lunes, 23 de diciembre de 2024 00:46
Una semanita apenas le queda de vida a este agitado 2024, y llegará luego un año que sin dudas estará políticamente signado por un nuevo proceso electoral, que asoma complejo y diferente. Durante 2025 se desarrollarán las elecciones legislativas en Catamarca y en todo el país, compromiso que exalta los ánimos partidarios y genera toda clase de batallas internas y externas en cada fuerza, con la dirigencia expectante por posicionarse lo mejor posible para la contienda decisiva de 2027. En esta oportunidad, se renovarán 127 de las 257 bancas en la Cámara de Diputados de la Nación y también 24 de las 72 bancas del Senado, aunque en el caso de la cámara Alta nacional no habrá cambios para la representación catamarqueña. En la Legislatura local, se renovarán la mitad de los escaños de Diputados y ocho senadurías.
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Un detalle que hasta aquí parece subestimado, es que la votación será diferente a todas las realizadas en los últimos 40 años, desde la recuperación de la democracia en 1983. La notable novedad será la introducción de la Boleta Única de Papel: la ciudadanía ya no votará con boleta partidaria, sino que por primera vez recibirá de parte de las autoridades de mesa una papeleta en la que deberá marcar a los candidatos que quieran votar. Ningún sector político, al menos en Catamarca, ha puesto atención en el cambio de sistema, y no hubo mensajes didácticos ni ensayos para enseñarle a los ciudadanos como votar. No es un dato menor, sobre todo en lugares como esta provincia, donde gran parte del electorado se moviliza gracias a los aparatos y la logística que arman los propios partidos. Una y otra vez, durante décadas, se armaron batallones de taxistas y remiseros que buscaban a la gente para llevarla a las escuelas sobre en mano, hacerla votar y devolverla a su domicilio con la misión cumplida. Ahora los votos no existirán más tal y como se los conocía. Que surjan a última hora confusiones y sorpresas será casi natural.
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Al margen de esa cuestión, la pulseada partidaria se presume interesante, porque la típica contienda entre oficialismo y oposición, no muestra hoy fronteras claras. Alianzas, matrimonios por conveniencia y rupturas se encuentran en pleno proceso, y será necesario esperar un poco más para tener una cartografía preelectoral más clara. El 3 de agosto se celebrarán las PASO y el 26 de octubre tendrán lugar las elecciones generales que definirán quiénes ocuparán las bancas en el Congreso. Como paso previo y determinante, el 15 de mayo de 2025 tendrán que estar resueltas las coaliciones. Por lo demás, si bien se trata del primer test electoral para el presidente Javier Milei, la desperdigada oposición buscará resolver sus propias incógnitas y descubrir qué tanta fuerza tiene. Y allí termina el juego. Los resultados, como en toda intermedia, no serán definitorios ni decisivos. Alcanza con recordar que Cristina perdió las legislativas en 2009 y ganó la reelección en primera vuelta en 2011; mientras Macri arrasó en las legislativas de 2017, y fue eyectado de Casa Rosada en 2019. Dos años es demasiado tiempo en Argentina como para apurar conclusiones sobre destinos futuros a partir de un escrutinio de escaso interés para la ciudadanía.
El Esquiú.com