La escena es icónica. La actriz Alba Flores incumplió, a propósito, una regla básica de filmación y miró fijamente a la cámara. “Empieza el matriarcado”, dijo Nairobi, su personaje en la serie La Casa de Papel. Los recientes juramentos en el Poder Judicial volvieron a marcar un importante precedente. A través de los concursos de la Comisión Evaluadora para la Selección de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial se cubrieron varios cargos en distintos fueros y en el Fuero Penal las mujeres volvieron a destacarse.
Al margen de la cuestión del cupo, es importante señalar que los concursos pusieron en valor la idoneidad de estas aspirantes. De los concursos para cubrir cargos en el Fuero Penal, en tres de estos quienes quedaron en primer lugar en el orden de mérito fueron mujeres.
Paola González Pinto resultó primera en el Concurso 08/2024 con 71,62 puntos, para la Fiscalía de Instrucción de la Primera Circunscripción Judicial. No sólo cuenta con carrera dentro de este fuero sino que además había participado en otros concursos, con destacados resultados. Cynthia Romero fue confirmada como fiscal del Juzgado Correccional de Primera Nominación. Obtuvo el primer lugar, con 86,58 puntos, en el Concurso 04/2023. También con carrera en este fuero, venía desempeñándose en este cargo en comisión.
Ana Daniela Barrionuevo es la flamante jueza de la Cámara de Sentencia en lo Criminal de Primera Nominación. Con 78,54 puntos obtuvo el primer lugar del Concurso 01/2023. También es una funcionaria con carrera. Se inició en el Juzgado de Ejecución Penal, fue secretaria de Fiscalía de Instrucción y del Juzgado Correccional de Tercera Nominación y fue designada en comisión como fiscal en las Cámaras de Sentencia en lo Criminal de Primera y de Segunda Nominación. Con su designación, que es un hito, este Tribunal volvió a contar después de 30 años con la integración de una mujer. Entre 1992 y 1994, la jueza Mercedes Cabrera de Buenader fue magistrada en esta Cámara.
Durante tres décadas, esta Cámara de Sentencia en lo Criminal fue un triunvirato. Sólo en algunas situaciones fue conformada por juezas, quienes fueron citadas por alguna subrogancia, como la jueza de Ejecución Penal de Primera Nominación Elizabeth Cabanillas.
Las mujeres vienen destacándose en los últimos años. La Cámara de Sentencia en lo Criminal de Tercera Nominación es la más reciente en cuanto a su creación. Fue creada hace casi 15 años y sus magistrados concursaron los cargos. Patricia Olmi –también funcionaria con una importante carrera judicial- quedó ternada en el concurso y fue designada como jueza para integrar este Tribunal. En noviembre del año pasado, Alejandra Antonino fue designada como fiscal Penal de Violencia Familiar y de Género. Con 72,45 obtuvo el primer lugar en orden del mérito del Concurso 08/2021 para el cargo en cuestión.
En el último lustro, la jueza Elena Berrondo Isí también ganó el concurso para el Juzgado de Ejecución Penal de Segunda Nominación –actualmente integra la Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Exhortos y fue subrogante en Cámara de Sentencia-. Previamente, fue secretaria en Cámara de Sentencia. La jueza de Control de Garantías de Segunda Nominación Cecilia Mas Saadi también concursó su cargo y la jueza de Control de Garantías, Laboral y Menores integró en alguna oportunidad la Cámara de Sentencia Penal Juvenil.
Del otro lado de la vereda, la defensora Penal Oficial Florencia González Pinto también ganó el concurso pertinente para desempeñarse en ese cargo. En el Fuero Federal, Mariana Vera concursó para desempeñarse en la Defensoría de Víctimas. En la provincia había realizado una larga trayectoria en el ámbito Penal. Se inició como delegada judicial, fue secretaria y defensora oficial.
La participación de mujeres en los concursos también se destaca en otros fueros pero el Fuero Penal tiene la particularidad de ser tildado como un fuero para hombres. Por ello, se debe poner énfasis no sólo en la designación de mujeres sino también en su participación en estos concursos. Ellas demostraron idoneidad con muy buenos resultados.
Pionera
El “cupo femenino” en el Poder Judicial se inició con Juana Vaccaroni. Ella fue la primera abogada de la provincia. En 1946 ingresó al Poder Judicial de Catamarca y comenzó a dejar huellas. Se desempeñó como secretaria, defensora y fue la primera jueza. Se convirtió en la primera mujer integrante de la Corte de Justicia de Catamarca –cuando por entonces estaba integrada por tres ministros- e, incluso, llegó a ejercer la presidencia del máximo tribunal catamarqueño.
Luego, llegaron otras mujeres. Amelia Sesto de Leiva fue la segunda ministra de la Corte de Justicia catamarqueña. Con el correr de los años y la ampliación del máximo tribunal de Justicia, se sumaron Vilma Molina, Fabiana Gómez, Fernanda Rosales Andreotti y Verónica Saldaño.
También merece un reconocimiento Nelly Azucena Flores, una abogada catamarqueña que hizo carrera en Río Negro. Algunos testimonios dieron cuenta de que Nelly fue amiga y –hasta se animaron a asegurar- “discípula” de Juanita Vaccaroni. No es descabellado. Ambas mujeres fueron adelantadas a su época.
En esa provincia sureña llegó a ser ministra de su Corte de Justicia. Una vez jubilada, regresó a Catamarca y lejos de dedicarse a descansar, continuó trabajando. Se puso en contacto con los ministros de la Corte de Justicia catamarqueña. “Los jueces deben aprender y capacitarse para poder enseñar a sus colegas y los empleados”, fue su idea. Con pocos recursos pero con gran predisposición, la magistrada sembró la semillita de la importancia de la capacitación. Con el correr del tiempo, dio sus frutos. A principios de 1999, la doctora Nelly Flores, en su condición de Consultora de la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de la República Argentina, había presentado un trabajo con las bases para la creación de la Escuela de Capacitación Judicial. Con fecha del 1 de septiembre de 1999, se concretó su tan ansiado sueño. Por Acordada Nº 3687, la Corte de Justicia de Catamarca creó la Escuela de Capacitación Judicial para Magistrados y Funcionarios, con el objeto de acrecentar la idoneidad de tales mediante la realización de seminarios o cursos necesarios para tal fin. La magistrada Nelly Azucena Flores fue designada como coordinadora general.
Contexto
“Yo soy yo y mi circunstancia”, es la célebre frase del filósofo español José Ortega y Gasset. A principios del Siglo XX, en Ateneo de Madrid explicó que cada generación se caracteriza por una sensibilidad oportuna y con esta perspectiva mira el mundo y la vida.
A diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos, en el Poder Judicial los cargos se concursan. Por ello, que las mujeres resulten primeras en orden de mérito y sean designadas –el gobernador tiene la facultad de elegir a los aspirantes aprobados y el resultado del concurso no es vinculante- es un reconocimiento a su capacidad. Ellas ocupan un lugar por su idoneidad y esto merece un reconocimiento. Magistradas y funcionarias judiciales llegan a sus cargos con una carrera realizada y luego de haber concursado.
Lastimosamente, la portación de apellido suele ser moneda corriente en la designación de algunos cargos en otros ámbitos, sobre todo en el mundillo político. Ser “la esposa de” suele ser el primer atributo para ocupar un espacio de poder –con toda la responsabilidad que ello implica-. Tal vez, los tiempos están cambiando y ya no se hablaría de “la esposa de” sino “del marido de”.
Juanita Vaccaroni abrió el camino y dejó un legado. Hoy hay una nueva camada de magistradas y funcionarias judiciales reconocidas por su idoneidad ocupando cargos de poder. Aún hay mucho camino por delante para seguir dejando huellas.
(Por Basi Velázquez, periodista de Judiciales de Diario El Ancasti)