Con la procesión de entrada de los ministros, continuó la Santa Misa de la manera acostumbrada, siendo presidida por el Obispo diocesano y concelebrada por los sacerdotes Julio Murúa, el vicario general y párroco del Inmaculado Corazón de María; Gustavo Flores, Luis Páez y Ramón Carabajal, rector y capellanes del Santuario y Catedral Basílica, respectivamente; Santiago Granillo, rector Santuario de la Gruta; Diego Manzaraz, canciller y secretario general de la curia; Lucas Segura, vicario episcopal para la Educación; Ángel Nieva, Dardo Olivera, Armengol Acevedo, Héctor Salas, Daniel Pavón, Héctor Moreno, Eugenio Pachado, Carlos Figueroa Arteaga, Víctor Vizcarra y Martín Brizuela, párrocos de San Antonio de Padua, San José Obrero, Sagrado Corazón de Jesús, San Pío X, San Nicolás de Bari, San Jorge, Jesús Niño, San Roque de La Chacarita, Espíritu Santo y Nuestra Señora del Rosario (Paclín), respectivamente; el padre Rogelio Suárez, de la parroquia Santa Rosa de Lima; Fray Julio Bunader, sacerdote de la comunidad franciscana, y el padre Francisco Urban, de la Arquidiócesis de Tucumán.
En su homilía, tras expresar su gratitud a los fieles y sacerdotes de las distintas parroquias que llegaron participar de esta celebración, Mons. Urban dijo que “este día quedará marcado para nosotros, con esta peregrinación que hemos hecho desde la Iglesia de San Francisco en esta mañana de domingo, día de la Sagrada Familia, luego haber hecho estas diez cuadras caminando detrás de la Cruz de Jesús, pero meditando el misterio de su Encarnación, de su Nacimiento, porque este Año Jubilar es para recordar los 2025 años de su nacimiento. Y no sólo recordamos este acontecimiento, sino que lo celebramos y queremos que sea un año que nos llene de alegría, justamente hemos escuchado durante el camino que el centro de esta alegría será nuestra conversión. Muchos de ustedes se estaban confesando en la Iglesia de San Francisco y han ido percibiendo la importancia de vivir reconciliados para poder recibir la gracia de la indulgencia plenaria, no sólo para un mismo sino también para nuestros queridos difuntos”.
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Indulgencia plenaria
Explicó que la gracia de la indulgencia “se podrá recibir cada día de estos 365 días que tenemos por delante. Para ello tenemos que peregrinar al Santuario de Nuestra Madre del Valle, la Iglesia Catedral, pasando por esa puerta central, estando en gracia de Dios, participando de la Misa, comulgando y rezando por las intenciones del Papa. De esa manera puedo liberarme de todos los castigos que merezco por los pecados que he cometido y de los que me arrepentí y me confesé, y también puedo ofrecerlo por un difunto”. En este sentido, señaló que “el Papa ha dado la posibilidad de que en el día, si hacemos esta misma obra por una segunda vez, puedo ofrecerlo dos veces en el día por un difunto, ya sea un familiar u otra persona”.
“Solamente tendremos alegría si nos reconciliamos con Dios, éste es el sentido de este Año Jubilar”, afirmó, exhortando a que “nos acerquemos a Dios con plena confianza y Él nos va a conceder todo lo que pidamos si cumplimos sus mandamientos”, porque “es nuestro Padre y quiere nuestra salvación, nuestra felicidad”.
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“Recuperar el valor de la familia”
Al referirse a las lecturas bíblicas correspondientes a la fiesta de la Sagrada Familia dijo que “la primera lectura del Libro de Samuel y el Evangelio es un hermoso paralelismo que nos propone la liturgia. Tenemos a Ana y Elcaná, un matrimonio del Antiguo Testamento, quienes eran ancianos y no podían tener hijos. Ana pide esa gracia a Dios, quien se la concede, y el niño que nace se llama Samuel. Y en el Evangelio tenemos a una mamá jovencita -María- que quiere hacer lo que Dios quiera, y será elegida para ser la Madre del mismísimo Hijo de Dios”.
En estos pasajes “vemos hermosas enseñanzas que están en el contexto de la familia”, aseveró enfatizando que “tenemos que recuperar el valor de la familia”, a la vez que observó el rol de “dos varones -Elcaná y José- que acompañan en el silencio, ayudan, cuidan, protegen, así vemos cómo Dios puede ir obrando en el seno de nuestras familias”.
Resaltó que “todo esto es posible si hay fe. Hay fe en Ana, en Elcaná, en María y José, una fe inquebrantable y grande, que la tendremos que renovar a lo largo de este Año Jubilar”.
Más adelante manifestó que “la virtud de la esperanza será el centro de nuestro peregrinar en este Año Jubilar; somos peregrinos de la esperanza, ‘con María, servidores de la esperanza’, ya teníamos ese lema para nuestros 400 años -de la presencia de la Virgen del Valle en Catamarca-”. En esta línea dijo que “junto con Jesús vamos a servir a los hermanos, para que se despierte en ellos la esperanza” y así “vamos a introducirnos en este Año Jubilar de la mano de María, de la mano de José, con este hermoso ejemplo de Elcaná y de Ana”.
Finalmente, rogó “que Nuestro Señor Jesucristo, el Verbo de Dios hecho carne, nos ayude en este camino, que realmente todos queramos ser santos, hermanos de Jesús y servidores de la esperanza”.
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Otros lugares donde se abrirá la Puerta Santa
El Obispo recordó que “mañana, 30 de diciembre, a las 9.00, voy a hacer esta misma celebración en el Servicio Penitenciario, para que los hermanos que están privados de la libertad pagando sus culpas también puedan hacer este camino jubilar a lo largo del año”.
“Y el 1 de enero, día de Maternidad Divina de María, haré esta misma celebración en el Santuario de la Gruta, ya que muchos peregrinan ahí provenientes de distintas partes. Entonces tendremos en la ciudad capital dos lugares de peregrinación para poder realizar esta hermosa obra del Año Jubilar y recibir la gracia de la indulgencia”, indicó, acotando que “el 4 de enero, será la apertura de la Puerta Santa para el Oeste en el Santuario de Belén; y el 10 a la mañana en El Suncho para el Decanato Este, y por la tarde en Piedra Blanca para el Decanato Centro”.
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Ofrendas simbólicas
En el momento de las ofrendas se presentaron el Logo y la Oración del Año Jubilar 2025, una estola de color morado símbolo del Sacramento de la Reconciliación, que fue presentada por un Sacerdote como Ministro de la Misericordia.
También, las sandalias y el bastón, signos del peregrino, ya que la peregrinación expresa un elemento fundamental de todo acontecimiento jubilar.
Finalmente se acercaron los dones del pan y del vino, para preparar la mesa eucarística.
Antes de la bendición final, todos juntos rezaron a viva voz la Oración del Jubileo 2025 y alabaron a la Santísima Virgen María con el canto.
De esta manera, el pueblo que peregrina en la tierra de la Virgen del Valle y del Beato Mamerto Esquiú comenzó a transitar un tiempo de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, siendo peregrinos de la esperanza en el mundo.