, egoísmo”. Por ello “en esta Jornada de Oración por la Paz nos pide que nos dispongamos a trabajar para desarmar, desarticular nuestros corazones de ese armamento”.

La peregrinación, el corazón del Año Jubilar

Además, dijo que “la peregrinación será el corazón de este Año Jubilar, porque somos peregrinos en este mundo, caminantes” y propuso “organizar por parroquias una peregrinación juntos durante el año, en la que tomemos conciencia de que somos un pueblo que camina, que va al encuentro con Dios; un pueblo que quiere ser encontrado por Dios , un pueblo que quiere tener el mismo corazón de Jesús, que es manso y humilde, lleno de misericordia”.

También invitó “a perpetuar este año el misterio de la Navidad”, anhelando “que cada uno tenga un pesebre en su casa a lo largo de todo el año, es el 2025 cumpleaños de Jesús, también en los negocios, en las plazas, en nuestros colegios, que tengamos un pesebre. No dejemos pasar que estamos en este Año Jubilar, año para purificarnos, para reconciliarnos con Dios, porque para eso vino el Hijo de Dios”.

“Que con esta apertura que hacemos acá, en este hermoso lugar tan bien atendido, tan querido, tan entrañablemente llevado en el corazón del creyente, podamos tener una verdadera fuente inagotable de evangelización, de anuncio del Evangelio y de difusión de los valores del Evangelio”, expresó hacia el final, a la vez que exhortó a que “a lo largo de este año recurran frecuentemente al Sacramento de la Reconciliación, éste es el sentido de este Año Jubilar: la reconciliación, para poder vivir en paz con Dios y con los hermanos”.

Ofrendas jubilares

En el momento del ofertorio, se presentaron casullas con los diferentes colores litúrgicos que llevan estampado el logo del Jubileo; una verde, signo de la esperanza a la que estamos llamados a cultivar en este tiempo, portada por niños, esperanza del mañana; una roja, signo de la sangre derramada por Cristo y el martirio por el amor a Jesús, llevada por jóvenes que guían los momentos de Adoración Juvenil en este Santuario; una morada, signo de la humildad y penitencia, presentada por una familia recientemente constituida; y una estola morada, signo de la reconciliación a la que estamos especialmente invitados en este Año Jubilar.

El pan y el vino fueron acercados al altar por un matrimonio que acompañó las celebraciones eucarísticas durante los nueve días de las festividades en honor de Nuestra Madre en este Santuario.

Luego de la Comunión, se rezó la Oración del Jubileo 2025, se alabó a la Virgen María con el canto y finalmente se habilitó el paso de los peregrinos por la Puerta Santa en este año de gracia especial.

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