miércoles, 11 de diciembre de 2024 01:42
En diálogo con El Esquiú Play, Ramona y su pareja con discapacidad, Miguel, mostraron una angustiante situación que les toca vivir con el desalojo inminente de la vivienda donde alquilaban. La pareja no tiene dónde ir a vivir y solicita ayuda a la comunidad como a las autoridades provinciales para subsanar esta situación.
Esta familia habitaba una vivienda en la zona sur de la ciudad, tras 20 años de alquilarla, los propietarios decidieron no alquilarle más y le notificaron el desalojo con dos días de anticipación.
“Más allá de que la casa no es mía, el señor no me quiere seguir alquilando”, expresó la mujer y recordó que lleva inscripta en el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) desde hace 20 años: “Las veces que iba las veces que me decían que se perdían los expedientes, que no están, se volvían a hacer”, expresó y mostró los documentos con los números de expedientes de distintos años y las diferentes notas que le realizó pidiendo que velen por su situación.
“No tengo a donde ir, prácticamente estoy en la calle”, dijo la mujer que tiene hasta este miércoles para salir de la vivienda con todas sus pertenencias.
Asimismo, aseguró no contar con los medios económicos suficientes para conseguir una nueva vivienda: “Hay una casa que me piden dos mese de alquiler, un mes de depósitos, con garante y no cuento con todo eso porque la jubilación de Él (por su pareja) es de $370 mil y gasto $180 mil en medicamentos y todos los meses le tengo que hacer estudios”.
De igual manera, señaló que la condición de Miguel nunca fue un motor de ayuda: “Nunca conseguí por intermedio de la discapacidad de Él una vivienda, porque me decían que no soy casada, al ser concubina no me pertenece nada y al tener hijos mayores no me pertenecía una vivienda”.
“Estoy pidiendo la colaboración de alguien para una vivienda”, suplicó Ramona.
Por otro lado, comentó que su pareja trabajó 43 años de servicio como empleado de Casa de Gobierno: “Yo acudí siempre a las autoridades en la provincia y nunca conseguí nada”.
La vivienda debe estar adaptada porque Miguel depende de silla de ruedas: “No es cualquier vivienda, necesitamos algo que esté adaptado para él, no podemos ir a cualquier lugar”, indicó Ramona.
“Que no hagan la vista gorda”, manifestó la sobrina, y añadió: “Es una situación que es feísima, creo que ahora le toca a ella pero se a quien sea que toque esta situación es horrible por donde se lo mire”.
“Ella está pidiendo lo justo, hace muchísimos años que viene con la documentación encima, alguien del gobierno que venga y lo colabore”, agregó.
La familia pide que se difunda la situación para que, a través de la solidaridad de la ciudadanía, puedan acceder a un alquiler o, al menos, encontrar un techo mientras se resuelve su situación. Ramona ha compartido sus números de contacto para quienes puedan ayudar o brindar información sobre viviendas disponibles: 3834-98-7233 o 902518.