viernes, 6 de diciembre de 2024 01:47
Un jubilado de 70 años se roció ayer con nafta e intentó prenderse fuego en el interior de la sede del PAMI en la ciudad de Córdoba, cuando intentaba realizar un trámite en la obra social para solicitar la cobertura de los medicamentos. La situación se desató en el contexto de cambios drásticos que perjudican a jubilados en la cobertura de medicamentos implementados por el gobierno de Javier Milei. El propio delegado del PAMI en esa sede cuestionó la implementación de los cambios en la cobertura de medicamentos: “Esto se tendría que haber planificado mejor. Primero reempadronar a los afiliados y después hacer el corte. La comunicación no ha sido fluida y los jubilados llegan con mucha ansiedad”. Al hombre que intentó quemarse lo habían rechazado varias veces, exigiéndole más y más trámites. Se requiere un formulario, volver al médico de cabecera, volver al PAMI, todo complicado para personas que tienen dificultades para movilizarse, más si el médico está atendiendo, y cada vez hay más demandas y demoras.
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El arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Rossi, cuestionó duramente la medida oficial y la calificó como una “eutanasia encubierta”. Rossi, que el año pasado fue nombrado cardenal por el Papa Francisco, viene advirtiendo sobre la situación, al punto que meses atrás encabezó una misa para que se garantice la provisión de medicamentos. “Cuando una norma prescinde de la persona, en este caso nuestros jubilados que compran cien gramos de carne a la semana como para incorporar carne a la dieta y que compran medio pimiento en las verdulerías, da la sensación de que quién pensó esto no pisa la tierra. Hay medicaciones con las que está en juego la salud y la vida, por lo tanto de alguna manera es la opción por la muerte, aunque suene medio monstruoso, pero la realidad es así. Porque entre comer y medicarte, tenés que optar por comer un poco y eso implica sacrificar medicamentos necesarios, para algunos imprescindibles. Entonces a la larga es una especie de eutanasia disimulada. A la larga hay muerte. Y bueno, al morirse no podrán cobrar la jubilación, con lo cual se liberan también de algunos”, ironizó.
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La crueldad naturalizada por el Gobierno, que para los jubilados sólo gastó en gases y represión, no es casual. Es un problema de concepción ideológica, que traduce a la realidad las máximas del capitalismo más salvaje. Es la idea clásica estadounidense que tanto fascina al presidente, la lógica de los tiburones que crecen devorando al resto, donde el más fuerte está para aplastar a los más débiles. No existen los principios de solidaridad ni de tender una mano. Lo dijo Milei claramente: “la justicia social es una aberración”. El martirio que enfrentan los adultos mayores, pacientes oncológicos, pacientes con padecimientos crónicos, a las personas que están manejando el país les importa poco y nada. Prefieren gastar fortunas dedicando millones a subir dibujitos de leones y otras imbecilidades en redes sociales. Si los jubilados se mueren es problema de ellos. Una visión inhumana y repugnante. Cuando Milei prometía terminar con la casta, pocos interpretaron que se refería a esto.