sábado, 28 diciembre, 2024
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Colapinto, a domicilio: el doble que es furor en redes y lanzó su emprendimiento a puro humor

Empezó como un juego y se transformó en fenómeno viral altamente monetizable. Un chiste de Tik Tok cambió la vida de Emiliano Oberndorfer, ahora «Colapa». El doble de Franco Colapinto no confundirá a magnates de los circuitos de Bahréin, Australia, China o Mónaco, pero al menos regala ilusiones desde Mar del Plata hasta La Matanza.

El canto característico al hablar, la seguridad corporal, los ademanes, la forma en que pestañea o sea arregla el cabello. Oberndorfer trató de escanear cada particularidad del piloto de Pilar y ahora es boom con su microemprendimiento. Presencia «estelar» en fiestas corporativas, cumpleaños, casamientos, divorcios.

Colapinto versión cantante de cumbia, Colapinto y sus Meet and Greet para marcas que agasajan a usuarios, Colapinto modelo subido a bólidos de concesionarias. Hay un falso Franquito disponible a gusto y piacere del cliente.

Cantante, actor, DJ, su sketch no es más que un simpático modo de facturar en tiempos de crisis. Su foco, asegura, no está puesto en perpetuarse como imitador del piloto, sino en seguir ensanchando ese currículum que incluye trabajos para Disney XD y musicales de Broadway en Buenos Aires, como A Chorus Line.

Su acercamiento al personaje que estalló en redes fue «accidental». Su amiga Tamy subió un video de él emulando a Franco a pura seducción con una periodista brasileña y la escena llegó a un millón de reproducciones. Tanta avidez del público puso en bandeja un prometedor nicho comercial.

«Hace un año me venían diciendo que era parecido, pero en ese momento a Franco no lo conocía nadie», detalla el muchacho que probó un año con la carrera de Administración de empresas, pero decidió jugársela cuando ganó una beca en la escuela de Julio Bocca. A los tres meses ya fue seleccionado entre 1.500 aspirantes para la obra Lord, el musical, de Pepito Cibrián.

Nacido en Parque Patricios, ciudadano de Mar del Plata desde los dos meses, 28 años, nació en épocas inolvidables de Michael Schumacher, Jacques Villeneuve, Mika Häkkinen y del británico Damon Hill como campeón aquel año de la F1 (1996).

Obern, nacido en Parque Patricios, criado en Mar del Plata. (Foto: Maxi Failla).

Decidió cortar deshacerse de seis de las once letras de su apellido alemán y rebautizarse artísticamente como «Ober». Pudo vérselo en una publicidad peloteando en un potrero para un aviso de una famosa marca deportiva y participó de la serie biográfica Senna (Netflix). Con barba y bigote, grabó en la ciudad de Balcarce, en la piel de un periodista especializado en carreras automovilísticas.

«Pasaron cosas muy locas en mi vida antes de esto», cuenta a puro sudor, apretado dentro del traje blanco de piloto que mandó a confeccionar a una modista entrerriana. «En cuarentena estudié para ser DJ, me tenías que ver con barbijo. Fue inesperado, pero ddespués de que Argentina ganara el Mundial de Qatar, se produjo mi debut como Disc Jockey en Arabia Saudita, en un show para el que fui convocado junto a expertos en Freestyle, bikers, rodeado de pantallas de 14 metros y a cinco metros de altura», se ríe.

«También llegué a actuar en Roma, en una obra religiosa sobre la vida del sacerdote Faustino Miguez, Las fórmulas de la vida. Fueron veinte funciones en Italia, además de gira por España, y Chile».

Como Juan Tomás Martin, el doble de Lionel Messi que era vendedor ambulante y fue invitado a Qatar como modelo de esa marca de aire acondicionado que promueve «tenés un aire», Obern forma parte del disparatado «sindicato» argentino de «gemelos», con el falso Diego Maradona (Escolástico Berto Méndez) a la cabeza, un habitué de Caminito, La Boca, que fascina a los turistas.

Emiliano Obern, actor, cantantey DJ y ahora doble de Colapinto. (Foto: Maxi Failla).

Cuando estaba al mando del negocio marplatense de su familia, La esquina de las ruedas, Emiliano sabía que esa usina de ruedas para carros, carretas y muebles era apenas un refugio laboral temporal. «Qué delirio es mi vida», se agarra la cabeza, mientras recapitula.

«Después de estudiar en lo de Bocca, durante la pandemia me alejé de lo artístico y volví a negocio de mis padres, referentes del rubro de asesoramiento, venta y colocación de ruedas pero no para autos. Hasta que un día pensé que no me podía escapar del arte, que soy bueno en lo que hago. Recordé una frase que me dijo Ricky Pashkus, ‘el artista no es el que se esfuerza en serlo sino el que no puede huir de eso‘. Yo me broto en un escenario. Ahí tengo la chispa».

Con un pasado de tributos a Luis Miguel, este todoterreno dispuesto a todo para que lo conozcan, alguna vez se presentó en el programa de Guido Kaczka con tanto éxito que varios de los fans club de Luismi lo esperaron a la salida para darle el visto bueno para esa misión. Terminó integrando una banda impulsada por los productores de Agapornis en fiestas en el Hilton y otras cadenas.

Vendedor de ilusiones. Con traje y actitud, aunque muchos no le vean más que un aire. (Foto: Maxi Failla).

-¿Lo correcto es decir que sos un doble, un imitador, un parodiador?

-Lo que hago es una imitación del personaje con mis herramientas de actor. Algunos intentan hacer una imitación, pero no son parecidos. Yo soy un doble. Por ahora no hay otro que hago esto.

-¿Qué tan parecido te ves?

-Un 8. Y con el traje, un 9. La asociación de la gente es instantánea.

-¿Pudiste hablar con la familia Colapinto, cómo manejás el tema de la autorización?

-Franco puso un Like a mi historia y los videos sé que se los enviaron al padre. Ellos ya están al tanto de quién soy. Es todo con total respeto, yo no voy a robar su identidad. Sueño con conocerlo y con ser quien algún día protagonice su biopic.

-¿Este rol no puede ir en detrimento de tu carrera actoral?

-No, el desafío como actor es constantemente perfeccionar el personaje, obligándome todo el tiempo a improvisar y crear situaciones. Sí lo considero un personaje que va a trascender más que otros. Tarde o temprano voy a terminar despegándome.

Las parodias de Emilaino Obern como Colapinto.

Mientras disfruta de estas mieles que pueden tener fecha de vencimiento, @nosoycolapinto en Tik Tok y @emiobern en Instagram no rechaza ninguna changa. Mandó a coser un segundo traje, ahora legítimamente antiflama, y maneja increíbles máquinas que le prestan las marcas más top de la industria automotriz. «Manejo muy bien», advierte como para sumar cualidades al personaje. «Acabo de bajarme de un Jeep que me prestaron para andar por la playa».

Sin tener garantizada la continuidad en la Fórmula 1 al cierre de esta edición, la agenda 2025 de Franco -el original- es un enigma. La de Emiliano, en cambio, no. «Voy a mudarme otra vez a la ciudad de Buenos Aires, a donde viajo cada semana por tanto trabajo. Y ya tengo compromisos, como una despedida de soltero en enero, a la que llevo un show con cuatro temas, alguno de Ke personaje, Luck Ra, La Konga, Ráfaga o Luismi», saca pecho. «¿La contratación más loca? Una publicidad para un estudio de abogados. Soy recontra versátil y si esto un día esto se pincha sé bien cómo reinventarme».

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