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De acuerdo a lo informado por el Diario La Nación, la senadora nacional por Catamarca Lucía Corpacci pidió ayer que le acercaran el dictamen que busca llevar a Ariel Lijo a la Corte Suprema y sumó su firma. Se trata de una jugada sorpresiva y una señal del peronismo a una semana de que culminen las sesiones ordinarias en el Senado: Corpacci fue la segunda en la lista del PJ que encabezó Cristina Kirchner y que luego fue proclamada para conducir el partido.

La candidatura de Lijo necesita nueve firmas en la Comisión de Acuerdos para poder pasar al recinto, donde requiere, a su vez, dos tercios de los votos para conseguir el acuerdo definitivo.

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En La Libertad Avanza mantienen el dictamen de Lijo bajo sin revelar cuántas firmas tiene el papel.

El otro candidato de Javier Milei a la Corte Suprema es el catedrático Manuel García Mansilla, de perfil conservador y más alineado con el ideario libertario. Pero él está mucho más lejos que Lijo: a esta altura, solo tendría cinco de las nueve firmas en la Comisión de Acuerdos.

Si en los días que quedan de actividad los pliegos de Lijo y García-Mansilla no prosperan en el Senado, la Casa Rosada podría avanzar con una solución extrema, que consiste en nombrar a ambos candidatos a la Corte por decreto, en comisión y durante un año, período en el que deberían obtener el acuerdo del Congreso.

Hoy falta una semana de sesiones ordinarias y habrá que ver si el Poder Ejecutivo convoca a extraordinarias e incluye a los dos pliegos a la Corte dentro del temario. Las gestiones políticas para obtener los dictámenes -y, luego, para juntar los dos tercios del Senado- están encabezadas por el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, un hombre del riñón del estratega Santiago Caputo. Ayer, de hecho, se lo vio al funcionario caminar los pasillos de la Casa Rosada en el ala donde tiene oficina el asesor presidencial.

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